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Rocalla: cómo crearla y qué plantas usar en su jardín

Una rocalla es un jardín rústico de origen francés que combina rocas y plantas resistentes para crear paisajes naturales de bajo mantenimiento y gran valor decorativo.

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La  Huerta
26 de agosto de 2025 - 11:21 p. m.
Una rocalla es un jardín decorativo que aprovecha rocas y plantas resistentes para transformar espacios en rincones naturales y fáciles de mantener.
Una rocalla es un jardín decorativo que aprovecha rocas y plantas resistentes para transformar espacios en rincones naturales y fáciles de mantener.
Foto: Pixabay
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Si usted quiere un jardín atractivo, fácil de mantener y que conserve ese aire silvestre de la naturaleza, una rocalla puede ser la mejor elección. Este tipo de jardín combina rocas y plantas resistentes para recrear paisajes naturales que evocan la montaña o el campo, pero dentro de su propio hogar. Además, no exige cuidados complicados.

Una rocalla es un tipo especial de jardín, de origen francés, el cual está caracterizado por su estilo rústico y decorativo, donde predominan las rocas, piedras naturales o artificiales, grava y conchas como elementos ornamentales principales. El término proviene del francés rocaille y define un espacio donde las plantas, aunque importantes, son secundarias al diseño rocoso. Este tipo de jardín puede incluir elementos decorativos adicionales como fuentes o grutas para crear un ambiente más natural y atractivo.

Las plantas típicas de una rocalla son especies alpinas y rupícolas, es decir, plantas rústicas y resistentes que se adaptan a terrenos pobres, secos y con buen drenaje. Estas especies se caracterizan por su crecimiento compacto y su capacidad de prosperar en condiciones adversas, lo que las hace ideales para este tipo de jardín. También son comunes las plantas aromáticas de uso culinario y aquellas resistentes a la sequía.

Históricamente, este estilo de vida fueron muy populares durante la época de Luis XV y la Regencia, formando parte del estilo decorativo rococó con sus líneas redondeadas que evocaban conchas y volutas. Sin embargo, su verdadera popularización llegó a principios del siglo XX, cuando se hicieron accesibles al público general junto con una mayor variedad de plantas especializadas disponibles en viveros.

Esta popularización se debe a que una de las principales ventajas es su aprovechamiento de desniveles y espacios irregulares del jardín. Son ideales para disimular diferencias de altura en el terreno y convertir zonas problemáticas en elementos decorativos atractivos.

Además, ofrecen beneficios prácticos, pues requieren poco mantenimiento una vez establecidas, ayudan a ahorrar agua debido a las plantas resistentes a la sequía que albergan, son perfectas para suelos pobres donde otras plantas no prosperarían, y proporcionan una estética natural que se adapta tanto a jardines rústicos como modernos.

Estas construcciones paisajísticas son altamente adaptables en cuanto a tamaño y espacio. En espacios pequeños como balcones o terrazas, se pueden crear en macetas con buen drenaje, incluso reutilizando contenedores originales como antiguos bebederos. En espacios grandes, permiten composiciones más elaboradas con piedras de gran tamaño que estructuren el diseño del jardín.

Existen variantes especializadas de rocallas, como el alpinum (más específico para plantas alpinas), los jardines de cantos rodados y los jardines con bases de gravas. Los materiales decorativos como grava, gravilla y piedras no solo cumplen una función estética, sino que también protegen el sustrato, previenen malas hierbas y ayudan a mantener la humedad del suelo, contribuyendo al éxito del jardín de rocalla.

¿Cómo poner una rocalla?

Lo primero que debe considerar es dónde ubicar la rocalla. Aunque se trata de un jardín resistente, no todas las ubicaciones son apropiadas. Tenga en cuenta lo siguiente:

  • Pendientes naturales: son las más recomendadas porque facilitan el diseño. En terrenos planos también puede construirse, aunque requerirá mayor esfuerzo, ya que habrá que generar desniveles de manera artificial.
  • Espacio amplio: cuanto mayor sea el terreno, más atractivo resultará el conjunto y más elementos podrá incorporar.
  • Lejos de árboles y construcciones: de esta manera se evitan obstáculos que puedan limitar su desarrollo.

Además, la ubicación elegida debe cumplir con dos condiciones esenciales:

  • Buena iluminación: al menos seis horas de sol al día, ya que la mayoría de plantas que se utilizan en este tipo de jardines lo necesitan.
  • Drenaje adecuado: el suelo no debe encharcarse. Si es necesario, puede mejorarse con la adición de arena o gravilla fina.

El segundo paso consiste en trabajar con las rocas, que son la esencia de la rocalla. Para obtener un resultado natural y atractivo, siga estas recomendaciones:

  • Combine distintos tamaños y formas: esta mezcla dará un aspecto más auténtico.
  • Coloque primero las rocas grandes en la base, ya que servirán como soporte.
  • Use rocas propias del entorno siempre que sea posible, pues ofrecen un acabado más integrado con el paisaje.
  • Considere que el transporte y la colocación de piedras grandes pueden requerir maquinaria o ayuda especializada.

Una vez seleccionadas y ubicadas las rocas, es momento de formar la estructura:

  • El objetivo es imitar un montículo natural que podría encontrarse en el campo.
  • Evite alineaciones rectas o demasiado simétricas, ya que restan realismo.
  • Cree niveles con varias capas de piedras para dar profundidad y variedad al diseño.
  • Entierre parcialmente las rocas grandes en la base y coloque las más pequeñas en la parte superior.
  • Verifique que toda la estructura quede bien asentada y estable, sobre todo si se encuentra en zonas con lluvias intensas o heladas, que podrían desplazar las piedras.

El último paso es la selección de las plantas, un aspecto clave para dar vida a la rocalla:

  • Prefiera variedades autóctonas, adaptadas al clima local y resistentes a suelos pobres y bien drenados.
  • Una buena combinación es mezclar plantas perennes, suculentas y cubresuelos, lo que aporta variedad y atractivo durante todo el año.

¿Qué plantas puede usar?

  • Tomillos

El tomillo común (Thymus vulgaris) es un pequeño arbusto perenne de la familia de las labiadas que raramente supera los 30 centímetros de altura, caracterizado por sus tallos leñosos en la base y herbáceos en la parte superior que se agrupan en matas densamente ramificadas. Sus hojas son diminutas (5-8 mm), de forma oblonga-ovalada con bordes curvados, de color verde oscuro por el haz y blancas y tomentosas por el envés, mientras que sus pequeñas flores blancas o rosa violáceo se agrupan en espigas en los extremos de las ramas.

Esta planta mediterránea es ampliamente utilizada en gastronomía y medicina por sus propiedades digestivas, antisépticas y vigorizantes, y sus aceites aromáticos intensos que atraen polinizadores dípteros e himenópteros, habiendo logrado adaptarse exitosamente a ecosistemas de América, África y Asia más allá de su origen mediterráneo.

  • Fuchsias

Fuchsia es un género de plantas con flores de la familia Onagraceae que comprende entre 100 a 110 especies principalmente distribuidas en Sudamérica, aunque algunas se extienden hasta Centroamérica, México, Nueva Zelanda y Tahití, siendo conocidas popularmente como fucsias, aretillos, pendientes o zarcillos de la Reina.

Son en su mayoría arbustos que miden entre 20 centímetros y 4 metros de altura. Sus hojas suelen ser alargadas y opuestas, con bordes un poco dentados además, lo más llamativo son sus flores colgantes en forma de pendientes, con cuatro sépalos largos y cuatro pétalos más cortos.

  • Violeta de los Alpes

La Violeta de los Alpes o ciclamen (Cyclamen), también conocida como artánita o pan de puerco, es una planta herbácea perenne que crece desde un tubérculo y representa una excelente opción para climas fríos como el de Bogotá debido a su floración prolongada y resistencia. Esta planta se caracteriza por sus hojas en forma de corazón con bordes dentados y follaje verde intenso con tonos claros que puede alcanzar hasta 40 centímetros de altura, pero su principal atractivo son sus distintivas flores con pétalos curvados que se unen en la base formando un tubo redondo, disponibles en una amplia gama de colores que van desde suaves tonos rosa y blanco hasta intensos violetas y púrpuras, con la notable ventaja de que estas flores pueden durar semanas o incluso meses, proporcionando color y belleza durante períodos extensos incluso en condiciones climáticas adversas.

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