“Vieron en el narcotráfico la excusa perfecta para extraditarnos”: “Pedro Orejas”
El esmeraldero insiste en su inocencia. Estados Unidos, por su parte, insiste en que él formó un cartel con otro esmeraldero para enviar cocaína a ese país.
Catalina Vargas Vergara - @catavargas93
Cuando llegó la solicitud de extradición de Estados Unidos en contra del zar esmeraldero Pedro Nel Rincón, más conocido como Pedro Orejas, él ya estaba en la cárcel. Había sido condenado en 2014 a 20 años de prisión por el asesinato de Miguel Pinilla, un hombre a quien, según el Tribunal Superior de Bogotá, el propio Rincón le propinó 12 disparos. “(La verdad) se intentó ocultar a través del miedo y el soborno”, dijo el Tribunal, en referencia al fallo en primera instancia en el que Rincón resultó absuelto.
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Cuando llegó la solicitud de extradición de Estados Unidos en contra del zar esmeraldero Pedro Nel Rincón, más conocido como Pedro Orejas, él ya estaba en la cárcel. Había sido condenado en 2014 a 20 años de prisión por el asesinato de Miguel Pinilla, un hombre a quien, según el Tribunal Superior de Bogotá, el propio Rincón le propinó 12 disparos. “(La verdad) se intentó ocultar a través del miedo y el soborno”, dijo el Tribunal, en referencia al fallo en primera instancia en el que Rincón resultó absuelto.
En agosto de 2018 fue enviado a Estados Unidos, donde una corte federal lo requería por comercialización de drogas —cargo que él niega— junto con otro esmeraldero, Horacio Triana. Un mes después, la Fiscalía y la Dijín incautaron 202 bienes (entre ellos 73 fincas, 38 lotes, 21 casas, 3 hoteles, 22 caballos y 13 vehículos) pertenecientes a él y a su núcleo familiar, avaluados en $1,5 billones. Un juez tendrá que decidir si fueron o no adquiridos con plata del narcotráfico. Desde una cárcel en Estados Unidos, Rincón contestó un cuestionario para El Espectador.
¿Cómo es su vida en Estados Unidos? ¿Cuál es su rutina diaria?
Es difícil la separación de la familia. Hay pocas cosas para hacer, pero hago algo de deporte, leo un poco y asisto a oración.
¿Cómo fueron sus inicios en el negocio de las esmeraldas?
Empecé muy joven, a los 14 años. Por lo que se escuchaba en la región de las minas, me fui de la casa a aventurar, pues la situación económica no era la mejor en la familia.
¿Tenía familiares que ya se dedicaban a ese negocio?
Sí, mis hermanos mayores estaban como guaqueros en Coscuez (el municipio que alberga la mina de esmeraldas más grande de Boyacá, la cual ha sido explotada durante más de 400 años. De ella salió la Guinness Emerald Crystal, de 1.759 quilates).
¿Cómo empezó a acumular su fortuna?
Fortuna como tal no he acumulado. Apenas he conseguido para vivir bien y para invertir en las mismas empresas mineras, porque es muy costoso hacer minería y generar empleo en la región.
¿Cuándo empezaron los conflictos por las esmeraldas?
Siempre ha habido conflictos. En donde hay dinero e intereses siempre hay problemas.
¿Cuándo encontró por primera vez una guaca?
A los 22 años, cuando conseguí para poder comprar una casa en Pauna (Boyacá) y pensé en organizarme en pareja.
En Pauna, justamente, fue donde hicieron un atentado en su contra en noviembre de 2013, en el cual murió su hijo Pedro Simón, de 22 años. ¿Quién cree que está detrás del atentado?
Ese es un capítulo muy doloroso y triste de nuestras vidas, porque perdimos a nuestros seres más queridos (además de Pedro Simón Rincón, en ese atentado murió también el bebé de una sobrina de su exesposa). La justicia en Colombia tiene declaraciones y pruebas para esclarecer ese atroz acto de terrorismo, pero no ha hecho nada por tanta corrupción que se vive en nuestro país.
¿Qué les diría a quienes perpetraron ese atentado?
Que ninguna guerra tiene sentido. Ninguna. Y que pongan la cara a la justicia.
Su exesposa, Mercedes Salazar, aseguró que ella y su hijo Pedro Simón le pidieron salir de Boyacá ante las constantes amenazas contra su vida. ¿Por qué no quiso irse?
Por dos cosas. Primero, porque es lo único que aprendí a hacer desde muy joven. Y segundo, porque nunca pensé en los alcances y las alianzas de esas personas con grupos terroristas.
(Le puede interesar la entrevista con Mercedes Salazar: “La única cocaína en Boyacá han sido las esmeraldas”)
Si en este momento quedara en libertad, ¿regresaría al negocio de las esmeraldas?
Mi vida ya no son las esmeraldas. Esta situación me ha hecho reflexionar profundamente sobre el verdadero sentido de la vida. Soy un hombre creyente y mi fe en Dios y en la Virgen ha crecido. Creo que el camino de las esmeraldas ya pasa a otro plano.
¿Cómo era su relación con Víctor Carranza?
Una relación formal y de respeto cuando nos encontrábamos en reuniones.
¿Cómo estaba su relación con él para la época en que murió?
Existieron diferencias por un trabajo que teníamos en sociedad, pero se habían hecho varios acercamientos y reuniones.
También se ha mencionado que usted y sus hermanos tuvieron vínculos con el paramilitarismo. ¿Es cierto?
Eso es lo que siempre han querido hacer ver. Siempre he sido investigado por eso y todas las veces he sido absuelto, porque nunca hemos tenido vínculos de ninguna índole.
¿Cómo es su relación con sus hermanos hoy?
Ha sido una relación buena, a pesar de que he vivido distanciado de ellos (su hermano Gilberto fue extraditado a los Estados Unidos en febrero de este año por cargos de narcotráfico).
¿En qué momento lo empezaron a vincular con el narcotráfico y por qué?
Me enteré cuando estaba en reclusión en la cárcel Picaleña (complejo penitenciario de máxima seguridad de Ibagué). Me quieren mantener en prisión y sacarnos de la región pagando testigos falsos.
Usted aseguró alguna vez que hay “narcotraficantes esmeralderos” que quieren quedarse con el negocio de las esmeraldas en Boyacá. ¿A quiénes se refiere? ¿Tiene pruebas?
El principal error que se cometió en la región esmeraldera fue vender acciones de nuestras empresas a personas que no eran de la región y llegaban como supuestos empresarios inversionistas, desconocidos que fueron los que finalmente resultaron vinculados con narcotraficantes.
Pero la justicia de Estados Unidos lo acusa de haber enviado cocaína a ese país por más de 15 años.
Muchos poderosos en Colombia y Estados Unidos no aceptan que las fortunas generadas por el negocio de las esmeraldas estén en poder de familias campesinas de Boyacá. Por eso nos persiguen y vieron en el narcotráfico la excusa perfecta para extraditarnos y así arrebatarnos las minas de esmeraldas y quedarse con esas fortunas.