Hacia las 8 de la noche del pasado miércoles 12 de mayo, una joven de 17 años fue detenida por agentes del Esmad en el sector conocido como la glorieta de Chirimía en Popayán (Cauca). Al día siguiente, la noticia de su suicidio conmocionó al país pues, horas antes de su muerte, ella misma denunció en sus redes sociales que, en medio de su detención, fue víctima de violencia sexual por parte de uniformados de la Fuerza Pública. Aunque la Policía ha dicho que se trata de información falsa, seis organizaciones de derechos humanos respaldaron la denuncia de la menor y la institución ya apartó del cargo a los policías involucrados en el caso mientras investiga. (Relato de otra menor de edad que denuncia violencia sexual en Popayán)
En medio del caos que se vivió en la noche del pasado miércoles en Popayán, una red de estudiantes y graduados de comunicación registró los hechos. Se trata de la Red Alterna Popayán, que estaba justo en el lugar donde la joven fue detenida. El Espectador habló con uno de sus integrantes quien, por razones de seguridad, pidió reservar su nombre. Además de relatar cómo fue el procedimiento en el que la joven terminó retenida en una URI, denuncia graves hechos de violencia y censura a su trabajo como periodistas. (“No es falsa la noticia sobre joven de 17 años en Popayán”: abogada Lizeth Montero)
¿Qué estaban haciendo el miércoles en la glorieta en el sector de la Chirimía?
Estábamos haciendo una transmisión en vivo en nuestra página de Facebook que es Alterna Popayán. Empezamos desde temprano para mostrar todo lo que estaba pasando en el decimoquinto día movilización continua en el Paro Nacional. Eso terminó en confrontaciones, después de que un grupo de personas que no se identificaron y varios trataron de capturar. Por eso, los de primera línea y varios indígenas que estaban allí les pidieron a los ciudadanos que se retiraran. Algunos se quedaron chismoseando y ahí llegaron agentes de la Policía y el Esmad con la tanqueta. Empezamos a transmitir las confrontaciones que se presentaban. En un inicio, estábamos detrás de la Fuerza Pública porque, según la Constitución Política, nosotros al ser prensa, tenemos protección para la actividad periodística. Pero no se nos protegió nuestros derechos porque el mayor de la Policía que estaba allí, nos hostigó. Cuando intentamos dialogar con él, se retiró de una manera patán y grosera. Se retira y reiteró su actuar. Nosotros nos cansamos de tratar de dialogar con una persona que no quería. Entonces continuamos transmitiendo todo. (En fotos: manifestaciones en Cali tras conocerse denuncia de violencia sexual en Popayán)
Los enfrentamientos continuaron en la noche...
Hacia las 6:30 y 7:00 pm, terminaron. Pero nos informan que en el sector de la Chirimía había un plantón y un bloqueo simbólico de la vía. Nos fuimos para allá y empezamos a transmitir. Ahí se empiezan a presentar otra vez confrontaciones. Hay una primera arremetida y dispersan a todos los que estábamos ahí sobre la Panamericana. Quedaron unas 30 personas allí lanzando piedras hacia la tanqueta. En un momento, la tanqueta empieza a avanzar, con unos agentes del Esmad. Ellos empiezan a gasear. No tenemos claridad de lo que le pasó a esta joven, pero lo que ella expresaba es que solo estaba saliendo del trabajo para ir a la casa de un amigo. No sabemos si eso es verdad, pero el caso es que la chica queda sentada en un borde con un muro. Allí le llega un agente del Esmad que primero le dialoga, después la para y empieza como a llevársela para detenerla.
En el video siempre se ve que ella trató de oponerse.
Sí, pero después llega otro agente. En nuestro video no se ve con claridad, pero alcanzamos a evidenciar cómo este segundo uniformado le lanza un golpe a la zona abdominal. Después del golpe se la llevan con más facilidad. Al ver eso, como yo estaba transmitiendo en vivo y la Policía lo sabe, evidencio cómo los agentes empiezan a forcejear con ella al punto de que cuatro de ellos la cogen entre los brazos y las piernas y se la empiezan a llevar. En el video se alcanza a escuchar cómo la chica grita que la están desnudando. En un momento la dejan caer al piso. Pero la siguen llevando. Ella reitera que la están desnudando. Después vemos que en su perfil de Facebook denunció que la Policía la manoseó. A mí uno de los agentes me impidió seguir visibilizando lo que estaba pasando, violando el Código de Policía.
¿Quién impidió que siguiera grabando?
Un agente del Goes (El Grupo de Operaciones Especiales). Se metió con la moto para que yo no pudiera grabar. Me decía que me alejara de ahí.
En el video se alcanza a escuchar que usted le pregunta a la chica cuál es su nombre. Pero no se escucha si lo dice...
Dentro de los protocolos que nos han enseñado de derechos humanos es pedirle los nombres y número de documentos de identidad para poder identificar quién es la persona que están reteniendo. Ella no menciona nada. Pero la acompañamos en todo ese proceso, hasta la entrada de la URI.
¿Qué pasa después de que ella entra ahí?
Seguimos con la transmisión. Lo que pasó con ella sucedió entra las 7:30 y 8:00 pm. Sobre las 11:30 pm seguimos visibilizando todo y me comentan que uno de los matrimonios de los agentes (así son conocido la dupla que hace un agente del Esmad y uno de la Policía o del Goes que se movilizan en moto), empiezan a hacer lo que aquí llamamos cacería de brujas que es perseguir manifestantes para capturarlos. Ahí veo que capturan a alguien y cuando trato de ir a registrar el hecho, un agente del Goes me lanza la moto a mí para evitar que lo hiciera, mientras un agente del Esmad golpea en la cabeza al capturado.
¿Y lo detienen a usted?
A mí me terminan presionando contra una escalera. Llegan más agentes, unos ocho del Esmad. Dos retiran al joven y se quedan seis conmigo intentando quitarme el celular de la mano. Me cogían para quitarme el celular. Uno me da dos golpes en la cabeza y otro en el pecho. Pero tenía protección y no siento los impactos con gravedad. Un agente me intenta asfixiar, pero no puede porque tengo protección. Pero me la quitan y ahí sí lo hacen. Pierdo fuerza y me tiran al suelo. El celular cae y lo empiezan a pisar. Uno le da golpes con el bolillo y le pasan la moto por encima. Todo eso quedó grabado hasta que ya se apaga. Varias personas que estaban viendo lo que sucedía empezaron a gritar que nos soltaran que yo era prensa. Y yo creo que esa es la razón por la que no me retienen. Yo solicito que me devuelvan el celular para poder repararlo.
¿Se lo devolvieron?
Ellos se niegan. Yo igual logré agarrarlo sin que ellos se dieran cuenta. Por donaciones que he recibido, ya logré repararlo y ya estoy trabajando con él.
¿La denuncia ya está en la FLIP?
Sí. Y ya la tiene también la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo. Además, hay otra denuncia porque el 28 de abril me tiraron piedras. Otra del 12 de mayo porque me agredieron. Y también hay otra porque agentes de la Policía y Esmad nos impiden entrar a una zona segura. No solo a mí, sino también a personas de misiones médicas y a unos defensores de derechos humanos, y esa negativa hizo que nos quedáramos en medio de los enfrentamientos. Hay unos agentes que se refirieron a nosotros como terroristas y guerrilleros, a pesar de que estábamos debidamente registrados como prensa.
¿Usted vio a la menor de edad participando de actos vandálicos, como sugirió la Policía?
No vi nada de eso. Ella decía que iba para la casa. Pero no tengo claridad de qué estaba haciendo ella. Le tocó tirarse al piso porque se estaba ahogando por los gases. Yo sí alcanzo a ver que los pantalones se le bajan, al punto de que quedan expuestas sus bragas. Ahí los agentes la bajan. Ella se acomoda el pantalón. Pero no sé exactamente por qué pasó eso.
¿Cómo es la situación para los periodistas en Popayán?
Aquí hicimos algo que denominamos el paro de periodistas. Intentamos hablar con la Alcaldía y Fuerza Pública para que generen las garantías para el cubrimiento y visibilización de lo que suceda. Esto parece importarles nada porque yo y otros compañeros hemos sido agredidos por parte de agentes de la Policía. Además, en la ciudad sentimos mucho temor porque muchos de los agentes que están en esos enfrentamientos no tienen visibles sus placas de identificación. El 12 de mayo, ni un solo agente del Goes estaba identificado. Le pedimos al Defensor del Pueblo que nos permitiera identificar a uno de ellos, que nos había amenazado, pero el defensor no hizo nada. Solo llamó a la calma.