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Así es el ciclo de vida de un gato al crecer con un humano: cambia por completo

Esta convivencia no solo influye en su desarrollo físico y emocional, sino también en su comportamiento y en la forma en que interactúan con su entorno.

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La Red Zoocial
07 de marzo de 2025 - 04:51 p. m.
Los felinos adultos que han crecido con un humano tienden a apreciar la estabilidad en su entorno.
Los felinos adultos que han crecido con un humano tienden a apreciar la estabilidad en su entorno.
Foto: Freepik
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Los gatos son animales fascinantes, cuya relación con los humanos ha evolucionado a lo largo de siglos. Desde sus ancestros salvajes hasta convertirse en los consentidos de los hogares, los felinos tienen un ciclo de vida único, especialmente cuando crecen acompañados de una familia humana.

Esta convivencia no solo influye en su desarrollo físico y emocional, sino también en su comportamiento y en la forma en que interactúan con su entorno. A continuación, le contamos como cambia la vida de un gato al crecer en compañía de un humano.

La infancia

El ciclo de vida de un gato comienza en la etapa de cachorro, que va desde su nacimiento hasta aproximadamente los dos meses de vida. Durante este tiempo, los gatos son completamente dependientes de su madre para alimentarse y aprender sobre socialización y comportamiento felino. Sin embargo, el vínculo con los humanos comienza a formarse en este tiempo, cuando las crías son manejadas y acariciadas por las personas que las adoptan.

A esta edad, muestran un comportamiento juguetón y curioso, lo que facilita la interacción con los humanos. Los dueños de gatos deben ser conscientes de que este es un período crucial para su desarrollo social, ya que los felinos pequeños aprenden a confiar si son tratados con cariño y paciencia. A medida que se adaptan a su nuevo entorno, también empiezan a explorar su espacio, un comportamiento que fomentará su independencia.

El juego, también es una parte esencial de la infancia de un gato. Jugar no solo les proporciona diversión, sino que también les enseña habilidades de caza. Juguetes interactivos y actividades que imiten movimientos de presas pueden fortalecer el vínculo, además de permitir que el animal desarrolle sus habilidades motrices.

La adolescencia

A medida que el gato crece, llega la adolescencia, que puede comenzar alrededor de los seis meses y extenderse hasta el primer año de vida. Durante esta etapa, experimentan una serie de cambios físicos y hormonales. Si el gato no ha sido esterilizado, puede comenzar a mostrar comportamientos más territoriales y, en algunos casos, más agresivos.

Los gatos que crecen con humanos, sin embargo, suelen desarrollarse en un ambiente más tranquilo, donde se sienten seguros y protegidos. En esta etapa, su relación con las personas puede pasar por algunas fluctuaciones: si bien pueden seguir siendo muy cariñosos y sociables, también pueden volverse más independientes o, incluso, más exigentes en cuanto a su espacio personal.

Además, experimentan un aumento en su nivel de energía. Este es el momento perfecto para introducirlos a nuevos juegos o actividades que estimulen su mente y cuerpo. Los gatos que crecen con humanos también suelen ser más adaptables a nuevos cambios, ya sea mudarse de casa o la llegada de nuevos miembros a la familia, como otros animales o niños.

La madurez

Al alcanzar la madurez, alrededor de los dos o tres años, el gato se convierte en un adulto completamente desarrollado. En este punto, sus necesidades físicas se estabilizan, aunque su comportamiento sigue siendo influenciado por sus interacciones.

Es en esta etapa muestran una fuerte necesidad de rutina. Los felinos adultos que han crecido con un humano tienden a apreciar la estabilidad en su entorno, lo que los convierte en compañeros ideales para quienes buscan una mascota tranquila y cariñosa. Además, los que han vivido con personas desde pequeños desarrollan una comprensión más profunda de sus necesidades emocionales, buscando el contacto físico, como caricias o acurrucarse, como una forma de fortalecer su vínculo.

La vejez

Los gatos, en promedio, pueden vivir entre 12 y 16 años, aunque algunos llegan a superar esa edad. La vejez es una etapa que trae consigo diversos cambios, tanto físicos como conductuales. Los gatos mayores tienden a ser menos activos y pueden pasar más tiempo descansando, pero siguen siendo tan afectuosos con sus dueños como cuando eran más jóvenes. En esta etapa, es crucial que los humanos presten especial atención a la salud de su mascota, como a su dieta y necesidades médicas.

La relación entre el gato y su humano madura a lo largo de los años, con un vínculo profundo basado en la confianza y el cariño mutuo. Un felino que ha crecido con humanos se convierte en un miembro más de la familia, cuyo amor y compañía enriquecen la vida de quienes lo rodean.

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