“Que no le quepa la menor duda a nadie que yo, como presidente, y mi gobierno no dejaremos mancillar el buen nombre de nuestro Ejército por ningún motivo”, dijo desde la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, en Bogotá.
El escándalo ha terminado con la salida de siete generales del Ejército: cuatro fueron llamados a calificar servicios, dos se retiraron por su cuenta y el excomandante de la Fuerzas Militares Leonardo Barrero pasó al retiro por solicitud presidencial. Sin embargo, varios de los oficiales que hoy ya no están en las FF.MM. arremetieron contra Santos y el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, a quien llegaron a calificar como una persona falta de carácter.
Por eso el discurso del presidente Santos, en el que oficializaba la posesión del general Juan Pablo Rodríguez como comandante de las FF.MM., el general Jaime Lasprilla como comandante del Ejército y el general Javier Flórez como jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.MM. —Policía, Armada y Fuerza Aérea quedaron igual—, iba dirigido a calmar los ánimos de la tropa.
“Si hoy estamos viendo la luz al final del túnel, si estamos viendo una real oportunidad de paz, se debe a la contundencia y a los resultados de nuestro Ejército (...). Mienten los que dicen que las FF.MM. están en contra de la paz”, puntualizó el jefe de Estado. Agregó que la institución tiene enemigos internos y externos y muchos de ellos quieren acabarla por la vía judicial y “no lo permitiremos”. Finalmente, Santos señaló que por una minoría no se puede estigmatizar a todo el Ejército.