Publicidad

Una huerta florece en el corazón de Medellín: el nuevo espacio del Centro Cultural

En pleno centro de Medellín, el Centro Cultural del Banco de la República cultiva una huerta urbana que une arte, memoria y sostenibilidad

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Leidy Barbosa
26 de octubre de 2025 - 06:00 p. m.
Fortalecer la soberanía y seguridad alimentaria, reconociendo las semillas como base de la vida y del conocimiento compartido.
Fortalecer la soberanía y seguridad alimentaria, reconociendo las semillas como base de la vida y del conocimiento compartido.
Foto: Emma Zapata. Banco de la República.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Si usted está en Medellín y quiere conocer una huerta especial, ponga atención, porque en pleno centro de la ciudad hay un lugar donde la naturaleza florece entre el arte, la historia y el conocimiento. En el Parque Berrío, el Centro Cultural del Banco de la República abre sus puertas a quienes buscan descubrir nuevas formas de conectar con la cultura y con la vida misma.

Y es que en medio de un escenario cultural lleno de arte, música y filatelia, el centro cultural está dando un paso más hacia la sostenibilidad con la creación de una huerta urbana en el tercer piso del edificio.

Este nuevo espacio, según cuenta Diana Elisa Arango Tovón, jefe del Centro Cultural del Banco de la República en Medellín, hace parte del proyecto nacional “Semillas de las memorias que llevan vida”, una iniciativa que invita a reflexionar sobre la espiritualidad, la medicina, el cambio climático, la alimentación y la autonomía alimentaria.

“De la reflexión sobre cómo unirnos más allá de las actividad planteadas en el proyecto de semillas nació la idea de dar nueva vida a los cajones de madera que antes transportaban dinero que, tras inmunizarlos, se convirtieron en la base de la huerta”, dijo la jefe.

Después de inmunizarlos, cuenta que establecieron contacto con Luis Arango, director del Banco de Germoplasma del Cerro de la Somadere. Luis lleva varias décadas trabajando en la reforestación de este cerro, que antes era un lugar donde se acumulaban desperdicios y basura, y que ahora está casi completamente reforestado. Con él se inició una conversación para conocer su experiencia y generar un intercambio de conocimientos.

“Juntos evaluamos el espacio disponible en el centro cultural: una terraza expuesta a condiciones climáticas exigentes. El desafío inicial era identificar plantas y semillas que pudieran resistir el sol intenso, el viento fuerte y las lluvias. Con su apoyo, realizamos una siembra colectiva que dio vida a la huerta”, dijo Arango.

¿Qué es lo que puede ver en esta huerta?

Actualmente, la huerta cuenta con nueve cajones de cultivo, distribuidos así:

  • Tres dedicados a alimentos: donde crecen zanahorias, rábanos, cebollas y lechugas.
  • Tres a aromáticas y plantas medicinales: con especies que aportan aroma, sabor y bienestar.
  • Tres a plantas florales: que embellecen el espacio y atraen polinizadores.

“En nuestra primera siembra colectiva nos reunimos junto a taitas de comunidades indígenas, ciudadanos, usuarios del centro cultural y personal de la institución. Hoy, los primeros frutos ya se cosechan, y además se han instalado seis cajones adicionales con enredaderas que servirán como barrera natural para reducir el viento y favorecer el desarrollo de las demás plantas”, dijo la jefe del centro cultura,

Algo bonito del proyecto es que también reconoce los procesos locales que se han venido fortaleciendo en Medellín. Por ello, trabajan junto a la Corporación Espora, una organización dedicada al cuidado, venta y educación sobre semillas. Con ellos se está desarrollando una infografía sobre el maíz y el frijol en Antioquia, que destaca la labor de Don Walter y Doña Ana, guardianes de semillas y además incluye:

  • Las variedades de frijol y maíz según la altitud del departamento.
  • Recetas, prácticas de siembra, utensilios y saberes tradicionales que fortalecen la soberanía alimentaria.

“Para el próximo año, se proyecta un ciclo mensual de actividades en fechas clave como el Día del Agua, del Campesino y de las comunidades afro e indígenas, con talleres e intercambios de conocimiento que conecten los saberes tradicionales con el cuidado del cultivo", comentó Arango.

Conozca más sobre Semillas: memorias que llevan vida

El Jardín Arqueobotánico del Museo del Oro Quimbaya es un aula viva que conecta arqueología, botánica y saberes ancestrales para valorar la memoria vegetal del Eje Cafetero y fortalecer la soberanía alimentaria.
Leer más
Conozca el único Jardín Arqueobotánico de América Latina en el Eje Cafetero
“Semillas: memorias que llevan vida” es un proyecto cultural del Banco de la República que promueve el diálogo entre saberes ancestrales y científicos sobre las semillas, la alimentación y la sostenibilidad ambiental en Colombia.
Leer más
Taller de semillas nativas: aprenda saberes ancestrales y técnicas tradicionales
El proyecto Semillas: memorias que llevan vida en Ipiales, promueve la restauración cultural y agroecológica en Ipiales mediante el rescate de saberes ancestrales, la conservación de semillas y el fortalecimiento de la educación ambiental comunitaria.
Leer más
Semillas que dan vida en Ipiales: saberes ancestrales y restauración cultural

Pero, ¿Por qué una huerta en un centro cultural?

“Más que un espacio de cultivo, la huerta se ha convertido en un lugar para tejer memoria viva y fortalecer los lazos entre las personas que la construyen y la habitan. A diario, usuarios del centro cultural se acercan a cuidar sus plantas, proponer ideas y compartir saberes. Ese intercambio constante —de conocimientos, consejos y experiencias— es el verdadero proceso de memoria que crece junto a las plantas”, explicó la jefe.

Menciona que además, en torno a esta memoria viva, destacan tres dimensiones fundamentales:

  • Transmisión generacional: el conocimiento se comparte mediante el diálogo, el aprendizaje colectivo y el voz a voz.
  • Reconocimiento a los saberes locales: especialmente a figuras como Don Luis, el corazón de la huerta, cuya labor en la reforestación del Cerro La Somadera inspira el proyecto.
  • Construcción de comunidad: cada encuentro se convierte en un ejercicio de colaboración, donde lo esencial es compartir y cuidar.

“Aunque la huerta es aún joven, su propósito es claro: ser un espacio de encuentro e intercambio de saberes, semillas y experiencias. Desde allí se promueve la seguridad y soberanía alimentaria, y se fortalecen valores que van más allá del cultivo: la diversidad, el cuidado y la posibilidad de construir ciudadanía desde la cultura", puntualizó Arango.

Y es que como explica la jefe, como espacio de memoria, la huerta articula todas las líneas programáticas del centro cultural. A través de ella pueden pasar múltiples expresiones: un taller de ilustración botánica, espacios de experimentación donde identifiquemos cómo las plantas producen sonidos (vinculándose con la música), creación de poesía, o el uso de las colecciones del Banco de la República para identificar materiales que hablen sobre plantas, semillas y alimentación.

“Esta interdisciplinariedad —no solo de saberes, sino también de formatos, colecciones, conocimientos de la sociedad y de quienes participan— es lo que le da sentido al proyecto. La intención final es que las personas vengan, siembren, cosechen, compartan, construyan en comunidad y aprendan, fortaleciendo así el tejido socia y reconociendo que, al cuidar la tierra, también cuidamos nuestra memoria y nuestro futuro", afirmó.

¿A futuro como ven esta iniciativa?

No todo ha sido bonito, pues aunque la huerta ha crecido de manera orgánica y ha despertado gran interés, su desarrollo también ha implicado aprendizajes, retos y momentos de reflexión.

Desde que se presentó el proyecto, han surgido múltiples aliados —guardianes de semillas, otras huertas urbanas y bibliotecas de semillas—, lo que ha facilitado la articulación y el intercambio de conocimientos. Sin embargo, la materialización del proyecto ha tomado tiempo, pues construir la huerta tal como se soñaba ha requerido paciencia y trabajo constante.

Entre los principales desafíos y aprendizajes se destacan:

  • El cuidado y la sostenibilidad del espacio: aunque al inicio se pensó que sería complejo mantener la huerta, el compromiso de la comunidad lo ha hecho posible. Don Luis, los empleados, los vigilantes y el equipo de mantenimiento —en especial un jardinero del banco— se encargan de su atención diaria, riego y seguimiento.
  • El equilibrio con la naturaleza: han aparecido palomas, tortolitas, mariposas y colibríes, transformando un espacio antes vacío en un espacio lleno de vida. También se han presentado pequeñas plagas, que buscan controlarse con plaguicidas naturales elaborados por Don Luis.

“A largo plazo, el mayor reto será sostener la huerta en el tiempo, adaptándola a las condiciones del clima, la lluvia y la humedad, que podrían requerir el reemplazo de algunos cajones o ajustes estructurales. Pero, incluso en sus primeros seis meses, el proyecto ya ha demostrado su poder transformador: ofrece un espacio verde en medio del centro de Medellín, un respiro entre el ruido y la contaminación, y un recordatorio de que es posible cultivar esperanza” resaltó la directora.

El futuro de esta huerta se proyecta como un proceso de crecimiento colectivo y de profundo aprendizaje sobre la vida. Quienes la impulsan reconocen que poseen un tesoro invaluable: las semillas, porque en ellas se entrelazan la cultura, la alimentación y la posibilidad misma de existencia, tanto humana como no humana. A partir de ellas, se busca construir encuentros que unan a personas diversas a través del alimento, desde su germinación hasta su preparación.

“En una dimensión más amplia, la huerta busca ayudar a comprender el territorio y la diversidad humana, fortaleciendo los lazos entre quienes han contribuido a construir sociedad, ciudad y país desde el trabajo con la tierra. Más que un espacio de cultivo, este proyecto se concibe como una excusa valiosa para encontrarse con el otro, dialogar sobre los alimentos, la medicina y las tradiciones, y reconocer las prácticas de quienes han dedicado su vida al cuidado del entorno", finalizó la jefe.

🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼

Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

Temas recomendados:

 

Pathos(78770)27 de octubre de 2025 - 03:49 a. m.
Esto es un despropósito porque este tipo de lugar corresponde al campo como actividad propia del campesino q requiere todo el apoyo técnico para que prospere.. en la ciudad deben implementarse antejardines como ornato y embellecimiento que no le quitan oportunidad al campesino pero q si fomenta el trabajo del jardinero y el cultivo de.las flores
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.