Ricardo Sabogal, el funcionario más investigado por la Procuraduría de Ordóñez

En los últimos tres meses, la Procuraduría abrió tres expedientes contra el hombre que se ha opuesto férreamente al procurador Ordóñez en la política de restitución de tierras. Sabogal se defiende.

Diana Durán Núñez
10 de agosto de 2016 - 10:05 p. m.
Ricardo Sabogal, director de la Unidad de Restitución de Tierras, ha defendido la transparencia con la que se ha actuado en esta dependencia. / Archivo El Espectador
Ricardo Sabogal, director de la Unidad de Restitución de Tierras, ha defendido la transparencia con la que se ha actuado en esta dependencia. / Archivo El Espectador
Foto: Oscar Alberto Perez Lopez

Ricardo Sabogal pasó 18 años de carrera pública sin lidiar con investigaciones en su contra. Hasta ahora, que apareció como uno de los altos funcionarios del Gobierno más investigados por la Procuraduría. A falta de uno, ya acumula tres expedientes disciplinarios en su contra: uno que se abrió el pasado 22 de julio a raíz de un convenio que su entidad pactó con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM); otro que se inició el 25 de abril de este año y que también es preliminar, por no suspender a un director territorial; y un tercero abierto en junio, relacionado con uno de los procesos más sonados de la Unidad de Restitución de Tierras (URT): el del investigado magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt.

El caso que involucra a la OIM se abrió contra Sabogal, la secretaria general de la URT, Ángela Forero; el coordinador del grupo de gestión administrativa, Jaime Munévar Espitia, y el coordinador de proyectos productivos, Daniel Rubio Jiménez. Según se lee en el pliego de cargos, Sabogal supuestamente cometió irregularidades al haber firmado con la OIM el convenio de cooperación y asistencia técnica Nº 176 de 2012 por $4.355 millones, cuyo propósito era asesorar a familias beneficiarias de la restitución de tierras en la ejecución de proyectos productivos.

La Procuraduría concluyó que como la URT había aportado el 92 % de los recursos, ese convenio debía haberse regido por la Ley de Contratación (la Ley 80 de 1993). Es decir, que era necesario convocar a una licitación pública en vez de firmar el contrato directamente con la OIM. Reprochó también que con la OIM, según las normas, sólo se podía contratar de forma directa para “apoyo educativo”. Para la Procuraduría, asesorar a familias desplazadas para que puedan implementar proyectos sostenibles no tiene nada de educativo. En resumen, Sabogal, manifestó la Procuraduría, quebrantó el principio de transparencia.

“En la celebración de convenios con ese tipo de organizaciones, la Unidad de Restitución ha cumplido fielmente la ley y mostraremos todas las pruebas de que esos contratos fueron celebrados en atención a la normatividad que los regula”, dijo Ricardo Sabogal a este diario. Sabogal, de paso, recordó un dato que considera esencial: en la demanda ante la Corte Constitucional por el Acuerdo de Cooperación entre la OIM y Colombia, en 2011, Ordóñez lo respaldó: “El objeto principal del Acuerdo es proteger los derechos humanos de los migrantes” o, en este caso específico, de los desplazados.

Ricardo Sabogal dice que lo que se buscaba con el convenio Nº 176 con la OIM era precisamente lo que Ordóñez argumentó ante la Corte Constitucional hace cinco años: “Mejorar su calidad de vida (de los desplazados) por medio del diseño y la ejecución de programas y proyectos coordinados”. La Procuraduría insiste en que ese convenio debería haberse adjudicado de acuerdo con los criterios de “selección objetiva”: a través de una licitación.

El segundo expediente contra Ricardo Sabogal tiene que ver con Sergio Rodríguez, director territorial de la URT para el Valle del Cauca y el Eje Cafetero. En marzo de este año, la Procuraduría sancionó a Rodríguez y ordenó su suspensión del cargo durante tres meses; Rodríguez apeló. Ricardo Sabogal explicó que, tal como reza el estatuto disciplinario, no podía sacarlo del cargo temporalmente hasta que se resolviera la apelación. La Procuraduría, sin embargo, investiga a Sabogal porque supuestamente debía nombrarle a Sergio Rodríguez un reemplazo.

Por último está el tercer expediente: el caso Pretelt. Como es ya de público conocimiento, a finales del año pasado la URT presentó una demanda por despojo de tierras contra el magistrado de la Corte Constitucional Jorge Pretelt. Se trata de dos fincas, llamadas No hay Como Dios y Altobonito, ubicadas en la vereda Puya Arriba de Turbo, en Urabá. Desde hace por lo menos seis años hay testimonios en la Fiscalía de personas que se han acreditado como víctimas y señalaron haber sido despojadas de esas tierras bajo coerción paramilitar. Hoy pertenecen a Pretelt y a su familia.

El magistrado Pretelt y su esposa, Martha Ligia Patrón –funcionaria de la Procuraduría–, han respondido que ellos no se adueñaron de esos terrenos de forma irregular. La Unidad de Restitución de Tierras hizo lo que le correspondía: recopiló la información y presentó el caso ante el Juzgado Cuarto de Apartadó, especializado en restitución de tierras. Pretelt, por su parte, reclamó ante la Procuraduría vigilancia especial. En su juicio, Sabogal, en cabeza de la URT, ha desconocido sus derechos fundamentales y, además, ha dado “declaraciones irresponsables y completamente parcializadas”.

“La actuación de la Unidad está documentada en el proceso administrativo y judicial, la Unidad ha obrado en apego a la ley, sin desvíos. Y si hubiera desvíos, el proceso restitutivo es el escenario para enmendarlos, más cuando la Procuraduría participa en ese proceso que está en etapa judicial. No encuentro claridad en lo que están investigando. Si el juez no encuentra legitimidad, no habrá restitución y seguramente ordenará indemnizar a la familia Pretelt. Ahora lo que le corresponde al magistrado es demostrar su debida diligencia en la compra de esas tierras”, expresó Sabogal a este diario.

De esta manera, los desencuentros que Sabogal y Ordóñez han sostenido todo el año por cuenta de la política de restitución de tierras se trasladaron al escenario en el que Ordóñez tiene todas las de ganar y el reciente caso de Piedad Córdoba así lo demuestra. El Consejo de Estado acaba de decirle a la exsenadora liberal que tenía razón, que Ordóñez violó su derecho al debido proceso al dejarla por fuera de la vida pública con base en evidencias que la Corte Suprema ya había declarado que eran ilegales. Sin embargo, esa sanción estuvo vigente durante seis años. Y Piedad Córdoba tiene otra inhabilidad por 14 años que sigue en pie.

Los roces entre Ricardo Sabogal y Alejandro Ordóñez se hicieron notorios en abril de este año, cuando el procurador empezó a convocar mesas de trabajo en regiones para discutir la política de tierras. Ordóñez reclamó que la Ley de Restitución había quedado “mal hecha”, que se estaban cometiendo errores graves contra terceros de buena fe. Un día, en Sabanas de San Ángel (Magdalena), Ordóñez invitó al Ministerio de Agricultura a participar en la discusión. El viceministro Juan Pablo Díaz aceptó, pero en poco tiempo se retractó. Los invitados a la reunión lo hicieron desistir.

Díaz se refería a la participación de José Félix Lafaurie, quien ese día en Sabanas de San Ángel se terminó convirtiendo en un aliado fundamental del procurador Ordóñez en el debate. Lafaurie reclamó que la restitución de tierras se había vuelto una excusa para que personas en la ilegalidad se apoderaran de terrenos de ganaderos y empresarios. Sabogal respondió tan tajantemente como lo hizo Lafaurie y expresó que no permitiría “que a los millones de víctimas del conflicto se les tilde de guerrilleros, menos en un evento donde están todas las instituciones del Estado”. Evento al que Sabogal asistió por invitación de Ordóñez.

Así están las cosas por ahora. Ricardo Sabogal asegura que le entregará a la Procuraduría todos los documentos e información que requiera para tomar decisiones. La Procuraduría continuará con sus investigaciones, las primeras en la vida de Sabogal como funcionario público, hasta que se archiven o hasta que Sabogal sea sancionado. A menos que el Consejo de Estado decida lo contrario, a Alejandro Ordóñez le quedan cuatro meses como cabeza del Ministerio Público. No es claro aún si antes de dejar su cargo la suerte de Sabogal estará echada.

 

**Actualización sobre las investigaciones disciplinarias en contra de Ricardo Sabogal**

En septiembre de 2016, un mes después de la publicación de este artículo, el procurador Alejandro Ordóñez se vio obligado a salir del organismo de control a raíz de una decisión judicial. El Consejo de Estado, tras analizar una demanda en contra de su segunda elección, concluyó que Ordóñez había sido ternado y elegido por magistrados y senadores que tenían a familiares trabajando en el Ministerio Público. En otras palabras, por recurrir al cuestionado sistema de "yo te elijo, tú me eliges". Por ello, el alto tribunal anuló su reelección, lo que adelantó su salida del ente de control casi cuatro meses, pues Ordóñez terminaba su periodo en diciembre de ese mismo año.

Ordóñez quiso ser presidente en 2018. Cuando esa aspiración se diluyó, resultó nombrado por el presidente Iván Duque como embajador de Colombia ante la OEA. Una vez salió de la Procuraduría, las indagaciones en contra de Sabogal empezaron a tomar otro rumbo. Cuatro meses después de que el Consejo de Estado anulara la reelección de Ordóñez -el 26 de diciembre de 2016-, vino la primera decisión: la Procuraduría Delegada para la Moralidad Pública archivó el proceso en contra de Sabogal en relación con el convenio que la URT había firmado con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

"Considera el despacho plenamente probado que el comportamiento imputado en el pliego de cargos al señor Sabogal carece de ilicitud sustancial". Según la decisión, el convenio firmado entre la Unidad de Restitución y la agencia intergubernamental "no solo era viable en virtud de la ley 1150 de 2007 artículo 20 inciso 2, sino que responde a los deberes funcionales que le eran exigibles al disciplinable como director de la Unidad de Restitución de Tierras, siendo uno de estos la celebración de convenios con organismos internacionales idóneos y avalados por el derecho interno colombiano, como es el caso de la OIM", se lee en la decisión.

La segunda determinación en favor de Sabogal llegó el 25 de septiembre de 2018, cuando la URT estaba por estrenar nuevo director y Sabogal iba ya de salida, pues en agosto anterior el presidente Santos había terminado su mandato. La Procuraduría Segunda Delegada para la Vigilancia Administrativa encontró que no había "elementos probatorios y de juicio que acrediten la comisión de conducta constitutiva de falta disciplinaria por parte del doctor Jesús Ricardo Sabogal Urrego (...) ni del doctor Sergio Enrique Rodríguez Tovar", indica el documento, en el cual se estableció "la terminación de la investigación disciplinaria" contra ellos. 

 

Nota de la Editora: Esta nota fue publicada originalmente bajo el título de "Ricardo Sabogal, el más investigado". Para ser más precisos y acordes al contenido del artículo, en la versión web el título se ajustó  y, también, se hizo una actualización sobre el resultado de las investigaciones disciplinarias contra Sabogal: dos de las tres han sido archivadas a octubre de 2019. Solo falta que se conozca el resultado del proceso que involucraba al exmagistrado Jorge Pretelt y su esposa, Martha Ligia Patrón.

Por Diana Durán Núñez

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