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"Ya no soy uribista, ni más faltaba": hacker Andrés Sepúlveda

Desde la cárcel de Picaleña, en Ibagué, el hacker Andrés Sepúlveda les dice a Luis Alfonso Hoyos y Óscar Iván Zuluaga que no sean “cobardes” y que den la cara.

María José Medellín Cano / Santiago Martínez Hernández
31 de mayo de 2016 - 11:35 p. m.
Andrés Sepúlveda, detenido en la cárcel de Picaleña. / Cristian Garavito - El Espectador
Andrés Sepúlveda, detenido en la cárcel de Picaleña. / Cristian Garavito - El Espectador

Andrés Sepúlveda es, hasta ahora, el rostro más visible de las interceptaciones a los negociadores de La Habana. Tras pactar un preacuerdo con la Fiscalía, fue condenado a 10 años de cárcel por los delitos de concierto para delinquir, acceso abusivo a sistema informático violación de datos personales agravado, uso de software malicioso y espionaje. Desde hace unas semanas está en la cárcel la Picaleña de Ibagué, a donde llegó luego de un intempestivo traslado desde una antigua sede del DAS. Teme por su seguridad, dice que es el objetivo de “gente importante”, asegura que el uribismo le pagó más de $1.000 millones por hackear comunicaciones relacionadas con los diálogos de paz y dice, sin asomo de duda, que se arrepiente de haberse metido con políticos. En especial, con el Centro Democrático.

¿Por qué lo cambiaron de cárcel?

No lo puedo responder con precisión. Tengo tres versiones. La primera la oí en un noticiero donde hablaban de que me trasladaban por mis declaraciones a Bloomberg, pues había generado malestar en personas muy importantes. Otra versión es que me senté con unos diputados mejicanos para hablar sobre mis declaraciones a Bloomberg, lo cual es falso. La tercera es que fue un error de la Fiscalía.

¿Ha recibido amenazas en la cárcel la Picaleña?

No he recibido amenazas pero le voy a comentar por qué temo por mi seguridad. En julio de 2014 me trasladaron a la cárcel La Picota. Allá tuve cuatro intentos de asesinato. El último se hizo público, incluso el mismo fiscal hizo una rueda de prensa.

¿En La Picota?

En La Picota. Me aislaron y me dejaron en un lugar invivible. No tenía luz natural, todo era artificial, no tenía ventilación. Me tocaba dormir en el piso, me mordió un roedor y me generó alergia en todo el cuerpo. Hoy quiero dejar claro que si me llegan a aislar, porque sé que están buscando hacerlo, de inmediato entro en huelga de hambre.

¿Ha entrado en huelga de hambre antes?

Nunca, pero esta vez no voy a permitirlo. Tengo medios nacionales e internacionales que están pendientes de lo que está pasando. Además hay ONG de derechos humanos que están mirando (mi caso).

Usted relaciona directamente la publicación de Bloomberg con su traslado.

Es una coincidencia bastante extraña.

¿Qué hace en la cárcel?

Permanezco trece horas encerrado en una celda y once en un patio. Procuro estar leyendo o escribiendo.

¿Y está escribiendo algo especial?

No, estoy organizado ideas pues porque son muchas horas al día libres, hay que saberlas utilizar. Miro noticias también, obviamente.

Usted dice que hay personas que lo quieren asesinar.

Que quieren verme muerto.

¿Quiénes son?

A raíz de mi colaboración hay diez personas capturadas. De la política, evidentemente. No voy a dar nombres exactos, pero hay miembros de la Fuerza Pública, de bandas criminales, de grupos paramilitares y de las Farc.

¿Va a dejar de colaborar con la Fiscalía a raíz de su traslado?

Durante todo mi proceso yo colaboré. Llegamos a un preacuerdo y de manera voluntaria seguí colaborando, se lograron resultados muy positivos. Se lograron diez capturas y tengo entendido que se vienen más. Quiero dejar claro que las capturas del caso Andrómeda se dieron por la información que yo aporté. Comento algo por primera vez: en el paro agrario de 2013, el 29 de agosto hubo una marcha en la Plaza de Bolívar, en Bogotá, y al otro día salió un cartel que se llamaba el cartel de vándalos. Yo soy la única persona que puede comprobar que eso es un falso positivo de la Policía. Tengo la información técnica, los correos electrónicos que involucran a altos mandos de la Policía. De los capturados, un 95% eran personas inocentes.

¿Dónde están esos documentos?

Los tengo bajo reserva. Sé que a la Fiscalía le interesa mucho porque unos fiscales (delegados) ante la Corte me preguntaron por eso y les mostré lo que tenía y pedí que cuidaran a mi familia porque hay altos mandos de la Policía involucrados.

¿Qué más pruebas hay de eso?

Todos los correos electrónicos con mayores de la Policía, con tenientes, patrulleros, tenientes, sargentos, cabos, intercambiando información para hacer la presentación de la legalización de esas fotos del cartel de los vándalos.

¿Y usted lo va a hacer público?

Lo estaba aportando a la Fiscalía pero si no le interesa mi colaboración, tengo la manera de que esa información se convierta en algo público.

¿Cuándo dejó de colaborar con la Fiscalía?

Cuando llegué acá (a la cárcel La Picaleña). El 11 de mayo del 2016.

¿Eso puede cambiar?

Mire: nadie, absolutamente nadie de la Fiscalía, se ha sentado a explicarme qué fue lo que pasó. Yo tenía un acuerdo y ellos me cuidaban. Ahora incluso he solicitado medidas cautelares (ante la CIDH) porque me siento siempre en riesgo inminente. Necesito la seguridad y las garantías de poder seguir haciendo lo que estaba haciendo antes.

¿Qué estaba haciendo antes?

Desarrollé un programa basado en inteligencia artificial y visión computacional que rastrea internet en busca de diferentes delitos. Violencia extrema, ciberyihad, bacrim, pandillas, pornografía infantil, tráfico de personas, pandillas y fraude electoral. Con ese programa ya hemos tenido varios resultados.

¿Cuáles?

Se detectó una red de apoyo al terrorismo que distribuía propaganda del denominado Estado Islámico, se bloquearon más de 600 cuentas de redes sociales que estaban destinadas a esta distribución. Se detectó el reclutamiento en línea de bandas criminales en Bogotá y también formas de distribución de pornografía infantil en redes sociales.

¿Se lo dio a alguna agencia de inteligencia?

Este programa fue estudiado por expertos internacionales que son los que han validado la información.

¿Cómo quiénes?

Hay una empresa privada del sector internacional, es una multinacional. No le doy el nombre todavía porque estoy haciendo con ellos un acuerdo de colaboración y obviamente, apenas salga, esta información va a ser pública. Bloomberg verificó este programa, el código fuente y muchas cosas para comprobar que era cierto. Incluso en el artículo que salió publicado… Quiero aprovechar la oportunidad para comentar que pongo a disposición ese programa para las empresas y ONG que quieran investigar y prevenir ese tipo de delitos que ya mencioné. Tengo una cuenta de Twitter que es @hackersepulveda, la manejan mi esposa y mis familiares. Por ahí me pueden contactar para que sepan cuál es el procedimiento a seguir.

¿Cuánto cuesta el programa?

No, eso no tiene costo.

¿Lo hizo de manera voluntaria?

Es mi manera de sentar un precedente en el sistema carcelario. En Colombia hay un estigma y es que quienes estamos privados de la libertad somos una carga para el Estado. Y eso es válido pero no es toda la historia. ¿La manera de reintegrarme a la sociedad es estar 13 horas en una celda y 11 en un patio? Lo que estaba haciendo antes era una manera de colaborar para la prevención de delitos de alto impacto. Además estoy planeando dos productos más para dignificar la estadía en prisión. Estoy a punto de presentárselos al Inpec. En Colombia se habla de paz y reconciliación, pero no de resocialización. Esta es mi manera. Yo no estoy pidiéndole plata a nadie, no. Sólo estoy pidiendo que me dejen trabajar.

¿Cómo funcionaba su participación en el proyecto?

Yo tenía un computador con acceso a internet debidamente monitoreado. Por lo menos una vez por semana hacían un análisis forense para mostrar que yo no estaba cometiendo ningún delito.

¿Cuánto tiempo tardó haciendo el programa y con quién lo hizo?

Veinte meses. Lo hice solo.

¿Tenía acceso a redes sociales?

No. Primero me dijeron que no podía y yo también solicité que fuera así para evitarme problemas futuros.

¿Es posible desarrollar un programa para detectar amenazas en redes sociales sin acceder a una red social?

Hay diferentes maneras de acceder a una red social sin entrar directamente a la página.

¿Alguna agencia de inteligencia estatal lo ha contactado por el proyecto que desarrolló en Bogotá?

He establecido contacto con algunas agencias de inteligencia estatales. No quiero dar ubicaciones. Estoy buscando la oportunidad de seguir trabajando. Yo lo llamo mi obra maestra, porque estoy usando mis conocimientos para un bien común.

¿Hubo alguna vez presiones de la Fiscalía para que usted declarara?

Cuando a mí me capturaron, yo me mantuve en la posición de no colaborar y apoyar al Centro Democrático, estaba dispuesto a pagar una pena de 30 años. Lo único que pedí fue apoyo y no lo recibí, lo único fueron intentos de asesinato y el consejo de que me volara. Yo fui paciente, hasta que ya era inminente que me iban a matar en la Picota. Ahí fue cuando entró la Fiscalía, me sacó de esa cárcel. De la Fiscalía no recibí presiones.

¿De quiénes sí?

El caso involucra políticos, Fuerza Pública y grupos armados ilegales.

¿Tiene nombres?

Sí, pero no los quiero dar para no agravar mis condiciones de seguridad.

¿Cuándo decidió colaborar con la Fiscalía?

Cuando me sacaron de La Picota y pude escuchar audios de llamadas interceptadas, en los que se hablaba del riesgo en que me encontraba. Es más, en los audios se escucha que el día que me sacaron era el momento en el que me iban a matar. Los audios me los dejó escuchar el doctor (Julián) Quintana, el director del CTI.

¿Cómo van los casos grandes en los que usted ha sido testigo?

En el caso de la campaña presidencial de 2014 sé que faltan capturas y que este año se harán más.

¿Sabe quiénes son los próximos a responder?

Son parte del Centro Democrático y de la Fuerza Pública.

¿Las cabezas del partido?

Sí.

¿Por qué tan seguro?

El Centro Democrático se jacta de su valentía, de que no quieren impunidad, pero apenas pasó lo mío salieron corriendo como ratas. Dicen que lo que yo digo es falso pero se van.Yo puedo mirar a mis hijos y a mi esposa y decirles que cometí un error y lo afronté. Ellos podrán mirar a sus hijos (pero) para decirles que son unos cobardes que huyeron.

¿De ellos tampoco quiere dar nombres?

No, pero quiero dejar claro que ahí está Luis Alfonso Hoyos. Si me pregunta qué lección aprendí, diría que no volver a meterme con políticos. No me arrepiento de haber hackeado a las Farc porque son un grupo terrorista, me arrepiento de haber usado esa información con fines políticos.

¿Qué le falta contarle a Fiscalía y al país?

Lo que hice en Latinoamérica y muchas cosas más que guardo por seguridad.

¿En cuántas campañas políticas estuvo?

Desde 2005 en todas las campañas relevantes en Latinoamérica. Tengo toda la información que di a Bloomberg. Si me quieren demandar, perfecto. En juicio nos veremos y la gente podrá ver que lo que hice y conté es completamente cierto.

¿Usted trabajó en la primera campaña de Santos?

Asesoré temas de ciberseguridad en esa campaña durante dos meses. Fue poco tiempo porque el trabajo que tenía que hacer duraba eso. En ese entonces había una persona que creo que se llama Rabick, que tenía turbante y después terminó capturado, que manejaba redes sociales. A mí simplemente me contrataron personas de la campaña que yo había conocido en la campaña de reelección de Uribe. Tenía que blindar ciertas páginas. Nunca trabajé con Rabick.

¿Quién lo contactó entonces?

No voy a decir nombres. Me contactó alguien que trabajaba en la campaña.

¿Usted participó en la segunda vuelta en la campaña de Santos?

No, me fui al otro lado. El uribismo dice que soy un infiltrado pero antes decía que era el mejor consultor de seguridad. Me pagaron más de $1.000 millones por lo que hice. Después de que me capturaron soy un aspirante a limpiador de computadores. Yo era más uribista que Uribe. Siempre lo dije. Ya no, ni más faltaba. Eso que estuve dispuesto a pagar casi 30 años por un partido político.

¿Cuál es o fue su relación con J.J. Rendon?

Ya hablé de ese tema. Cada vez que hablo de él son problemas.

¿Pero en este momento tienen alguna relación?

Ninguna. Él se refiere a mí como si fuera un criminal.

¿Él tiene que ver con algo de los actos ilegales que usted cometió?

(Se ríe) ¿Usted puede escribir que yo me reí cuando me hizo esa pregunta? Pues esa es mi respuesta. No me arrepiento de lo que dije de México ni de lo de Latinoamérica. Pero evidentemente me trajo problemas. Y cada vez que hablo del tema, me llegan más.

Pero su sonrisa es retadora...

Simplemente me río y callo. Simplemente fue quitarme un karma y me encantó haberlo hecho. Estas son las consecuencias.

¿Cuál fue su relación con Germán Chica?

Una gran persona. Lo conocí en el Partido de la U y la última vez que tuve contacto con él fue en la Federación Nacional de Departamentos. El Espectador documentó muy bien esa relación, por la empresa que yo tenía que era Pixel Media.

¿Trabajó con Chica directamente?

Sí.

¿Algún miembro de su familia trabajó con él?

Mi hermano. Él y yo lo conocimos en la campaña del Partido de La U y seguimos trabajando con él en otras ocasiones. Me retiré porque iba a continuar trabajando para la Policía y él siguió en la Federación Nacional de Municipios.

Antes de que su captura, usted vivía de su trabajo digital.

Y de lo que hacía en los diferentes países. Campaña digital en política y labores de inteligencia para la Policía.

¿De qué vive su familia ahora?

Cada uno tiene su trabajo y sus cosas.

¿Su captura los ha afectado?

Emocionalmente sí, pero económicamente no. Eso sí, ser pariente de Andrés Sepúlveda es un delito en Colombia y mi familia lo vive a diario.

¿Cuál es su mayor temor en este momento?

Que me maten.

¿Qué le quiere decir al presidente Santos?

Que hable de resocialización. Que para una paz de verdad es necesaria la resocialización.

¿A Uribe?

Absolutamente nada.

¿Hoyos y Zuluaga?

Que den la cara y que no sean cobardes.

Por María José Medellín Cano / Santiago Martínez Hernández

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