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Coloridas, versátiles y llenas de historia, las plantas del género Hibiscus no solo destacan por su belleza ornamental, sino también por sus múltiples usos culinarios, medicinales y culturales. Desde jardines tropicales hasta patios urbanos, estas especies aportan vida con sus flores grandes y vistosas, además de sorprender con propiedades comestibles, efectos terapéuticos y tradiciones que cruzan fronteras.
Es por esto que en este recorrido conocerá cuatro de las variedades más populares
Hibiscus rosa
El Hibiscus rosa-sinensis, conocido como rosa de China, cayena, amapola o hibisco, es un arbusto que viene del este de Asia y pertenece a la familia de las malváceas. Es una planta que puede crecer entre 2 y 5 metros de alto, con hojas de color verde brillante y bordes dentados. Lo que más llama la atención son sus flores grandes y vistosas, que pueden medir entre 6 y 12 centímetros. Tienen cinco pétalos y un grupo de estambres que sobresalen del centro. Las flores pueden ser blancas, amarillas, naranjas, rojas o rosadas.
Esta planta se usa mucho como adorno en jardines de zonas tropicales y cálidas. Pero también tiene otros usos: las hojas jóvenes se pueden comer como si fueran espinacas, las flores se comen crudas o cocidas y también sirven como colorante natural para dar tonos púrpuras a los alimentos. Incluso la raíz se puede comer, aunque no tiene mucho sabor y es fibrosa. En la medicina tradicional china, se cree que esta planta ayuda a aliviar dolores, espasmos, problemas digestivos leves y también se usa en productos de belleza.
- Luz: El Hibiscus rosa-sinensis prefiere pleno sol, pero puede tolerar sombra ligera, aunque con menos flores.
- Riego: Necesita un sustrato uniformemente húmedo y no tolera periodos de sequía prolongados.
- Suelo: Debe plantarse en un sustrato bien drenado y en una maceta de tamaño adecuado para evitar problemas de riego.
- Abono: Requiere fertilización regular desde la primavera hasta el otoño, especialmente con productos ricos en fósforo.
- Plagas: Es vulnerable a pulgones, trips, ácaros y, en menor medida, mosca blanca y cochinillas.
Flor de Jamaica
El Hibiscus sabdariffa, conocido como flor de Jamaica, rosa de Jamaica o acedera roja de Guinea, es una planta que viene del África tropical y que ahora se cultiva en muchas zonas cálidas del mundo por sus beneficios para la salud y su uso en la cocina. Puede crecer entre 1 y 3 metros de altura. Tiene flores rojas en forma de cono, hojas con forma de tres o cinco lóbulos, y lo más llamativo es su cáliz, que es grueso, rojo intenso y con sabor ácido, gracias a los ácidos naturales que contiene.
Esta planta se ha usado de muchas maneras. Antes, se cultivaba por la fibra de sus tallos, parecida al yute. Hoy en día, se aprovechan sobre todo sus cálices para preparar bebidas frías, mermeladas y como colorante natural para alimentos. En medicina natural, se cree que ayuda a eliminar líquidos, bajar la presión arterial, combatir parásitos y aliviar el estreñimiento. Algunos estudios apoyan su efecto para controlar la presión alta.
En la cocina, se usa en muchos países de formas distintas: en México se toma como agua de Jamaica, en África y Medio Oriente como carcadé o bissap, en Panamá como chicha de saril, y en El Salvador incluso se ha hecho vino con ella. También se pueden comer sus hojas verdes, parecidas a las espinacas, en algunos lugares de África.
- Luz: Requiere mucha luz, preferiblemente indirecta, y en interiores debe ubicarse cerca de una ventana o complementarse con luz artificial.
- Riego: Se debe mantener un riego constante sin encharcar, regando cuando la capa superior del suelo esté seca.
- Suelo: Prefiere suelos ácidos con buen drenaje y un pH mayor a 6.5.
- Abono: Durante el crecimiento y la floración, se recomienda aplicar abono líquido cada 15 días.
- Plagas: Se pueden controlar con productos biológicos como extractos de Neem, ajo o ají, además de tratamientos químicos cuando sea necesario.
Hibiscus mutabilis.
El Hibiscus mutabilis, conocido comúnmente como amor al uso y malva rosa de Cuba, es una planta arbustiva o arbórea perteneciente a la familia de las malváceas que se destaca por sus características flores cambiantes. Esta especie puede presentar flores dobles o individuales que experimentan una fascinante transformación de color a lo largo del día: comienzan siendo blancas por la mañana, se tornan rosadas al mediodía y finalmente adquieren un color rojo intenso por la tarde y noche. La variedad “Rubra” mantiene constantemente flores rojas, y la planta florece desde el verano hasta el otoño, prefiriendo crecer a pleno sol o sombra parcial en suelos ricos y bien drenados.
Además de su valor ornamental, el Hibiscus mutabilis posee propiedades medicinales tradicionales importantes. Las hojas y flores de esta planta son emolientes y refrigerantes, utilizándose para tratar inflamaciones e infecciones de la piel.
- Luz: Requiere pleno sol para desarrollarse y florecer abundantemente.
- Riego: Prefiere riegos moderados cada 1-2 semanas, manteniendo una humedad constante sin encharcar.
- Suelo: Crece bien en tierra de jardín con buen drenaje y rica en materia orgánica.
- Abono: Fertilice cada 2-3 semanas durante el crecimiento con la mitad de la dosis recomendada.
- Plagas: Mejora la circulación del aire con podas adecuadas para prevenir enfermedades y mantener la planta sana.
Hibiscus syriacus
El Hibiscus syriacus, conocido como rosa de Siria, altea, suspiro o malva real de Sevilla, es una planta que se cultiva por sus flores bonitas. Viene de Asia y puede crecer entre 2 y 4 metros, como arbusto o arbolito. Le va muy bien en lugares con veranos calurosos. Sus flores pueden ser blancas, rosadas, rojas o violetas, y aunque cada flor dura solo un día, la planta produce muchas, así que durante la floración —desde la primavera hasta el otoño— siempre se ven varias abiertas al mismo tiempo.
Esta planta tiene un significado especial en Corea del Sur, donde es la flor nacional. Allí se llama mugunghwa, que significa “flor eterna” o “flor infinita”, y aparece en símbolos oficiales e incluso en el himno nacional. Es fácil de cultivar y se puede reproducir por semillas o por esquejes, lo que la hace muy popular en jardines de zonas cálidas de todo el mundo.
- Luz: Necesita al menos 6 horas diarias de luz solar para desarrollarse correctamente.
- Riego: Requiere riegos frecuentes sin encharcar, especialmente durante su etapa joven.
- Suelo: Tolera diversos tipos de sustrato, aunque prefiere suelos bien drenados y con pH ácido, neutro o alcalino.
- Abono: Conviene abonarla en época de floración para estimular un buen crecimiento.
- Plagas: Es una planta muy resistente, aunque se recomienda una poda regular para mantener su salud y forma.
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