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Cuando tenemos plantas en casa, solemos pensar que basta con regarlas y darles suficiente luz. Sin embargo, uno de los cuidados más importantes para mantenerlas fuertes y saludables es la poda. Esta práctica, que muchas veces se pasa por alto, permite controlar el crecimiento, mejorar la floración y prevenir enfermedades.
Y es que saber cuándo, cómo y cuánto podar marca la diferencia entre una planta vigorosa y una que se debilita con el tiempo. Por ello, aquí encontrará cinco claves esenciales para hacerlo de manera adecuada.
Momento adecuado para podar:
El mejor momento para podar depende del tipo de planta y del propósito del corte. En términos generales, el docente Frank Jimy García Navarrete, de la Universidad ECCI, recomienda hacerlo durante el período de receso vegetativo —cuando la planta se encuentra en reposo— o justo después de la cosecha.
Menciona que el momento exacto puede variar según la especie y las condiciones climáticas del lugar, por lo que conviene observar el ciclo natural de cada planta antes de intervenir.
- Tipo de planta y clima: en regiones frías, se debe evitar podar durante los meses de bajas temperaturas, ya que el frío puede impedir la adecuada cicatrización de las heridas.
- Ciclo de floración: si la planta florece en primavera, una poda en otoño podría afectar su floración.
- Condiciones ambientales: en zonas sin estaciones marcadas, se deben evitar las podas durante la temporada de lluvias o en las noches, debido al exceso de humedad.
Tipo de planta para podar
Tenga en cuenta también el tipo de plantas. Según el docente, “la poda de las plantas y árboles, y la determinación del momento óptimo para realizarla, dependen de factores como la especie, las condiciones climáticas, la región de Colombia y el estado fenológico del cultivo”.
En el caso de los frutales, las recomendaciones más comunes son:
- Cítricos (naranjos y limoneros): podar después de la cosecha o durante una temporada seca, preferiblemente antes del inicio de las lluvias.
- Manzanos y perales: realizar la poda en temporada seca, cuando el cultivo está en reposo vegetativo y no en fase productiva; tradicionalmente entre diciembre y enero, aunque el cambio climático ha modificado estos tiempos.
- Mangos: podar después de la cosecha y al inicio de la temporada de lluvias.
- Aguacates: preferiblemente durante la temporada seca.
Para las plantas ornamentales y rosales, las pautas varían según su tipo y propósito, lo recomendable es que mire las recomendaciones y cuidados específicos de la planta, pero en general puede hacer lo siguiente:
- Plantas de follaje ornamental: conviene realizar podas ligeras y periódicas para mantener la forma y controlar el tamaño, evitando cortes drásticos que puedan debilitar la planta.
- Plantas trepadoras (como buganvilias o jazmines): se podan después de la floración para conservar su estructura y promover nuevos brotes.
- Arbustos ornamentales: podar después de su floración principal o cuando presenten crecimiento excesivo, procurando no eliminar más de un tercio de la planta.
Importante que tenga en cuenta: la poda, aunque beneficiosa en la mayoría de los casos, debe hacerse con conocimiento y precaución. Cada especie tiene su propio ritmo y necesidades, por lo que antes de intervenir, lo más recomendable es documentarse sobre los tiempos y métodos adecuados para cada planta.
Tipos principales de poda:
Como se ha mencionado, es fundamental conocer el propósito de la poda antes de realizarla. Si su planta presenta ramas secas, será necesario aplicar una técnica específica; en cambio, si lo que busca es controlar su crecimiento o darle una forma más ordenada, el enfoque será distinto.
Por ello, a continuación se presentan algunos de los tipos de poda más comunes y sus objetivos.
1. Poda de formación
Se aplica en árboles o arbustos jóvenes, generalmente entre los dos y tres años, con el fin de establecer la estructura deseada para su etapa adulta. Es una de las más importantes, pues define la forma futura del ejemplar y reduce la necesidad de correcciones posteriores.
En el caso de árboles frutales, esta poda facilita el acceso a los frutos durante la cosecha. En algunos casos se utilizan guías de metal o madera fijadas a las ramas para orientar su crecimiento. Es fundamental tener claro el diseño o la forma deseada desde el inicio, ya que este tipo de poda se realiza en varias fases y a lo largo de los primeros años de vida del árbol o arbusto.
2. Poda de saneamiento
Su propósito principal es mantener la salud de la planta. Se realiza eliminando ramas, tallos u hojas secas, enfermas, infestadas o rotas. Además de mejorar el aspecto del ejemplar, previene la propagación de plagas y enfermedades, y reduce el riesgo de accidentes por caída de ramas.
Es una práctica que puede realizarse de forma regular o una vez al año, dependiendo del estado de la planta. En general, todas las especies se benefician de este tipo de poda.
3. Poda de rejuvenecimiento
Se aplica a plantas envejecidas, debilitadas o descuidadas. Consiste en eliminar ramas viejas o débiles para estimular el rebrote y recuperar la vitalidad. Es una medida correctiva que busca devolver el vigor y la estructura adecuada al ejemplar.
Un ejemplo conocido es el soqueo en los cafetales, técnica que corta todas las ramas y hojas para inducir un nuevo crecimiento más fuerte y equilibrado.
4. Poda topiaria u ornamental
Esta técnica, muy valorada en el paisajismo, busca dar formas decorativas a árboles y arbustos. Requiere habilidad y creatividad, ya que permite crear diseños geométricos o figuras más elaboradas, convirtiendo la planta en un elemento estético dentro del jardín.
5. Poda tras la floración
Se aplica a plantas de valor ornamental por sus flores, como los rosales o las orquídeas. Generalmente, se realiza después del período de floración, con el objetivo de preparar la planta para una nueva etapa de brotes fuertes y flores de mejor calidad.
El momento exacto varía según la especie, pero en la mayoría de los casos conviene efectuarla cuando las lluvias disminuyen o en temporada seca, para evitar daños por humedad.
Técnica correcta de corte:
Como advierte el docente, “una poda mal ejecutada puede causar más daño que beneficio”. Los errores más comunes suelen relacionarse con el uso inadecuado de herramientas o la falta de conocimiento sobre el momento y la técnica adecuada. Por ello, conviene tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Evite los cortes incorrectos: realizar cortes demasiado profundos o en lugares inadecuados puede alterar el crecimiento natural de la planta o provocar heridas difíciles de cicatrizar.
- Use herramientas adecuadas y bien afiladas: las tijeras o serruchos desafilados generan cortes irregulares que desgarran los tejidos, afectando la recuperación del ejemplar.
- Mantenga las herramientas limpias y desinfectadas: esto previene la transmisión de hongos o bacterias entre plantas.
- No pode en temporadas inadecuadas: es preferible evitar la poda durante las épocas de lluvia, invierno o cosecha, ya que las condiciones climáticas adversas pueden retrasar la cicatrización o favorecer el desarrollo de enfermedades.
El experto aclara que existen excepciones, como la poda de raleo durante la floración, donde se elimina uno de cada tres frutos para mejorar el desarrollo de los restantes.
Ojo, otra cosa que resalta es que aunque puede ser tentador cortar gran parte del follaje, una poda excesiva puede debilitar la planta, reduciendo su capacidad para realizar la fotosíntesis y afectar su equilibrio natural. La clave está en encontrar un punto medio, eliminando solo lo necesario para mantener la salud y la forma deseada.
Esta es la técnica aconsejada:
- Identifique las ramas que realmente deben eliminarse: priorice aquellas demasiado grandes, secas o improductivas.
- Evite cortar la yema apical: esta parte es la responsable del crecimiento vertical de la planta.
- Haga el corte justo por encima de la yema deseada: aproximadamente a 1 cm de distancia y con una ligera inclinación, lo que evita la acumulación de agua y reduce el riesgo de pudrición.
- En ramas gruesas: realice el primer corte desde arriba hasta la mitad del diámetro y otro desde abajo, unos 10 cm más hacia afuera, para permitir que la rama se desprenda por su propio peso sin dañar la corteza.
- Mantenga la distancia adecuada del tronco: los cortes en ramas grandes deben hacerse a 20 o 30 cm del tronco, lo que favorece una mejor cicatrización y evita heridas profundas.
Cicatrización y sellado:
Después de podar, se recomienda sellar las heridas para prevenir infecciones. Se pueden usar selladores comerciales con fungicidas o alternativas naturales como canela o aloe vera.
“El tiempo de cicatrización de una herida tras la poda depende principalmente de su tamaño. Las heridas pequeñas, de unos dos centímetros de diámetro, pueden cerrar en dos o tres semanas, mientras que las más grandes, de entre 5 y 7 centímetros, pueden tardar hasta un mes y medio en sanar completamente”, puntualizó el docente.
El sellado es un paso esencial para prevenir la entrada de enfermedades. Existen diversas opciones, cada una con ventajas específicas:
- Selladores comerciales: suelen incluir fungicidas o bactericidas y ofrecen una protección más completa.
- Alternativas naturales: el uso de la propia savia del árbol puede ayudar, aunque brinda menor protección frente a hongos.
- Remedios caseros: polvo de azufre, canela en polvo o gel de aloe vera son opciones efectivas para cortes pequeños.
“Como consejo final es tener en cuenta que la elección del método de sellado dependerá del tamaño de la herida, el tipo de planta y el corte realizado. Si bien las soluciones naturales son útiles en casos leves, los selladores comerciales suelen garantizar una protección más prolongada y eficaz contra infecciones”, finalizó García.
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