Silencio jamás: ¡periodismo siempre!

Para el gremio periodístico, el asesinato de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra es un golpe difícil de asimilar. Ecuador nunca había tenido que enfrentar una experiencia tan dramática como esta.

Jonathan Bock*
14 de abril de 2018 - 08:23 p. m.
En Ecuador, la sociedad no sale del horror ante la noticia de que, por primera vez, dirá adiós a tres trabajadores de un periódico porque la violencia acabó con sus vidas. / EFE
En Ecuador, la sociedad no sale del horror ante la noticia de que, por primera vez, dirá adiós a tres trabajadores de un periódico porque la violencia acabó con sus vidas. / EFE

La última esperanza que había de que Javier, Paul y Efraín estuvieran vivos se esfumó ayer viernes al mediodía. Lenín Moreno, presidente de Ecuador, confirmaba la noticia que nadie quería creer. Sus palabras terminaron con un mensaje para los periodistas: “No dejen de criticar, sabemos reconocer nuestros errores y todo esto nos permitirá reconocer si los ha habido. El pueblo ecuatoriano es generoso, perdona cuando uno comete errores, lo que no perdona es que se le mienta, y yo no voy a mentir”.

La primera medida que buscaron fue controlar que los familiares de los trabajadores de El Comercio no revelaran sus nombres. Días después, cuando llegó la prueba de supervivencia, el Gobierno ecuatoriano irritado aseguró que su divulgación atentaba contra la dignidad de los periodistas, y advertían que sus expertos estaban negociando y que tenían todo bajo control. La verdad es que el video era una prueba sobre las condiciones reales del cautiverio y que sembraba varias dudas sobre la efectividad que estuviera teniendo el trabajo de inteligencia colombo ecuatoriano.

Con el paso de los días la incertidumbre crecía y la presión aumentaba. El discurso ya no era de serenidad, ahí empezaron a esquivar responsabilidades. “Están en territorio colombiano”, decían de un lado; del otro: “están en Ecuador”.  

Durante 18 días, el periodismo fue la única herramienta de información y verdad que tuvimos los ciudadanos colombianos y ecuatorianos. Hubo errores, por supuesto. Primero, el periódico El Tiempo, publicó una noticia que resultó falsa sobre la liberación de los periodistas. Después, fue la emisora Blu Radio, que se apresuró a confirmar la muerte de los periodistas sin verificarlo de manera concluyente. De estos errores también trata el periodismo, porque, además, después también llegó la verdad y ejemplos de responsabilidad. Sin haber indagado y publicado, todavía estaríamos bajo el somnífero de la información oficial, cruzando los dedos para que Javier, Paul y Efraín regresaran de ese infame secuestro.

(En video: ¿Por qué alias 'Guacho' asesinó a los periodistas ecuatorianos?)

El equipo de El Comercio llegó a Matajé buscando la verdad sobre alias Guacho y el asesinato de tres militares ecuatorianos. No pudieron contar la historia. Ahora, los periodistas tienen otro reto, descubrir toda la verdad de lo que ocurrió en este asesinato que enluta el periodismo de los dos países. Este compromiso es innegociable.

*El autor de este artículo, Jonathan Bock, trabaja con la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).

Por Jonathan Bock*

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