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Las apuestas por difundir los hallazgos de la Comisión de la Verdad

Investigaciones sobre el conflicto, talleres, capacitaciones y una estrategia de comunicación. Estas son algunas de las iniciativas que han adelantado organizaciones que se dedican a expandir por los territorios el conocimiento sobre las recomendaciones y testimonios que consignan el informe final de la desaparecida entidad.

Tomás Tarazona Ramírez
04 de octubre de 2023 - 11:00 a. m.
Primer informe de seguimiento a recomendaciones de la Comisión de la Verdad
Primer informe de seguimiento a recomendaciones de la Comisión de la Verdad
Foto: El Espectador - José Vargas

Uno de los mayores retos que tiene una comisión de verdad cuando es creada es contar con exactitud lo que realmente sucedió durante un conflicto que recién culminó. En Colombia, esta regla no es ajena, y un poco más de un año después de haberse publicado el Informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV), aún son varias las tareas pendientes para que ese documento, de miles de páginas, que narra medio siglo de guerra, pueda ser conocido, entendido y socializado en todos los rincones del país.

Al ser esta difusión una tarea complicada, varias organizaciones han emprendido un camino para que el Informe sea conocido tanto en las ciudades principales como en las regiones donde el conflicto fue epicentro durante años. Una de estas propuestas es de la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), que tiene un proyecto para dar a conocer las recomendaciones del Informe final, así como los testimonios escritos en sus páginas. Su tarea se ha enmarcado en construir memoria para que, en el futuro, no se repitan los mismos errores que generaron un conflicto que dejó miles de víctimas.

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Tras cinco años de investigaciones y la recolección de más de 14.000 testimonios, la CEV reconoce que tanto organizaciones de la sociedad civil como los medios de comunicación, considerados “guardianes de la memoria”, tienen una cuota de responsabilidad para que se conozca lo que sucedió durante la guerra y que el país entienda los motivos por los cuales se hicieron 67 recomendaciones al Estado, destinadas a contribuir a que se defina una agenda de futuro que permita avanzar en diálogos sobre asuntos fundamentales y siente las bases de la reconciliación, la paz y la no repetición.

Andrea Garzón, coordinadora de investigación de la CCJ, le dijo a este diario que la difusión de los informes de las comisiones de la verdad en general es la etapa “más importante”, porque de ese proceso depende que el informe tenga algún efecto en la sociedad y funcione como un mecanismo para que no vuelva a ocurrir lo que se relata en los informes. “Pero, además, para que nos demos cuenta de las causas que dieron y siguen dando lugar al conflicto armado y cómo superarlas”, precisó.

Mirarse al espejo

El trabajo de la CCJ ha estado enfocado en dictar talleres y capacitaciones en diversas regiones, para que quienes vivieron en carne propia el conflicto armado “puedan mirarse al espejo”, como dice el abogado David Rodríguez, coordinador de incidencia nacional de la organización. Para él, los cubrimientos de los temas de impunidad y enfoque de género en la justicia son fundamentales, ya que “las mayores agresiones contra la población civil durante el conflicto armado recurren a modalidades de agresión que atacan especialmente a las mujeres, niñas y jóvenes. El Informe final dice que la violencia sociopolítica tuvo efectos diferenciados en las mujeres y si la justicia estatal no asume un enfoque de derechos humanos de las mujeres y de género no podrá cumplir su labor”.

Desde la organización han visitado al Urabá, Bajo Cauca, Montería, Sincelejo, Cauca, Valle del Cauca, Nariño y Putumayo para dar a conocer los hallazgos de la CEV. Incluso, han capacitado a servidores judiciales, jueces, magistrados, miembros de la Fiscalía, la Defensoría, la Procuraduría y la Personería para que “los actores locales de la justicia en cada territorio vean la manera en la que las recomendaciones no fueron construidas desde el centralismo, sino que atienden a problemas locales y barriales de los territorios”. Además, hablar sobre estos temas “sirve como espacio de construcción de una ciudadanía más informada y conocedora de sus derechos”, apuntó Rodríguez y añadió: “El Informe de la Comisión de la Verdad es un espejo, crudo, pero necesario de las dimensiones que tuvo la vorágine de la guerra en Colombia. Conocer los niveles de degradación de la guerra y la manera en la que todos los actores incurrieron en graves violaciones a los derechos humanos y crímenes de guerra es una condición ineludible para que esto no vuelva a ocurrir”.

Menos es más

De acuerdo con Andrea Garzón, hacer un ejercicio de síntesis es clave para que más personas puedan conocer el Informe final y sus recomendaciones. Para ello, pone como ejemplo lo sucedido en Guatemala, donde, tras casi 30 años de guerra y una sucesión de dictaduras y golpes de Estado, se optó por hacer un resumen de 50 páginas sobre los hallazgos más importantes de la comisión de la verdad en ese país. Aunque se presentaron los resultados a modo de historieta, se dio cátedra en los colegios y hubo una orden para traducirlo a cinco lenguas mayas, no generó un gran impacto en la ciudadanía y el texto quedó prácticamente olvidado.

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En la CCJ no quieren repetir estos hechos en Colombia, y, para garantizar una efectiva difusión, se han enfocado en utilizar herramientas como las redes sociales y campañas digitales, con el fin de resumir capítulos enteros del Informe final en una o dos publicaciones. Por ejemplo, en cuanto al apartado de “Mi cuerpo es mi verdad”, que habla sobre la violencia contra las mujeres y la población LGTBIQ+, se resumieron 644 páginas en nueve diapositivas de Instagram donde se explica cómo el número de víctimas mujeres indígenas y afros, y personas con orientación sexual e identidad de género diversa aumentó con el pasar de los años.

Además, Garzón explicó que se diseñó toda una estrategia de comunicación para ofrecer información corta pero concisa sobre los hallazgos de la CEV. “La estrategia es amplia: empezamos seleccionando grupos focales y temas de interés; ahora trabajamos con el Comité de Seguimiento y se harán reels (videos cortos en Instagram y TikTok) sobre recomendaciones que hablen de aquellos terceros que auspiciaron el conflicto, pero que no han reconocido su responsabilidad y hacer que sea una especie de mea culpa desde los actores inmersos en la guerra para que este tipo de hechos no vuelvan a suceder”.

La coordinadora de investigación de la CCJ explicó que se deben difundir los hallazgos para que “las personas que fueron afectadas y brindaron información a la Comisión de la Verdad se sientan parte de este Informe”. Así pues, el colectivo de abogados considera importante este trabajo para que realmente tenga incidencia en la sociedad debido a que cuando las personas “entienden que las realidades de sus territorios están allí recogidas se sienten parte. Para aquellos que no estuvieron tan cercanos al conflicto ni lo vivieron en su cuerpo, es importante que entiendan lo que pasó y que haya una conciencia generalizada de la sociedad civil para no quedarse callados ante las barbaries de la guerra”, dijo Garzón.

Enseñar para recordar

La CCJ entendió que la pedagogía y los materiales didácticos son buenos aliados cuando se trata de dar a conocer hechos tan extensos y crudos sobre el conflicto de un país. Otro ejemplo ilustrado por la coordinadora hace referencia a Perú, que vivió una guerra de 20 años (1980-2000) y fue testigo de la muerte de casi 70.000 personas. En ese país, señaló, le apostaron a la verdad y la reconciliación con una estrategia de comunicación en donde se creó un museo de la memoria y se difundió la exposición fotográfica Yuyanapaq, que, después de dos décadas de terminado el conflicto, sigue siendo visitada por locales y turistas.

En alianza con Viva la Ciudadanía, un colectivo de oenegés colombianas dedicadas a estudiar temas de paz, se han creado y publicado resúmenes del Informe final y las recomendaciones que tanto la CEV como la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) han hecho en los últimos meses. Por ejemplo, este colectivo ideó una clase de historieta llamada “Bien explicadito”: un folleto de solo 12 páginas en que se resumen los datos, hallazgos y testimonios más importantes consignados en el informe de la Comisión de la Verdad. Con ilustraciones, caricaturas y un lenguaje sencillo, la cartilla explica algunos de los puntos que más impactaron en medio del conflicto, como el narcotráfico, la desigualdad en el acceso a las tierras y la impunidad.

“La cultura ha sido profundamente alterada por la guerra (...) ha heredado una visión excluyente del otro, de los pueblos étnicos, del campesino pobre, del disidente, del contrario, lo cual ha sido aprovechado por la guerra. El conflicto armado se arraigó en la cultura y esto impide una convivencia pacífica, democrática”, se lee en la cartilla. Por su parte, Diego Herrera, director regional en Antioquia de Viva la Ciudadanía, le dijo a este diario que desde la organización buscan establecer un enfoque territorial con un lenguaje sencillo e ideas fuertes para que la gente lo sienta como propio”. “La gente no va a leer las más de 800 páginas del Informe, porque algunas no tienen conocimiento siquiera de que se haya publicado o porque no tienen conectividad para acceder a él”, agregó.

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La tarea de Viva la Ciudadanía ha tenido sus réditos, por ejemplo, en La Guajira, Cauca y Bajo Cauca, dice Herrera. “En esos lugares ya hay un nivel de apropiación del Informe de la CEV en comunidades campesinas, indígenas, jóvenes y mujeres del común. Esto hace que el conocimiento no se quede solo en círculos cerrados, organizaciones o entidades del Estado, sino que llegue a los ciudadanos. Lo que queremos es que la gente se pregunte ‘¿y ahora para dónde seguimos?’. No podemos repetir lo que sucedió y la función de reconciliación es avanzar en otra dirección distinta a lo que ya hemos pasado”, añadió el director regional.

Garzón coincide en que la difusión del Informe final depende de toda la sociedad. “El Gobierno tiene un rol fundamental de apropiarse del Informe, revisar las causas y trabajar políticas públicas para mitigar estas causas y también hacer campañas de difusión. Pero también es importante la labor del Congreso”. Para ella, la academia también ejerce un rol fundamental, pues puede difundir el Informe en las aulas y otros espacios académicos. “También es una responsabilidad vital de los medios de comunicación que den a conocer el Informe final”, concluyó.

Tanto la CCJ como Viva la Ciudadanía no pueden demostrar datos o porcentajes sobre la difusión que han hecho del Informe de la CEV. Sin embargo, ambas organizaciones explican que ha habido una acogida positiva en los territorios, siempre y cuando se apunten a “las causa estructurales (del conflicto) que deben ser saneadas, porque si esas causas no se sanean el conflicto continuará estando cíclico. Tenemos una Comisión de la Verdad, tenemos un proceso de paz, pero tenemos nuevos y viejos actores que han recobrado muchísima fuerza porque esas causas no se han solucionado”, concluyó Garzón.

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Tomás Tarazona Ramírez

Por Tomás Tarazona Ramírez

Periodista de investigación con énfasis en conflicto, memoria y paz.ttarazona@elespectador.com

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Norma(12580)05 de octubre de 2023 - 03:38 p. m.
Excelente columna y excelente labor la desarrollada por la CCJ, Viva la Ciudadanía y muchas organizaciones y movimientos sociales para dar a conocer los hechos, en los territorios y comunidades afectadas. El Estado también debe asumir con fuerza su difusión para contribuir al conocimiento, la memoria y la no repetición.
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