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De acuerdo con varias investigaciones, los elefantes salvajes africanos pastan una media de 18 horas diarias durante las cuales no paran de comer. Así, un elefante africano adulto puede llegar a consumir unos 200 kilogramos de alimento al día, devorando cerca de 200 gramos de comida por minuto, el equivalente a dos mazorcas de maíz. Para comer a estas altas tasas, para estos animales se hace necesario coger con su trompa cuantas más comida sea posible de una sola vez.
No obstante, los científicos aún tenían la duda sobre cómo elegían el camino correcto para escoger su comida. Ante ello, investigadores del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford en colaboración con la organización benéfica Save the Elephants idearon un proyecto para investigar cómo la diversidad vegetal a microescala afecta al movimiento de los elefantes.
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Los hallazgos fueron obtenidos en la comunidad rural de Sagalla, en Tsavo (Kenia), un punto conflictivo para los elefantes saqueadores de cultivos. La recolección de imágenes se hizo a través del Sentinel 2A, un satélite de código abierto gestionado por la Agencia Espacial Europea que permitió a los científicos cartografiar cada trozo de vegetación dentro de cada píxel de 10 m en Sagalla y sus alrededores.
El estudio funcionó de la siguiente forma: mientras los elefantes se rastreaban normalmente a intervalos de una hora, el GPS portátil del satélite captó todos los giros y vueltas, cada matorral espinoso, cada árbol que un elefante tomaría en el camino elegido. Los datos sobre elefantes del estudio abarcaron el periodo comprendido entre enero de 2015 y 2020.
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Los resultados mostraron que los elefantes macho prefirieron caminar por senderos que tengan o lleven a plantas llamadas Combretum y Cissus, que solo comen los machos. Los grupos familiares caminaron por senderos que tenían Commiphora y Terminalia, que son una preferencia dietética para los grupos familiares formados por hembras y crías jóvenes. Además, cuando los dos grupos se combinaron y se movieron juntos, eligieron caminos que tenían o conducían a zonas donde estaban disponibles los dos manjares preferidos, en otras palabras, se aseguraron de que hubiera algo para todos.
El estudio es importante porque permite entender cómo acceden los elefantes a su vegetación favorita y esto podría ayudar a los gestores de la conservación a centrar los recursos en posibles focos de conflicto fuera de las zonas protegidas y a proteger mejor la diversidad vegetal dentro de los parques y las zonas de amortiguamiento. Según Europa Press, cartografiar la ubicación y composición de especies específicas de vegetación dentro de las comunidades vegetales también ayuda a los científicos a comprender mejor el impacto de la invasión humana y la eliminación de vegetación en los desplazamientos de los elefantes.
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La autora principal del estudio, Gloria Mugo, de Save the Elephants, un aliado de la investigación, declaró en un comunicado: “Es increíble el nivel de detalle que podemos inferir a partir de imágenes de satélite gratuitas sobre los procesos que controlan la dinámica espacial de los movimientos de los elefantes. Se sabe mucho sobre los tipos de alimentos que consumen los elefantes, pero poder destacar el hecho de que sus movimientos pueden estar impulsados por su dieta, basada en el sexo, ayuda a comprender mejor las interacciones ecológicas a microescala”.
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