Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Somos cucarachas: así son los tatuajes que denuncian los falsos positivos

¿Alguna vez pensó en hacerse el mismo tatuaje en homenaje a 6.402 personas que no conoce? ¿Ha considerado la idea de tener en su cuerpo una imagen que cuando le pregunten por su significado hable de una problemática social? El colectivo Somos Cucarachas le propone un arte inmortalizado en su cuerpo que le dice al mundo que todas las vidas importan.

Valentina Arango Correa

13 de noviembre de 2023 - 02:00 p. m.
Somos cucarachas: así son los tatuajes que denuncian los falsos positivos.
Foto: Somos cucarachas
PUBLICIDAD

“Toda vida importa”. “Todas las vidas importan”. Mientras la tatuadora y periodista Laura Herrera habla, repite este tipo de frases como consignas que la mantienen liderando a Somos Cucarachas, un colectivo que concibe al tatuaje como un dispositivo periodístico y un ejercicio de memoria. Ya son 113 personas las que llevan consigo la misma ilustración: una pequeña cucaracha portando un cartel con el número 6.402, que hace referencia a la cifra dada por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) sobre las víctimas de falsos positivos. Es decir, las ejecuciones extrajudiciales de civiles a manos de la Fuerza Pública.

Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO

¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar

Lea también: El paso a la reconciliación que dieron ocho militares en Dabeiba por falsos positivos

Desde 2021, el mensaje de esta iniciativa ha recorrido la piel de habitantes de Medellín y Bogotá. Nació en la primera ciudad, en medio de un espacio feminista. Allí, un combo de mujeres artistas ya concebían al tatuaje como un arte político en Punky Bambi Estudio. La apuesta fue de Herrera, quien se preguntaba por el criterio estético que pudo tener el Ejército, durante la primera década del 2000, para elegir a las personas que asesinaron e hicieron pasar como guerrilleros dados de baja en combate.

Un amigo que investigaba sobre esta violencia le contó a ella, por ejemplo, cómo habitantes de calle fueron llevados al occidente del departamento con la promesa de empleo y alimentación y luego fueron asesinados. Tal y como la JEP lo describió durante la audiencia de reconocimiento de estos hechos en Dabeiba (Antioquia), en junio de 2023.

Laura Herrera se cuestionó y analizó que dentro de los valores del estudio de tatuajes “toda vida importa” ya era un principio. Al conjugar eso con la frase del filósofo Friedrich Nietzsche: “Si matas a una cucaracha eres un héroe. Si matas a una mariposa eres malo. La moral tiene criterios estéticos”, ella la convirtió en un dibujo, esa cucarachita como un símbolo de la vida que se desecha fácilmente, y que luego comenzó a replicarse en muchos cuerpos. Algunos la pintaron de negro, otros a color, hasta hay una personalizada con botas o con un casco. El tatuaje, según ella, siempre lleva a la pregunta de su significado. Desde ahí comenzó a comprender este arte como un dispositivo periodístico para generar conversaciones callejeras y construir lo que considera una memoria colectiva, en la piel.

Read more!

Al respecto, la artista recuerda que la segunda cucaracha que tatuó a una de sus compañeras del estudio detonó una conversación sobre su significado con una vecina, quien al final le dijo que hace seis años tenía a un hijo desaparecido. Su amiga tenía todos los elementos para encarar una conversación sobre los falsos positivos, sobre cómo considera que se priorizan unas vidas según su belleza, pero se encontró con la ausencia de herramientas para hablar con una víctima, para calmar un llanto. Esa anécdota, siendo una de las primeras en el proceso del tatuaje, fue también una de las más relevantes para arrancar con este proyecto.

Primero fue un reto personal hacer las 6.402 cucarachas, ahora es una meta colectiva. Son varias personas. Normalmente, cuenta ella que la reacción del tatuaje es de rechazo, pero luego procesan la idea y con el poder del mensaje, se deciden a entrar al colectivo, a dar la conversación que detona llevar esa ilustración en el cuerpo. “Es un memorial vivo para que las instituciones no dejen que el tema se calle, ni la sociedad en general, que se den unas excusas públicas de quienes gobernaban en ese momento”, explica Herrera.

Read more!

Desde hace unos pocos meses que llegó a la capital asegura que la respuesta ha sido más amable a la de la capital antioqueña. En septiembre de 2023, por ejemplo, se reunió con víctimas de Soacha, entre ellas, las Madres de víctimas de falsos positivos, conocidas como Mafapo. “En Medellín la respuesta es muy distinta a Bogotá cuando tienen el tatuaje. Uno en Antioquia está dispuesto a pelear”, dice la tatuadora.

Le puede interesar: Los militares que no aceptaron falsos positivos en Dabeiba irán a juicio

Durante la visita que El Espectador hizo a la artista, Valentina Parra, integrante Comité Permanente Para la Defensa de Derechos Humanos y estudiante de licenciatura en Educación Comunitaria de la Universidad Pedagógica, se tatuó la cucaracha. Toda su vida creyó que su papá había fallecido, pero en su mayoría de edad supo que fue asesinado por paramilitares y desde ahí surgió la cuestión por el conflicto armado en la ciudad, especialmente en Suba, el lugar donde vive. “No hay solo una forma de hacer memoria y creo que esta es una forma distinta. Es mi primer tatuaje y muy significativo”, dice la defensora.

No ad for you

Palabra a palabra, Herrera ha construido un discurso para acercarse y explicarle a los curiosos lo que es el colectivo, lo que ella piensa sobre la vida y sobre los derechos de todas las personas. Explicar que no es porque sean una plaga que los mataron, como son conocidos estos insectos, sino que es por el valor estético que, según ha estudiado, pueden tener unas vidas.

“A la larga el mensaje es que cuando alguien vea una de estas cucarachas, reflexione que toda vida importa”, le dice la tatuadora a Parra. Además de ser un dispositivo periodístico, el tatuaje para ella es uno que le permite soñar con cambiar un poco la mentalidad de la gente frente al homicidio, y que impacte la escala de valores que existen en la sociedad, aumentando así el costo moral de lo que es matar.

Las cucarachas también se han convertido en su animal de la suerte. Hay personas que le han contado a Herrera que dejaron de matar estos insectos. “Es un proyecto de vida que quiero se consolide en un observatorio en derechos humanos y un laboratorio de periodismo, que podamos empezar a ampliar en la mirada a estos otros crímenes que le dirían que suceden por lo mismo, que podamos tener más recursos. Quiero comenzar a narrar quiénes eran estas personas”, es la meta de la periodista Herrera.

No ad for you

Su idea, entonces, es ir más allá del memorial. Por ello, las personas que deseen tatuarse o quieren ayudar a replicar el mensaje pueden escribir a Somos cucarachas o aportar a través de su Vaki. Por ahora, las personas donan al proyecto, que no es con ánimo de lucro, y con eso ella compra los materiales y paga costo del estudio, el espacio para tatuar y para replicar esta consigna sobre la vida.

Para conocer más sobre justicia, seguridad y derechos humanos, visite la sección Judicial de El Espectador.

Por Valentina Arango Correa

Escribe sobre la esperanza, los derechos humanos, el dolor y las mujeres. Es periodista de la Universidad de Antioquia y realizadora audiovisual.@negruracorreavarango@elespectador.com
Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.