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¿Cuál es la forma correcta de regar sus plantas? Seguramente se ha hecho esta pregunta en más de una ocasión, especialmente cuando encuentra consejos contradictorios en el vasto mundo del internet: que por arriba, que por abajo, que dejarlo en un plato… La verdad es que no existe un único método válido para todas las especies, porque cada planta tiene necesidades particulares. Por eso, más que seguir una fórmula única, lo importante es conocer las características de cada ejemplar y adaptar el riego en función de ellas.
A continuación, le explicamos en qué consiste cada una de estas técnicas, sus ventajas, cuándo aplicarlas y qué tipo de plantas se benefician más de cada método.
Regar desde arriba
El riego desde arriba es una técnica que imita la caída natural de la lluvia, proporcionando agua tanto al follaje como al sustrato. Esta forma de riego puede ser especialmente beneficiosa para ciertas plantas, ya que permite una hidratación más completa. Sin embargo, debe tener algo en cuenta y es que lamentablemente no es adecuada para todas las especies. Plantas como los cactus o la lengua de suegra, por ejemplo, son sensibles al exceso de humedad en sus hojas, lo que puede provocar pudriciones y enfermedades fúngicas.
Entonces, ¿Qué tipo de plantas toleran bien el riego desde arriba?, pues este método es ideal para especies que cumplen con al menos una de estas características:
- Hojas finas y permeables: como las de los helechos o calatheas, que absorben parte del agua desde su superficie.
- Origen tropical o de selvas húmedas: donde las lluvias frecuentes hacen que las plantas estén adaptadas a recibir agua sobre el follaje.
- Buena ventilación entre hojas: lo cual permite que el agua se evapore rápidamente y no se acumule.
- Ausencia de vellosidad densa o ceras protectoras: que en otras especies dificultan el secado y pueden favorecer la aparición de hongos.
Es decir, el riego desde arriba debe aplicarse con precaución y solo en plantas que toleren bien la humedad en su parte aérea. En caso de duda, siempre es preferible regar directamente sobre el sustrato o utilizar métodos alternativos como el riego por inmersión o desde abajo.
Por otro lado, es fundamental considerar que al emplear este método, se debe evitar dejar las hojas húmedas por períodos prolongados, pues esto puede generar la formación de moho o provocar quemaduras si la planta está expuesta directamente a la luz solar. Adicionalmente, la dosificación del agua es crucial: una cantidad insuficiente no llegará efectivamente a las raíces donde es realmente necesaria, mientras que un exceso puede ocasionar pudriciones radiculares y comprometer gravemente la salud de la planta. Las especies más apropiadas para este tipo de riego son aquellas con follaje que tolera bien la humedad temporal, como el poto o la cinta.
Para aplicar correctamente el riego desde arriba, es importante seguir una serie de recomendaciones que garantizan tanto la eficacia del riego como la salud de la planta. Este método, si bien puede parecer sencillo, requiere atención a ciertos detalles para evitar excesos de humedad que puedan afectar el follaje o favorecer la aparición de hongos.
Tenga en cuenta entonces que:
- Utilice una regadera adecuada: Se recomienda una regadera con múltiples orificios pequeños, que imite la lluvia fina. Esto permite una distribución suave y uniforme del agua, sin dañar las hojas ni compactar el sustrato.
- Distancia correcta: Coloque la regadera a unos 20 centímetros por encima del follaje. Esta altura permite que el agua caiga con naturalidad, cubriendo toda la planta sin generar salpicaduras excesivas.
- Distribución del agua: Riegue lentamente, asegurándose de que el agua llegue tanto a las hojas como al sustrato. Si parte del agua se derrama y cae al suelo o sobre la maceta, no representa un problema siempre que no se generen charcos permanentes.
- Momento ideal para regar: Realice el riego preferiblemente en las primeras horas de la mañana. Esto permite que el follaje se seque a lo largo del día, reduciendo el riesgo de hongos u otras enfermedades asociadas con la humedad prolongada.
¿Y con qué frecuencia regar?
La frecuencia y cantidad de agua deben ajustarse de acuerdo con varios factores:
- Tipo de planta: Algunas especies requieren más agua que otras. Por ejemplo, helechos y plantas tropicales suelen necesitar riegos más frecuentes, mientras que especies como cactus y suculentas no toleran este método.
- Condiciones ambientales: En climas cálidos o con baja humedad relativa, las plantas suelen necesitar más riego. En cambio, durante o en épocas frías o ambientes húmedos, es aconsejable reducir tanto la frecuencia como la cantidad de agua.
Desde abajo
El riego por inmersión, también conocido como riego desde abajo, constituye una técnica poco difundida, pero realmente es la más beneficiosa para el cultivo de plantas ornamentales. A diferencia del riego tradicional desde arriba, este método permite que las plantas absorban agua directamente a través de sus raíces, evitando el contacto del líquido con las partes aéreas más sensibles como tallos, hojas y flores.
De hecho, esto hace que resulte especialmente valiosa para especies florales delicadas y ejemplares jóvenes, cuyas estructuras vegetativas pueden ser propensas a desarrollar patologías fúngicas cuando se exponen a humedad excesiva. La implementación adecuada de este sistema puede marcar una diferencia significativa entre el desarrollo óptimo de una planta y la aparición de enfermedades que comprometan su vitalidad.
¿Y cómo se realiza correctamente el riego por inmersión?
Para aplicarlo adecuadamente, siga estos pasos:
- Verifique que la maceta tenga orificios de drenaje en la base. Sin ellos, el agua no podrá subir por capilaridad ni salir si se acumula en exceso.
- Coloque la maceta sobre un recipiente (como un plato o bandeja) con agua. El nivel del agua debe llegar hasta unos 3-5 cm de la base, sin cubrir toda la altura del sustrato.
- Deje la planta en esta posición durante 15 a 30 minutos, según el tamaño de la maceta y la capacidad de retención del sustrato. Durante ese tiempo, el sustrato absorberá el agua de forma natural, como una esponja.
- Retire la maceta y deje escurrir el exceso de agua. Es crucial evitar que la planta quede encharcada, ya que el exceso de humedad puede provocar pudrición radicular.
Las ventajas de este método es que al proporcionar únicamente la cantidad de agua que la planta puede absorber naturalmente, se minimiza el desperdicio característico del riego convencional, donde gran parte del líquido aplicado se pierde por escorrentía o evaporación antes de alcanzar la zona radicular. Adicionalmente, este sistema favorece un desarrollo radicular más vigoroso y profundo, ya que las raíces tienden a crecer en dirección a la fuente de humedad, fortaleciendo así la estructura general de la planta y mejorando su capacidad para resistir períodos de estrés hídrico.
A continuación, se presentan algunas de las especies que más se benefician de este método:
- Orquídeas: Sus raíces aéreas necesitan absorber humedad de manera controlada. El riego por inmersión hidrata sin afectar las delicadas flores ni provocar acumulación de agua en la base.
- Violetas africanas (Saintpaulia): Son especialmente propensas a desarrollar manchas o pudriciones si sus hojas entran en contacto con agua fría. Por eso, sumergir solo la base es ideal para mantenerlas sanas.
- Ciclámenes: Estas plantas crecen a partir de un cormo que puede pudrirse fácilmente si se moja directamente. El riego por inmersión mantiene el sustrato húmedo sin tocar la parte superior del cormo.
- Cuna de Moisés (Spathiphyllum): Aunque parece resistente, es vulnerable al encharcamiento en la base de sus hojas. Este tipo de riego ayuda a mantener la humedad adecuada sin saturar la corona.
Es importante establecer una frecuencia adecuada para este tipo de riego, adaptándola a las condiciones ambientales específicas y a las necesidades particulares de cada especie. Como regla general, se recomienda repetir el procedimiento cuando se observe que el sustrato comienza a secarse, lo cual puede verificarse mediante la introducción de un dedo en la capa superficial del medio de cultivo o utilizando un higrómetro para mayor precisión.
Además, durante los meses más cálidos o en ambientes con baja humedad relativa, la frecuencia de riego deberá incrementarse, mientras que en estaciones frías o períodos de reposo vegetativo de la planta, se reducirá considerablemente. Esta atención personalizada a las necesidades hídricas de cada ejemplar, combinada con la eficiencia del método de inmersión, garantiza un desarrollo óptimo de la planta y prolonga significativamente su ciclo vital, transformando el acto de regar en una práctica consciente y respetuosa tanto con la planta como con el medio ambiente.
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