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Los últimos dardos de María Alejandra Benavides en caso Ungrd

La exasesora del Ministerio de Hacienda y testigo clave de la justicia declaró ante la Corte Suprema de Justicia contra el senador Julio Elías Chagüi. Allí volvió a reiterar sus acusaciones contra dos poderosos exministros: Ricardo Bonilla y Luis Fernando Velasco.

Juan David Laverde Palma y Redacción Judicial

28 de septiembre de 2025 - 07:00 a. m.
María Alejandra Benavides y Julio Elías Chagüi, Ricardo Bonilla y Luis Fernando Velasco.
Foto: Archivo particular
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María Alejandra Benavides, testigo clave en el expediente de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), ratificó el pasado 4 de agosto en una detallada declaración ante la magistrada Cristina Lombana, de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, sus señalamientos contra los exministros de Hacienda y de Interior, Ricardo Bonilla y Luis Fernando Velasco, respectivamente, así como contra el congresista del Partido de La U, Julio Elías Chagüi. Todos siguen sosteniendo que jamás cometieron ningún delito en relación con el saqueo a esa entidad, pero la última versión de Benavides en poder de El Espectador parece revelar lo contrario. La testigo, que tiene un principio de oportunidad con la justicia, aseguró que Velasco y Bonilla hicieron gestiones para presuntamente favorecer al parlamentario con un proyecto por más de $28.141 millones en Sahagún (Córdoba).

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La génesis de su delación arranca en septiembre de 2023, cuando asumió como enlace con el Congreso del Ministerio de Hacienda, cargo que hasta entonces manejaba Andrea Ramírez Oliveros, quien salió a licencia de maternidad. Según Benavides, Andrea Ramírez le informó que esa oficina estaba dividida en dos partes: la primera era pública y sin misterio, esto es, hacerle seguimiento a los proyectos de interés del ministerio en el Congreso; la segunda era secreta y nadie podía mencionar estas dos palabras: “cupos indicativos”. La declarante señaló que hasta esa primera conversación con Ramírez escuchó esa expresión, que ella describió como una forma de “garantizar las relaciones entre el Ministerio de Hacienda y los congresistas”. Ramírez le dijo: “Esta es una herramienta con la cual se garantiza gobernabilidad, y la gobernabilidad se manifiesta en quórum y votaciones”.

María Alejandra Benavides entró en detalles: “Cuando Andrea me habló de los cupos y me habló de estas formas de garantizar gobernabilidad, ella también me dijo que había tres características necesarias para que se diera un cupo indicativo. La primera era la autorización explícita del ministro de Hacienda y Crédito Público, Ricardo Bonilla. La segunda era que (los congresistas) me dieran montos y la tercera era que me dieran las entidades o caminos a través de los cuales se hacían estos cupos indicativos”. Para ello explicó que había una tabla de Excel que registraba los nombres de los parlamentarios, sus proyectos y sus costos, y que Andrea Ramírez la actualizaba permanentemente. Un cuadro que, según le dijo Ramírez, tenía la autorización y seguimiento de Ricardo Bonilla, y en donde aparecía una entidad en concreto que en 2023 se usó para estos fines: el Instituto Nacional de Vías (Invías).

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Ricardo Bonilla, exministro de Hacienda, renunció al cargo en diciembre de 2024.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos

Benavides precisó que esas palabras “cupos indicativos” solo se mencionaban en escenarios muy privados y bajo el entendido de que solo así el Gobierno podría sacar adelante sus proyectos en el Congreso. Una declaración que coincide con la del exdirector de la Ungrd, Olmedo López, quien categóricamente detalló ante la justicia que, por orden de Carlos Ramón González, exdirector del Departamento Administrativo de la Presidencia, necesitaban comprar a congresistas para lograr las iniciativas del Ejecutivo. María Alejandra Benavides relató que el 18 de septiembre de 2023 debutó en estas lides en una reunión en el Ministerio del Interior a la que asistieron Bonilla y Velasco, y los asesores Jaime Ramírez Cobo y Fernando Henao. Uno de los temas que se tocó fueron las elecciones regionales de octubre de ese año. Fue ahí cuando Velasco les dijo que había que garantizar las relaciones con la Comisión Primera del Senado.

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“Entonces (Velasco) le dice al ministro Ricardo Bonilla: ‘Ricardo, por favor, que la niña’, y se refirió a mí, ‘atienda al senador Julio Chagüi’. A lo cual el ministro dice ‘vale, okey’”. Ese mismo día, el asesor de Velasco, Fernando Henao, le escribió a Benavides: “‘¿A dónde llevamos al senador Chagüi? ¿Al tercer piso o cómo lo manejamos?’. En horas de la tarde, en efecto, llega Fernando Henao con el senador Julio Chagüi. Yo estaba en el despacho del ministro de Hacienda y le informé y me dijo: ‘Claro que sí, atiéndelo’”. Fue la primera vez que Benavides se enfrentó a esta realidad política. “Entonces, el senador me dice que tiene dos temas. Uno al interior de la Ungrd y otro al interior de Invías”, relató la testigo, y añadió que en ese momento no sabía que desde esa entidad también se dieran esos cupos indicativos. En cambio, sobre Invías sí sabía porque Andrea Ramírez le había contado.

Tras esa charla, Benavides le contó a su jefe, el ministro Bonilla, que Chagüi le había contado que estaba gestionando tres proyectos por el Invías. La respuesta de Bonilla habría sido la siguiente: “Okey, te autorizo a recibirlos”. Incluso habló de un chat con Bonilla en el que “yo le digo: ‘El senador Chagüi quedó de entregarme los tres proyectos mañana’”. Ahí empezó un cruce de mensajes entre Benavides y Chagüi para que este último le hiciera conocer el detalle de los proyectos que estaba gestionando, pero la coyuntura enredó el encuentro pues, por esos días, se estaba votando el Presupuesto General de la Nación. A pesar de los contratiempos, según Benavides, Chagüi le pasó los proyectos y pocos días después empezó a preguntar sobre sus avances. Andrea Ramírez ya le había dicho cómo proceder con respecto a la actualización de la tabla de Excel. Benavides marcó la casilla como “Comisión Primera”.

El exministro del Interior estuvo estaba semana en la Dijín de la Policía en una diligencia de arraigo.
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos

Al ser preguntada por qué utilizó ese nombre y no el del congresista, señaló: “Porque en más de una ocasión el senador de manera verbal me hizo saber que él representaba a ciertos congresistas de la Comisión Primera del Senado”. La magistrada Cristina Lombana preguntó si Benavides tenía los documentos que le había entregado Chagüi sobre los proyectos, pero la testigo explicó que Ramírez le había dado una instrucción perentoria sobre el manejo de esos papeles: “A mí Andrea me dijo: ‘Tú los coges, alimentas el recuadro y los rompes, los botas o lo que sea porque debe ser confidencial’”. La principal testigo contra Ricardo Bonilla añadió que su exjefe solía pedirle de manera regular, “y esto lo va a encontrar en los chats”, que le pasara la tabla de cómo estaban los cupos indicativos. Benavides insistió en que Luis Fernando Velasco era el más interesado en que se le cumpliera al congresista Chagüi.

En ese momento de la diligencia, la testigo manifestó que Ricardo Bonilla tenía en el Invías a una persona de toda su confianza “para estos temas”. Se refería a Juan José Oyuela. “Mi tarea era pasarle la información de la tabla a Juan José Oyuela en Invías y alimentar la tabla por parte de los congresistas, una vez el ministro me hubiera dado la autorización y la orden explícita de ingresar en esta tabla la información”. En palabras castizas, Benavides iba poniendo al tanto a Oyuela de los cupos indicativos en el Invías, aprobados supuestamente por Bonilla. Pero algo pasó porque el “chorro” de esa entidad se cerró. “Yo tuve una serie de reuniones con Juan José Oyuela y también chats de WhatsApp. Oyuela me decía que había un problema con el Invías. Andrea Ramírez también me lo manifestó cuando me entregó la tabla y me dijo que había una nueva directora, y que esa señora no daba el ‘okey’”, dijo Benavides.

Se refería a Mercedes Gómez, quien renunció al cargo en febrero de 2024, a escasas dos semanas de que estallara el escándalo de los carrotanques en la Ungrd que destapó el peor caso de corrupción durante la administración de Gustavo Petro. Benavides aseguró que a finales de septiembre de 2023 Bonilla le pidió la tabla de Excel, y que ya estaban ahí los tres proyectos de Chagüi, que eran conocidos como “los Córdobas”, en referencia al departamento del Congresista. A partir de ahí, según Benavides, todo el tiempo Chagüi le preguntaba qué había pasado con sus proyectos. “Muchas veces le manifesté (a Chagüi) que la directora (del Invías) no había dado el ‘okey’ y que yo no sabía qué más podía hacer porque eso estaba fuera de mi control”. El 5 de diciembre de 2023, añadió la testigo, el ministro Velasco la buscó y le dijo: “Quiero saber qué ha pasado con los temas de Chagüi”.

Aparentemente, los problemas en el Invías para sacar esos cupos indicativos hicieron que el gobierno buscara la Ungrd para tramitarlos. Los tiempos coinciden con la directriz de Carlos Ramón González y las reuniones en la Casa de Nariño, que Olmedo López calificó como “el cónclave”, en donde se habría trazado esta ruta de corrupción. Precisamente Benavides resaltó que entre el 5 y 7 de diciembre, el senador Chagüi le contó que estaba hablando con el ministro Velasco sobre esos temas y le pidió que le ayudara también con Olmedo López en la Ungrd. Hay varios chats que entregó la testigo de esas gestiones. Paralelamente, Benavides lidiaba con la viabilización de tres proyectos por $92.000 millones en los que supuestamente tenían interés seis congresistas de la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público que hoy están procesados por la Corte Suprema.

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De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Wadith Manzur (Partido Conservador), Liliana Bitar (Partido Conservador); Juan Pablo Gallo (Partido Liberal); Karen Manrique (Curul de paz); Julián Peinado (Partido Liberal); Juan Diego Muñoz (Alianza Verde).
Foto: Archivo

Olmedo López declaró contra Chagüi. De hecho, fue por la Ungrd por donde se estaban gestionando los recursos para el congresista, tal y como había pedido Luis Fernando Velasco. Ante la justicia, López contó que Velasco, en un encuentro el 4 de diciembre de 2023, le dijo que “había que cumplirle a unos congresistas de la Comisión Primera del Senado en un acuerdo, que eran votos por contratos, y que el vocero que representaba a esos congresistas era Julio Elías Chagüi”. Recientemente también testificó Sneyder Pinilla, mano derecha de Olmedo López. Ante la Corte manifestó que en esa época su jefe le dio la orden de entregarle un contrato a Chagüi en Sahagún (Córdoba) por $28.141 millones. Para ello el senador le dio el contacto del secretario de infraestructura de esa ciudad para coordinarlo todo. El contrato, sin embargo, no alcanzó a salir porque estalló el escándalo de los carrotanques y todo se cayó.

Esta semana el exministro Velasco estuvo en la Dijín de la Policía en una diligencia de arraigo, un procedimiento que, en teoría, es la antesala de una posible imputación de la Fiscalía, aunque él sigue insistiendo en su inocencia. Igual que Bonilla. El Espectador consultó al senador Chagüi, quien aseguró que está tranquilo porque, en su opinión, ni Benavides, ni López, ni Pinilla hablaron de la comisión de delitos en su caso. “Ninguno de los tres dijo que yo los presioné para que me entregaran algo. Todo lo que hice fue legal y se enmarca en mi gestión como congresista. Mi único interés fue buscar la solución a un problema real que había en Sahagún por las inundaciones en la ciudad y el alcalde me pidió ayuda. Yo toqué las puertas de esas entidades públicas en búsqueda de solucionar el problema. Pero tocar la puerta no es un delito”, sostiene el senador Chagüi.

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Sobre su visita al despacho del ministro Velasco, el congresista confirmó que sí estuvo el 4 de diciembre en el ministerio, pero que no tiene nada que ver con lo que se discutió en el “cónclave” de ese día. “No me interesa ni quiero saber qué dijeron en esa reunión. Dicen que ahí dan la orden de atenderme. Mi verdad es que yo fui ese día a pedir una cita con Olmedo López. Ni siquiera le digo para qué es la cita, y eso es normal”, explicó. Sobre sus comunicaciones con María Alejandra Benavides, el senador manifestó que habló durante seis meses con ella para saber en qué iba el proyecto, pero “nunca la presioné a nada. Mis chats con ella han sido sacados de contexto. Yo estoy tranquilo, creo en la justicia y creo que los magistrados van a leer las declaraciones y se van a dar cuenta que lo que yo estoy diciendo hoy públicamente es la verdad”, concluye el congresista.

Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

Por Juan David Laverde Palma

Periodista de la Unidad Investigativa de Noticias Caracol y colaborador del diario El Espectador. Periodista y magíster en Estudios Políticos.@jdlaverde9jdlaverde@caracoltv.com.co
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