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Para este sábado en el aeropuerto Santiago Vila, situado a 3 kilómetros de Girardot en Flandes (Tolima), fueron citados cerca de 50 paracaidistas de todo el mundo. El boggie, como se le denomina a los eventos de paracaidismo, tiene como fin pedirle al gobierno colombiano que interceda ante el Estado de Qatar por la repatriación de Juan Pablo Iragorri. En el salto masivo, los deportistas extremos formaran en conjunto una estrella, la cual, según los organizadores del evento, símbolizará el pedido de la libertad de Iragorri.
Este bogotano está preso en ese país del medio oriente desde 2011 por los delitos de narcotráfico y falsedad en documento. A finales de 2012 fue condenado en primera instancia a cadena perpetua. Luego de haber intentado durante estos años contactarse con el emir de Qatar, el papa Francisco y demás vías diplomáticas alrededor del mundo para exponer su caso, la familia, alno encontrar ayuda, decidido solicitar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que le otorguen medidas cautelares a Iragorri para que pueda ser repatriado.
Juan Pablo Iragorri se graduó de Administración de Negocios en la Universidad de Buckingham (Inglaterra), y es paracaidista profesional. Su experticia en ese deporte le permitió viajar por diferentes partes del mundo y participar con éxito en varias competencias. Fue contratado para realizar capacitaciones en paracaidismo a las Fuerzas Militares de varios países como España, Túnez, Chile, Venezuela y Colombia, y por tal motivo fue empleado para organizar la exhibición de salto en paracaídas de las Fuerzas Armadas de Catar en 2008 y 2009. A partir de 2010 comenzó a trabajar como entrenador de los programas de búsqueda y rescate de la Fuerza de Seguridad Interna de ese país.
El pasado 17 de febrero Juan Pablo Iragorri cumplió 42 años, de los cuales los últimos seis los ha pasado en la cárcel Central de (Doha) porque, según las autoridades qataríes, este bogotano es uno de los tantos narcotraficantes colombianos que hacen negocios en Asia. En 2011 varios policías vestidos de civiles lo capturaron sin ningún tipo de orden judicial, lo sometieron a torturas durante varios meses, le negaron los derechos de un abogado y a un traductor del árabe. En su momento Iragorri también denunció que las autoridades de aquel país lo hicieron arrodillar en frente de una incautación de cocaína, y le tomaron fotografías junto a otros dos colombianos que no conocía.
Informes de la ONU señalaron que en el caso de Iragorri se cometieron una serie de inconsistencias, que pasan por la falta de un intérprete para dar sus testimonios, hasta condiciones de reclusión que no cumplirían los estándares internacionales. El Ministerio de Relaciones Exteriores, hace cerca de dos años envió una carta al gobierno de Emiratos Árabes con el fin de considerar el Convenio de repatriación de presos en el caso del colombiano y los otros cuatro detenidos con él. A la fecha no ha habido respuesta a la misiva.