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Muchas personas toman con gracia las actitudes de los felinos, pues, de vez en cuando, son las personas las que “parecen ser las mascotas de los gatos”. Este chiste no se ha creado en vano. Lograr que un gato escuche y decida seguir lo que se le está comunicando, parece una hazaña olímpica.
Sin embargo, María Alejandra Mejía Camargo – veterinaria zootecnista con énfasis en medicina interna de felinos y comportamiento– revela a La Red Zoocial las técnicas con las que logra capturar la atención de estos animales y lo que se les debe enseñar para que “hagan caso a sus tutores”.
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Lo anterior, conociendo que los gatos “son tercos y llevados de su parecer, ya que entienden la corporalidad de las personas, lo que quieren comunicar y aun así deciden ignorar a quien les intenta dar una orden”, dice Mejía. Muy diferente a como sucede con los perros.
Por esto, se debe tener muy presente el vínculo que tienen las personas con los gatos. La conexión entre humano y felino debe ser tan fuerte como para generar comodidad. Dependiendo de la cercanía, el gato entenderá mejor lo que está bien hecho y que no, según las señales que le exprese su tutor.
En la otra cara de la moneda, la responsabilidad de acatar normas no solo recae en el peludo. El ser humano también debe saber cómo entrenar a su gato dependiendo de la personalidad. “El adiestramiento se puede hacer con alimentos o premios, entendiendo que un felino no se entrena de la misma forma que un perro”, dice la experta.
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Además, agrega que ella no le ordena algo y luego de qué el gato lo ejecuta, lo premia. El asunto cambia un poco, ya que este modo es el que tradicionalmente se conoce para entrenar caninos. Con los felinos, “lo que hago es que los capturo en el momento adecuado. Por ejemplo, si el animal se sentó, por casualidad, le doy su premio, que pueden ser juguetes, alimentos, snacks o galleticas”, explica la veterinaria.
“Y así he logrado que muchos de mis pacientes entiendan qué es parar, qué es esperar, qué es sentarse, dar la vuelta, ponerse en dos paticas, dar la mano para que se dejen cortar uñas, lo que se relaciona con la obediencia”, dice y recalca que esto no sería posible si el vínculo entre el cuidador y la mascota no fuera lo suficientemente fuerte.
Para saber hasta qué punto se le puede exigir a un gato, hay que entender la personalidad y las características del mismo. La especialista dice que cada uno de estos animales es único. Pues, algunos son muy tercos y no les interesa tener relación con los humanos, por lo que no se espera interacción con personas y menos el cumplimiento de órdenes, así que se espera lo mínimo.
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“En el caso contrario, que ocurre cuando hay una fuerte conexión con el gato, si se puede esperar que sepa entender los comandos básicos o incluso, más allá, como saltar, abrir puertas”, concluye Mejía y aclara que nunca se debe poner en duda la inteligencia de los animales, por lo que realmente deciden hasta qué punto van a prestar atención o no.
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