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Tapasco no pudo seguir huyendo

El excongresista, condenado a 36 años de prisión por el asesinato del periodista Orlando Sierra, fue capturado en la misma ciudad en la que asesinaron a Sierra. Estuvo huyendo durante cuatro meses.

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Sebastián Jiménez
02 de noviembre de 2015 - 02:08 a. m.
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El exdiputado Ferney Tapasco González fue detenido en el barrio Palermo, en Manizales, en la misma ciudad en la que sicarios que él contrató acabaron con la vida del subdirector del diario La Patria, Orlando Sierra, el 30 de enero de 2002. Tapasco estuvo durante cuatro meses huyendo de la justicia, tras haber sido condenado por el Tribunal de Manizales a 36 años, 3 meses y un día de prisión por el homicidio. Precisamente, al ser detenido, a Tapasco le leyeron parte de la sentencia, proferida el pasado 24 de junio.

“El caso de Orlando Sierra es uno de los pocos donde toda la cadena criminal ha sido sometida a la justicia. No sin sortear todos los obstáculos posibles: desde el asesinato de testigos, la negligencia en la investigación, las presiones que los responsables ejercieron sobre el poder judicial y, como colofón de los obstáculos, el hecho de que Ferney Tapasco, una vez condenado estuviera prófugo”, dijo, en entrevista con este diario, Pedro Vaca, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip).

Para la Flip esto, más que un avance, “es la compensación de una deuda histórica de la justicia en un caso emblemático que debe ser la primera piedra de un camino en el que se sancione a todos los responsables de crímenes contra la prensa, especialmente a los autores intelectuales, como en el caso de Tapasco. Son estos los más esquivos y escurridizos”.

Vaca recordó que esta detención se produce en vísperas del Día Internacional para poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas, que se conmemora hoy. “Esta coincidencia nos genera esperanza y esperamos un compromiso por parte de la justicia”, sostuvo Vaca.

De hecho, en un comunicado escrito por la Flip y Andiarios, estas entidades sostienen que la impunidad “es una negligencia de los Estados frente a los derechos de justicia, verdad y reparación de periodistas y de sus familiares, víctimas de cualquier tipo de agresión o amenaza. Y es causa de más violencia contra la prensa, pues da a entender que no hay sanción social, de manera que se puede continuar con las agresiones, sin temer a consecuencias”.

Esta fecha conmemora el aniversario de la masacre de Ampatuan, ocurrida en Filipinas el 28 de noviembre de 2009, cuando 32 periodistas y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados. La impunidad es un problema central para el ejercicio de la prensa hoy en Colombia.

Algunas cifras dan cuenta de ello. Por ejemplo, hay 144 casos reportados de periodistas asesinados por su oficio desde 1977 a hoy; es decir, en 28 años. De ese total, han prescrito 69 casos. Al terminar este año serían 71 los asesinatos que quedarían sin resolver. Se sumarían, de no ser resueltos, los casos de Gabriel Cruz Díaz y de Ernesto Acero Cadena.

Por ese total de crímenes sólo hay cuatro condenas para autores intelectuales, dos de las cuales no han sido efectivas. Por el homicidio de Jaime Garzón, perpetrado el 13 de agosto de 1999, se condenó al jefe paramilitar Carlos Castaño, cuando éste ya había muerto.

“Los otros casos corresponden a los homicidios de Rafael Prins y José Emeterio Rivas, por los que fueron condenados Jorge Luis Alfonso y Julio César Ardila, respectivamente. En lo que a amenazas se refiere, entre 2014 y lo corrido de este año, 130 periodistas han sido víctimas de algún tipo de amenazas. En los casos de amenazas, la impunidad es casi absoluta. Sólo ha habido una condena”, dieron a conocer la Flip y Andiarios.

“Los ataques siguen y la impunidad los promueve. Este año han sido asesinados dos periodistas por razón de su oficio: Luis Peralta Cuéllar (en El Doncello, Caquetá) y Flor Alba Núñez (en Pitalito, Huila). Sus muertes no deben sumarse a las que han quedado impunes. “Juntos debemos terminar el ciclo de impunidad para salvaguardar el derecho de los periodistas a decirle la verdad al poder –ha dicho Ban Ki-moon, secretario general de la ONU-. Es un objetivo a cumplir”. 

Por Sebastián Jiménez

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