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¿Por qué su planta de ají se seca, qué debe hacer y cómo revivirla?

La clave para mantener sano su ají está en la prevención: un riego equilibrado, suelo nutritivo y revisión constante que evite plagas y sequedad.

La Huerta

10 de septiembre de 2025 - 01:12 p. m.
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Foto: Pixabay
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Cuidar una planta de ají puede ser un verdadero reto. Al principio parece estar sana y llena de vida, pero con el paso de los días comienzan a aparecer señales de alarma: hojas que se marchitan, tallos débiles o manchas que indican que algo no anda bien.

Lo entendemos, en ese momento surgen las dudas y la frustración, incluso la tentación de desecharla. Sin embargo, antes de tomar esa decisión, conviene detenerse y entender qué está pasando. Muchas veces no se trata de un problema irreversible, sino de factores como un riego inadecuado, exceso de sol o carencias nutricionales que pueden corregirse con los cuidados adecuados.

Aquí le explicaremos que debe tener en cuenta:

Factores que secan su planta de ají

El ají es un cultivo clave en la cocina colombiana y puede crecer fácilmente en una huerta casera. Sin embargo, es una planta sensible y requiere ciertos cuidados. Estos son los principales factores que pueden hacer que se seque:

Factores ambientales:

  • Temperaturas extremas: el rango ideal está entre 24 °C y 30 °C. Por encima de 35 °C o por debajo de 10 °C la planta puede detener su producción o incluso marchitarse.
  • Luz inapropiada: necesita buena iluminación, pero un exceso de sol directo causa estrés hídrico. Lo recomendable es ubicarla en un sitio con luz abundante pero indirecta o semisombra según el clima.
  • Contaminación y químicos: el uso de pesticidas o productos agresivos puede debilitar la planta.

Cuidados manuales

  • Mal riego: El ají necesita que la tierra se mantenga húmeda de forma constante, pero nunca encharcada. Si se riega demasiado, el agua se acumula en el sustrato y las raíces se asfixian, lo que favorece la aparición de hongos y pudriciones. Por el contrario, si se riega muy poco, la planta no recibe la humedad suficiente para absorber los nutrientes y empieza a marchitarse. La clave está en encontrar un equilibrio. Una forma sencilla de comprobarlo es introducir un palito o el dedo en la tierra: Si al sacarlo está húmedo, todavía no necesita agua, pero si sale seco, es momento de regar, pero siempre en pequeñas cantidades, evitando charcos en la maceta o el suelo.
  • Sustrato inadecuado: debe ser suelto y bien drenado para evitar acumulación de agua.
  • Rotación de cultivos: sembrar siempre en el mismo lugar agota los nutrientes del suelo y aumenta la presencia de plagas y enfermedades.

Deficiencias nutricionales

El ají necesita un suelo con buen balance de nutrientes y un pH adecuado. Cuando estos factores fallan, la planta muestra señales de deficiencia que se pueden identificar fácilmente:

  • Nitrógeno (N): hojas viejas amarillentas primero, el color progresa hacia las nuevas si es grave.
  • Potasio (K): bordes de hojas marrones y arrugados, con un halo amarillo; afecta primero a hojas más viejas.
  • Fósforo (P): crecimiento bajo, plantas pequeñas y sin vigor.
  • Zinc (Zn): amarilleo en la base de la hoja.
  • Cobre (Cu): hojas nuevas amarillas; si la falta es severa, también se afectan las viejas.
  • Boro (B): afecta primero hojas nuevas, el follaje se vuelve quebradizo.

Estas deficiencias suelen estar relacionadas con tres factores principales: un suelo pobre en nutrientes, un pH inadecuado que, al ser demasiado ácido o alcalino, bloquea la absorción de minerales, y la falta de agua, ya que sin la humedad suficiente las raíces no logran asimilar los nutrientes disponibles.

Soluciones prácticas

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  • Aplicar fertilizante soluble en agua para aportar macro y micronutrientes de manera rápida.
  • Usar abonos orgánicos como fuente natural de nutrientes. Un buen ejemplo es el incorporar compost regularmente para enriquecer el suelo.
  • Aplicar fertilizantes foliares, que permiten una absorción más rápida de nutrientes por las hojas.

Factores naturales

El cultivo de ají puede verse afectado por diferentes factores naturales que debilitan la planta y reducen su producción. Entre los más comunes se encuentran las plagas, las enfermedades y la falta de agua o nutrientes. Identificar a tiempo los síntomas y actuar de forma preventiva es clave para mantener sus plantas sanas.

Plagas frecuentes en el ají

  • Minadores de hojas: sus larvas excavan túneles dentro de las hojas, dejando rastros en forma de senderos claros. Esto reduce la fotosíntesis, debilita la planta y puede hacer que las hojas se enrollen y caigan.
  • Escarabajos de las hojas: se alimentan de follaje, flores e incluso frutos, dejando pequeños agujeros redondos. Una infestación severa debilita la planta y la hace más vulnerable a otras enfermedades.
  • Orugas: mastican grandes porciones de hojas y pétalos, provocando daños visibles y reducción del crecimiento si no se controlan a tiempo.

La mejor estrategia es la prevención: revisar periódicamente la planta, mantener un riego equilibrado, enriquecer el suelo con materia orgánica y favorecer el control biológico de plagas antes de recurrir a insecticidas.

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Aunque no siempre es posible salvarla y el método difícilmente funciona más de una vez, existe una forma práctica de intentar recuperar una planta de ají seca. Lo esencial es actuar con rapidez, hidratar correctamente y eliminar las partes dañadas.

Pasos recomendados:

  1. Eliminar hojas y tallos secos: Pode todas las ramas, flores y hojas marchitas. Si no se retiran, la planta seguirá gastando energía en ellas en lugar de concentrarse en recuperarse.
  2. Evaluar la causa del problema: Revise si la sequedad se debe solo a la falta de agua o si hay otros factores como exceso de sol o presencia de plagas. Si encuentra insectos, elimínelos antes de hidratar.
  3. Rehidratar a conciencia
    1. Afloje la capa superior de tierra, ya que suele endurecerse y bloquear la entrada de agua.
    2. Retire con cuidado la planta con su cepellón intacto.
    3. Colóquela en un recipiente con agua tibia durante 10 minutos para que absorba humedad.
    4. Escúrrala bien antes de volver a sembrarla en maceta o jardín.
  4. Trasplantar si es necesario: Si la planta está muy debilitada, ubíquela en una maceta más grande con sustrato nuevo. Esto favorecerá el crecimiento de raíces y le aportará nutrientes frescos.
  5. Hidratar las hojas: En ambientes muy secos, pulverice agua sobre el follaje o cree un efecto invernadero cubriendo la planta con una bolsa transparente tras el riego, siempre evitando el exceso de humedad.

Ojo: revivir una planta seca no siempre tiene éxito y, si lo logra, quedará más delicada por un tiempo. La mejor estrategia siempre será la prevención, asegurando un riego adecuado y constante, especialmente en épocas de vacaciones o ausencia prolongada.

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