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Sombra paramilitar que persigue a Narváez

Perfil de un hombre señalado de haber participado en el secuestro de la exsenadora Piedad Córdoba, las interceptaciones y seguimientos ilegales del desaparecido DAS.

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María Camila Rincón Ortega
04 de febrero de 2014 - 06:02 p. m.
José Miguel Narváez.
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El nombre de José Miguel Narváez, exasesor y exsubdirector del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) entre 2003 y 2005, ha sido salpicado por exjefes paramilitares que han revelado cómo funcionaba el entramado criminal que les permitía operar a sus anchas. Así, los testimonios de Salvatore Mancuso, Diego Fernando Murillo alias ‘Don Berna’, Jorge Iván Laverde alias ‘El Iguano’, entre otros, coincidieron en que Narváez colaboraba con las autodefensas y que le proporcionaba al grupo ilegal información detallada sobre presuntos colaboradores de la guerrilla que debían ser aniquilados.

José Miguel Narváez también resultó acusado del crimen del periodista y humorista Jaime Garzón, perpetrado el 13 de agosto de 1999, pero sólo 10 años después se iniciaron las investigaciones en su contra. Además es señalado por la Fiscalía de haber participado en el asesinato del entonces senador Manuel Cepeda Vargas, ocurrido el 9 de agosto de 1994; de las interceptaciones ilegales y espionaje que realizó el DAS contra ONG, defensores de derechos humanos, periodistas y magistrados; y por el secuestro de Piedad Córdoba, en mayo de 1999. En todos estos hechos, según los ‘exparas’, Narváez ofició como instigador.

De hecho, Córdoba afirmó en reiteradas ocasiones que durante el tiempo de su cautiverio escuchó cómo el comandante paramilitar Carlos Castaño Gil pretendía acabar con la vida de Jaime Garzón, a quien se refería como ‘Betún’. Añadió que después de recuperar su libertad se reunió con el periodista para alertarlo sobre el riesgo que corría. Años después, como jefe de la comisión de Derechos Humanos del Senado, Piedad Córdoba inició una serie de viajes por diferentes cárceles de Estados Unidos y Colombia para entrevistarse con los exjefes paramilitares extraditados con el fin de descubrir los autores intelectuales del asesinato de Garzón. De ellos señaló que “acusan a Narváez de ser el autor intelectual –del crimen– y el que da la orden es Carlos Castaño”.

Fue por estas conversaciones con los excomandantes ‘paras’ que Piedad Córdoba pudo establecer que fue Narváez quien instigó a Carlos Castaño a asesinar a Jaime Garzón, pues consideraba que el periodista tenía vínculos con la guerrilla del Eln. Además, en 2012 ‘Don Berna’ declaró que “un día llegó Narváez a la finca La 21, en Valencia, Córdoba, con la información de que Jaime Garzón hacía parte de la estructura de las Farc. Dejó una carpeta con todos los datos y luego Carlos (Castaño) decidió darle de baja”. Añadió que los sicarios contratados para cometer el crimen se reunieron con miembros de Inteligencia Militar en Bogotá y posteriormente se dedicaron a seguir al periodista para conocer su rutina y poder perpetrar el asesinato.

Por su parte, Jorge Iván Laverde, alias ‘El Iguano’, ex comandante del frente Fronteras de las Auc, contó que fue Narváez quien convenció a Castaño Gil de asesinar a Jaime Garzón porque “era un peligro”. Además, relató que el exsubdirector del DAS también determinó el secuestro de Piedad Córdoba –ocurrido unos meses antes del homicidio del periodista –, porque fue quien le entregó a Castaño unas grabaciones donde, según Narváez, la exsenadora se refería al máximo comandante ‘para’ en términos denigrantes con su interlocutor Francisco Galán, un miembro del Eln que para el momento de los hechos estaba detenido. A mediados de 2010, la Fiscalía le dictó medida de aseguramiento a Narváez como presunto autor intelectual del crimen de Garzón.

Ante estos señalamientos, Narváez ha expresado durante el juicio que se le adelanta –y que continúa este martes– que “no estuve donde Castaño, no fui el instigador de Castaño para matar a Jaime Garzón”. El pasado 24 de noviembre explicó que “a quien más le ha dolido su muerte es a mí (...), porque la persona más perjudicada con la muerte de Garzón soy yo, no solamente por el dolor de su muerte sino por los perjuicios que me ha traído”. En junio de 2012 señaló que es “inocente, totalmente inocente y (que estaba) muy contento con que se inicie el juicio. Este es el escenario que yo estaba esperando” para demostrar que los testimonios de los paramilitares que lo acusan no son ciertos. En ese momento añadió que “bienvenidos todos los testimonios, vamos a aclarar la verdad”.

Posteriormente, en octubre de 2012, el exsubdirector explicó que las acusaciones hechas por los exjefes ‘paras’ desmovilizados son “una retaliación” por las denuncias que en 2005 adelantó en contra de Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, Jorge Iván Laverde, alias ‘El Iguano’, Miguel Arroyave, alias ‘Arcangel’, y el narcotraficante asesinado Wílber Alirio Varela, alias ‘Jabón’. “Las denuncias permitían inferir que alias 'Macaco', Salvatore Mancuso y Carlos Castaño tenían el poder de armar una central de inteligencia y de nombrar directores seccionales del DAS”, precisó Narváez. Después de lo cual, asegura, recibió amenazas contra su vida. También señaló que “hay 27 inconsistencias en las declaraciones de los miembros de las Auc. Todo hace parte de la retaliación en mi contra y si usted me pregunta, puedo decir que mienten”.

Sin embargo, las conclusiones preliminares de la investigación que actualmente adelanta la Fiscalía para que el crimen de Jaime Garzón no quede impune –y cuyos detalles fueron publicados por El Espectador el pasado domingo– señalan que el instigador fue el subdirector del DAS, José Miguel Narváez, quien para la época de los hechos era cercano a las autodefensas, y que fue el trabajo humanitario de Garzón, como asesor de paz e intermediario entre las familias de los secuestrados y los miembros de la guerrilla, lo que sentenció su muerte.

Precisamente, en sus declaraciones los excomandante paramilitares también reseñaron la íntima relación que Narváez mantenía con Castaño y cómo proporcionaba información sobre personas que consideraba cercanas a la guerrilla y que debían ser aniquiladas. Al respecto, Salvatore Mancuso definió al exsubdirector del DAS como “el instructor ideológico de los jefes paramilitares”, y comentó que lo conocía desde los noventa cuando se encontraron en un campamento de Carlos Castaño. “Se reunió en varias ocasiones con Carlos Castaño y conmigo para enseñarnos a combatir a los comunistas. Estuvo en algunas escuelas de formación de cuadros de mando y tuvo la oportunidad de adoctrinar ideológicamente a esos hombres”, señaló Mancuso. Sobre esta formación, supuestamente ejecutada por Narváez entre 1998 y 2002 –momento para el cual era profesor de la Escuela Superior de Guerra–, el excomandante del Bloque Catatumbo explicó que la cátedra se llamaba “Por qué es lícito matar comunistas en Colombia”.

Mancuso agregó en su versión libre que el subdirector del DAS “disparaba contra todo el mundo y decía que era lícito combatir comunistas, sin importar dónde se encontraran. Nos sorprendió por la fogosidad con la que habló. Luego nos dijo que tomáramos nota y sacó una lista de 50 ONG que, según él, eran propiedad de la guerrilla”. Además, el excomandante ‘para’ reconoció que recibió de parte de Narváez una lista donde estaban nombres de varias personas que debían ser asesinadas por sus presuntos vínculos con la guerrilla, como el exministro Álvaro Leyva Durán, el excongresista Wilson Borja, el hoy alcalde de Bogotá Gustavo Petro o la exsenadora Piedad Córdoba.

Freddy Rendón Herrera, alias ‘El Alemán’ también coincide en su relato con estos hechos, pues aseveró que la segunda vez que vio a Narváez, éste entregó un listado de casi 30 personas y ONG de derechos humanos “a las que había que atacar”. “Conocí una lista que fue entregada por José Miguel Narváez en la Escuela de La 35, en una capacitación y nos puso a tomar nota a los que estábamos en ese curso sobre a quiénes había que matar, así lo decía crudamente, a cuáles ONG había que atacar, y dio direcciones”, agregó.

En su versión, Raúl Hasbún alias ‘Pedro Bonito’, también aseveró que José Miguel Narváez era colaborador de los paramilitares y que Carlos Castaño lo contrató en varias ocasiones para que les dictara conferencias a los empresarios bananeros sobre el tema de la guerra política en Colombia. Agregó que el exsubdirector del DAS les proporcionó a las Auc información sobre universidades que supuestamente tenían presencia guerrillera y que escuchó de otros comandantes que había entregado un listado que contenía el nombre de varios profesores de la Universidad de Córdoba “para que los mataran por ser guerrilleros”.

José Miguel Narváez se encuentra detenido desde el 3 de agosto de 2009 por el delito de concierto para delinquir, por su presunta participación en el caso de las chuzadas. El 19 de noviembre de ese mismo año fue vinculado al asesinato del senador de la Unión Patriótica Manuel Cepeda Vargas, perpetrado el 9 de agosto de 1994, y como consecuencia desde junio de 2010 también afronta cargos en este caso. Permanece detenido en una cárcel de Facatativá y este martes enfrenta la continuación de su juicio por el crimen de Jaime Garzón.

 

Por María Camila Rincón Ortega

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