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Ese es el planteamiento central expresado en una carta remitida a esta dependencia de la Cámara de Representantes por el magistrado de la Corte Suprema César Julio Valencia Copete, en el caso que lo tiene enfrentado judicialmente con el presidente Álvaro Uribe Vélez, luego de que éste lo denunciara por los delitos de injuria y calumnia en 2008.
La génesis de este pleito radica en una entrevista que el magistrado dio a este diario, en la que afirmó que el 26 de septiembre de 2007 el Jefe de Estado lo llamó molesto porque la Corte Suprema, que Valencia presidía en esa época, había llamado a indagatoria a su primo Mario Uribe Escobar por la parapolítica. Uribe le envió una misiva a Valencia Copete indicándole que hiciera memoria, que él jamás había tratado con nadie de la Corte acerca de investigaciones sobre el paramilitarismo.
Valencia Copete aseguró que por ningún motivo conciliará con el Presidente de la República y explicó las tres razones de su negativa, expresadas en su carta a la Comisión de Acusación: que se ha sentido maltratado por el Primer Mandatario, que no siente garantías en las audiencias que se han realizado en la Comisión de Acusaciones (en la que también su defensor, Ramiro Bejarano, ha sido agredido) y que aún falta claridad sobre el tema de las ‘chuzadas’.
Por su parte, Carlos Chavarro, representante conservador quien tiene a su cargo este proceso en la Comisión, le dijo a El Espectador que él siempre les ha dado la oportunidad a las dos partes de defenderse y que nunca ha sido un “mensajero”, pues las invitaciones a conciliar las ha hecho por convicción propia.