Una denuncia que sigue viva

“Quien se desempeñó con lujo de competencias como fiscal ha resuelto salir al ejercicio de la profesión y pasarse al bando contrario, lo cual resulta bastante lamentable”. Así reaccionó el ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, a la noticia de que la exfiscal norteamericana Bonnie Klapper —famosa por procesar a Don Diego, Rasguño y hasta los narcotraficantes que infiltraron el equipo de fútbol Santa Fe, Julio Lozano y Luis Caicedo— ahora es asesora legal de ‘narcos’.

Según reseñó El Tiempo, en días pasados se le vio llegar a la cárcel La Picota de Bogotá para ofrecer sus servicios jurídicos a Andrés Arroyave, señalado por las autoridades como traficante. El exagente antidrogas Romedio Viola, dice el diario, trabaja con Klapper en esta nueva oficina. El súbito cambio de bando de estos exfuncionarios norteamericanos, que durante tres décadas persiguiron las mafias colombianas, tiene completamente desconcertados al gobierno Santos y al propio departamento de Justicia de Estados Unidos. Más allá de la controversia hay un antecedente judicial aún no resuelto que se suma a la polémica.

En un extenso informe del primero de febrero de 2009 titulado “Un agente de EE.UU. en la mira”, El Espectador publicó la historia de una denuncia que instauraron un grupo de narcotraficantes colombianos contra Viola porque, supuestamente, los habría extorsionado para evitar su extradición. Uno de los acusadores del exinvestigador de la Agencia de Control de Inmigración y Aduanas fue el capo del cartel del norte del Valle Carlos Arturo Patiño Restrepo, más conocido con el alias de Patemuro. Ante un fiscal de Derechos Humanos, Patiño formuló su acusación en abril de 2007, pocos días después de haber sido capturado.

De acuerdo con el relato de Patemuro, entre marzo y abril de 2004 varios ‘narcos’ hicieron una colecta de US$500 mil para pagarle a Romedio Viola luego de que éste se comprometiera “a sacarlos de una lista de extraditables que tenía el gobierno de Estados Unidos”. Los capos Carlos Arturo Patiño José Luis Vallejo reunieron US$250 mil. El resto lo habría puesto Ariel Rodríguez. El declarante agregó que a través de Libia Victoria Cadavid —hermana de una testigo protegida de Estados Unidos contra el cartel del norte del Valle— se le entregó el dinero pactado a Viola.

La transacción se habría formalizado en abril de 2004 en el hotel Bogotá Plaza. A esa reunión, contó Patemuro y confirmó después Libia Victoria Cadavid, también asistió el capo José Luis Vallejo. La denuncia causó revuelo en la embajada de Estados Unidos que de inmediato ofreció su colaboración para aclarar lo sucedido. El caso cobró relevancia después de que la fiscal delegada ante la Corte Sara Magnolia Salazar se desplazara hacia Miami para escuchar en declaración a Viola, el 15 de diciembre de 2008. El entonces agente negó la versión, aunque sí dijo que se reunió con Libia Victoria Cadavid en el hotel Bogotá Plaza.

En el cruce de versiones la Fiscalía indagó por nuevos testimonios o evidencias. Cadavid aportó unos audios de ese encuentro que resultaron ambiguos para el proceso. Otro ‘narco’ colombiano extraditado a Estados Unidos, Octavio Cardona, sí refrendó la versión de una supuesta ‘vaca’ de la mafia para ‘arreglar’ procesos en las cortes federales del país del norte. Sin mayores elementos adicionales, y en la mitad las declaraciones contrarias de Viola, Patemuro y Cadavid, la fiscal Sara Magnolia Salazar se abstuvo de continuar la investigación. No obstante, en marzo de 2011 ese auto se revocó y el vicefiscal de la época ordenó reabrir el proceso y buscar nuevas pruebas.

Un antecedente que cobra relevancia hoy más que nunca.