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Es común que los tutores de los gatos vean cómo su felino pide más comida, aunque el plato todavía tenga algunas croquetas. Incluso, a veces maúllan pidiendo más y se ven molestos al ver el fondo del plato. De acuerdo con Pets Life, un sitio web especializado en animales, esto puede ocurrir por diversos motivos.
Inicialmente, debe saber que depende de cómo está acostumbrado a comer su peludo. Lo recomendable es que le deje la comida servida todo el día, salvo si tiene problemas de obesidad o lleva una dieta especial que los demás gatos del hogar no deban comer. De lo contrario, puede malacostumbrar a la mascota a ver el plato lleno, y cuando parece que se acabará la comida se pone ansioso o se estresa y desea más.
En otros casos, puede ser que la comida lleve servida varias horas y ya no le parezca tan fresca ni tan rica como cuando está recién servida de la bolsa. Así que lo aconsejable es acostumbrar al felino a que tenga en su plato porciones pequeñas y que se las acabe en menos de seis u ocho horas, para que siempre le pueda servir alimento más fresco tres o cuatro veces al día.
Por otro lado, el problema puede ser externo. Resulta que los felinos tienen la piel más sensible que las personas o los perros y esta sensibilidad es mayor en los pelos más grandes, largos y gruesos que tienen en cejas, bigotes y los pelitos gruesos cerca de sus patas.
Estos pelos táctiles son muy sensibles, por lo que nunca debe jalarlos ni cortarlos y dependiendo del tipo de bigotes que tenga su mascota, los platos les resultan incómodos para comer. Si es plano y pequeño es de los más problemáticos, pues no podrá alcanzar fácilmente el alimento en las orillas, así que le pedirá más comida, porque necesita comer cómodamente.
Otros platos difíciles son aquellos pequeños y profundos, donde tiene que meter toda la cara o la cabeza para comer. Son muy incómodos para sus bigotes y a veces hasta para sus cejas y cachetes, por lo que no son recomendables.
El plato ideal dependerá de cada peludo y de sus preferencias en cuanto a material, tamaño y forma. Los mejores son aquellos recipientes de cerámica, vidrio, e incluso de metal. Idealmente deben de ser anchos, curvos y poco profundos, sin orillas ni esquinas.
