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El reloj marca las 2 de la tarde de un miércoles cualquiera, momento justo en el que Katherine Valbuena regresa junto a su hermano Kevin al colegio Kimi Pernía, en el cual ella cursa décimo y él sexto grado. A pesar de que la jornada escolar ya ha finalizado, ellos van al colegio por una sola razón: cumplir con el cuidado de la Huerta Agroecológica Egoró. La palabra viene de la lengua indígena Emberá, y significa “tierra”.
La Huerta Ecológica Ecoro hace parte del proyecto Media del colegio Kimi Pernía, que tiene como objetivo integrar todas las materias al proyecto de la huerta. “El trabajo nació hace 15 años con el objetivo de generar consciencia en los estudiantes, en relación al proceso que llevan a cabo los alimentos que ingieren”, dijo Nancy Prado, directora de la Huerta Ecológica Ecoro. La gran trayectoria del proyecto generó que la totalidad del estudiantado participe en el proyecto, pues es transversal a todas las materias académicas que cursan: Ciencias Sociales, Tecnología, Ciencias Sociales, y demás.
Como con ECO
La Huerta Ecológica Ecoro fue reconocida en 2022 por el programa Como con Eco, como una de las mejores huertas educativas del país. Nacido en 2021, Como con ECO es un proyecto financiado por Fondation Botnar, liderado por 2811 y la Universidad Ean, y apoyado por Climate-KIC Young Innovators, que facilita la incorporación de tecnologías e innovación como herramientas educativas que promueven el desarrollo de soluciones a retos ambientales dentro de los sistemas alimentarios. Además, sensibiliza desde la educación a jóvenes en su rol como agentes de cambio para promover sistemas alimentarios resilientes, abordando el cambio climático desde un enfoque sistémico.
La iniciativa ha dejado resultados positivos en aras de la responsabilidad ambiental: aumento de 45% en el dominio de conocimientos y metodologías registrado en docentes; más de 800 profesores certificados globalmente para dictar actividades ecológicas; y 10 laboratorios vivos en colegios de Colombia, 5 en Bogotá y 5 en Manizales.
Dentro de las actividades realizadas por Como con ECO, estuvo la primera edición de un concurso que se realizó en 2022 y que buscó apoyar la implementación de huertas en instituciones educativas, mediante el suministro de herramientas para su mantenimiento, tales como palas, compost, macetas, y otros. Participaron 25 colegios públicos y privados de todo el rentado nacional, dejando cinco ganadores, elegidos mediante dos parámetros principales: la durabilidad del proyecto y la participación de todo el estudiantado.
Los otros colegios galardonados fueron la Institución Educativa Campestre La Consolata y el Franciscano Agustín Gemelli de Manizales, y Montemorel y el Liceo Campo David de Bogotá.
¿Cómo funciona la huerta pedagógica?
Katherine trabaja en grupo con estudiantes de grados inferiores, de octavo, séptimo y sexto, explicándoles lo que deben realizar en la huerta, demostrando que “el proyecto está estructurado de forma tal que nunca acabe”, como dijo Prado. Los estudiantes y profesores deciden qué quieren plantar, guiados de las recomendaciones de los líderes de la huerta: Nancy Prado, el profesor William Pérez y representantes del Jardín Botánico de Bogotá, como Jenny Rojas que cada 6 meses visitan la huerta e indican qué cosechas pueden dar mayor fruto acorde a las condiciones climáticas, suelo, luz, compost y sustrato disponible. “Lo que más se cosecha acá es lechuga, cilantro y tomates”, expuso Nancy.
La transversalidad académica de la Huerta Agroecológico Ecoro busca que todos los estudiantes del colegio Kimi Pernía participen en el funcionamiento de la huerta, aunque 60 estudiantes que lideran el proyecto, los cuales se seleccionan a través del cumplimiento de requisitos como: “Ser de noveno, décimo u once, demostrar interés en aportarle a la huerta y tener experiencia dentro del grupo” dijo Nancy, complementando que para incentivar la participación “A los de noveno le valemos el trabajo en huerta como trabajo social. A la mayoría le queda gustando y por eso siguen ayudando en el huerto”.
La hidratación de la cosecha se hace a través de un sistema de agua que recibe la lluvia en un tanque, expulsándola por una tubería que va por encima de la cosecha, de forma tal que salga por sus orificios e hidrate el huerto.
Ningún participante de la huerta puede comercializar lo que cosecha, ya que el proyecto de huerta es sin fines lucrativos. El uso que le puedan dar a los alimentos es llevarlos a casa o aportarlos cuando realizan un encuentro grupal en el que comparten entre todo el estudiantado.
El reloj marca las 4 de la tarde, momento en el que los hermanos Valbuena y el grupo de trabajo en huerta que estuvo en obra durante dos horas, van camino a casa, con la satisfacción de haber contribuido al proceso de alimentos y mejora en la contaminación de su colegio. Tras dos horas de trabajar en la Huerta Agroecológica Ecoro, ha finalizado la jornada en la que los líderes identifican las cosechas que ya están listas para ser cortadas, los estudiantes de octavo, séptimo y sexto plantan las nuevas semillas, siempre con la supervisión de los compañeros de grados superiores; mientras los de quinto, cuarto e inferiores manejan la sección de las macetas más pequeñas. Además, los directores Nancy Prado y William Pérez, se encargan de la supervisión y mantenimiento del sistema de hidratación para la huerta.
Objetivos de la Huerta Agroecológica Ecoro
Además de la concientización, esta huerta también está pensada para cumplir la función de evitar la contaminación en el aire que genera el tráfico pesado de buses que hay justo al lado de la institución. “Plantamos árboles un cerco que limitaba con el paradero de los buses. En este momento los árboles tienen un tamaño medio y nos han funcionado para esa contaminación”. Esta sección abarca 20 metros cuadrados de la huerta y las plantaciones no tienen mayor distancia entre sí, todas están una tras otra, de forma tal de lograr el objetivo de mejorar el aire: “Desde las 4 de la mañana están prendiendo carros. Es una situación compleja, pero a la que pudimos dar manejo con el cerco”, concluyó Prado.
Nancy Pardo expuso que solo hay una problemática a la que se enfrentan: “Cuando la comunidad educativa sale a vacaciones la huerta se puede quedar sin el cuidado que los profesores y estudiantes suministramos. Sin embargo, hemos enfrentado esa problemática formando al personal de aseo y seguridad para que nos ayude a cuidarlo. Esa ha sido la solución a la única problemática a la que nos podemos enfrentar”.
La importancia de la huerta en la educación
En Bogotá, cerca de 90 instituciones públicas y privadas tienen huertos en sus instalaciones y están trabajando en programas y proyectos alrededor de los mismos. Desde la Secretaría de Educación, de forma mancomunada con el Jardín Botánico, ayudan en la orientación del trabajo con huertas a los colegios que tengan la posibilidad de tenerlas.
El trabajo que realiza el Jardín Botánico de Bogotá, como extensión de la Secretaria de Educación, es acompañar la labor que realizan las instituciones en sus huertas. “El Jardín Botánico va, hace visitas en las instituciones en las que ayuda con el trabajo a realizar en huerta, identifica las necesidades e intenta suplirlas. En las visitas se realizan capacitaciones para los estudiantes y profesores que trabajan en la naturaleza. Ese es el trabajo que realizamos” explicó la subsecretaria Julia Rubiano.
“Las visitas no son muy frecuentes, pero hay por lo menos una semestral. Los apoyamos con las herramientas que necesitan, hacemos recomendaciones y compartimos nuestra orientación también con guías virtuales. No existe un proyecto unificado con todos los colegios que tienen huerta, porque todas son distintas. La del Kimmi Pernía, particularmente, es un muy buen terreno, porque está bien trabajado” expuso la agricultura urbana del Jardín Botánico de Bogotá, Jenny Rojas.