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Carta escrita por Carlos Zuluaga*
¿Quién durante alguna etapa de su vida no fue testigo del cariño, el silencio reconfortante y la compañía de una mascota? Seguro que en el instante en que sentiste el amor, comprendiste que esto conlleva responsabilidades.
Con los años algunas personas pretenden dar soluciones a las necesidades de las criaturas de la naturaleza, pero hay quienes decidimos ir más allá y dedicamos nuestra vida al bienestar de nuestros hermanos, los animales.
Mi nombre es Carlos Zuluaga, veterinario del Centro de Rescate de Fauna Marina (en alianza con el Centro de investigaciones marinas del caribe y Corpmag) y quisiera contarles que el camino no es fácil. Está lleno de retos y de aprendizajes interminables. Diariamente, acuden a nosotros pacientes tan diversos: de pelos, escamas, plumas, que traen consigo alegría, pero también sus problemas.
Porque, he de admitir que no todo es felicidad en esta profesión, el acoso de los propietarios, de los colegas y el convivir con la muerte diariamente es algo difícil de sobrellevar.
El camino que describo te lleva por la senda que labres y hacia las especies de tus preferencias. Por el sendero que seguí y mis instintos, terminé en el mar, ayudando a los animales que en él habitan, siendo víctimas de las acciones humanas o vagando por el ancho del océano en búsqueda de alguien que les tienda una mano. Siempre silenciosos con sus complicaciones.
Hoy quiero invitarlos a seguir sus sueños, a luchar por ellos, y dejar que la ola los guie a su orilla favorita.
*Este contenido fue escrito por Carlos Zuluaga, en medio de un especial que publicamos en La Red Zoocial, para que los veterinarios escribieran a los veterinarios de las futuras generaciones, los sentimientos que les provoca su profesión y con lo que lidian en su cotidiano quehacer. Asimismo, buscamos que, por medio de la expresión escrita, puedan liberar aquellos sentimientos que no se han dicho.