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El pasado lunes, 10 de junio, entró en vigor la legislación que obliga a todos los dueños de gatos a mantener a su mascota con un microchip en Reino Unido. De acuerdo con la normativa, este aparato permite que los datos de contacto del animal se almacenen y se mantengan actualizados en una base de datos.
“Con más de 9 millones de gatos en Inglaterra, la introducción del microchip obligatorio facilitará que los gatos perdidos o callejeros se reúnan con sus dueños y regresen a casa sanos y salvos. El microchip ya es obligatorio para los perros y se ha demostrado que es el método más eficaz para identificar mascotas perdidas, ya que los perros con microchip tienen más del doble de probabilidades de reunirse con su dueño”, explicó el Gobierno de Reino Unido en un comunicado.
Los microchips son seguros y fáciles de implantar, con un coste medio de alrededor de £25, cerca de $130.000, por implantación y registro. Las organizaciones benéficas y de rescate de gatos pueden obtener un microchip por un precio reducido.
El proceso de implantación de un microchip implica la inserción de un chip, generalmente del tamaño de un grano de arroz, debajo de la piel de una mascota. El microchip tiene un número de serie único que el poseedor debe registrar en una base de datos. Cuando se encuentra un animal, el microchip se puede leer con un escáner y se puede identificar al dueño.
“Los gatos con dueño deben recibir un microchip antes de cumplir las 20 semanas de edad, y sus datos de contacto deben almacenarse y mantenerse actualizados en una base de datos de microchip para mascotas. Esto incluye a los gatos que normalmente solo permanecen en el interior”, informó el Gobierno.
El microchip no es obligatorio para los gatos que viven en libertad y con poca o ninguna interacción o dependencia humana, como los gatos de granja, salvajes o comunitarios.
El plazo legal se confirmó en la legislación promulgada en marzo de 2023, que otorga a los propietarios más de un año para cumplir con los nuevos requisitos. El incumplimiento de la ley podría suponer que los propietarios reciban una multa de hasta 500 libras esterlinas, cerca de $2.620.000.
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