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Luego de luchar por su vida y para sanar las quemaduras que ocupaban el 80% de su cuerpo, la guagua loba encontrada el domingo pasado –proveniente del municipio de Gramalote, en Norte de Santander– falleció en horas de la mañana a causa de un paro cardiorrespiratorio.
El animal fue rescatado en colaboración de la Defensa Civil, junto con la Corporación autónoma regional de la Frontera Nororiental (Corponor) y fue trasladado al Centro de evaluación y valoración de fauna silvestre, para recibir atención veterinaria de emergencia.
Samir León Restrepo, médico veterinario de la institución que atendió a la criatura, lamenta la situación. Pues los esfuerzos para que la guagua sobreviviera fueron numerosos: “Se le dio un tratamiento que consistía en antibiótico, soporte constante de oxígeno, nebulizaciones tres veces al día y todo lo pertinente y necesario para sacarlo adelante”, agregó Restrepo.
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La situación por la que pasó el animal, junto con su fallecimiento, son una invitación por parte de autoridades ambientales para que la comunidad ayude a preservar bosques en esta época de verano, que se agrava con el fenómeno del niño. Asimismo, evitar hacer fogatas en los paseos, para no generar focos de incendios que dañan a la fauna silvestre.
Incendios forestales, como los ocurridos en Gramalote, se han presentado en diferentes zonas del país, incluyendo páramos, durante el primer mes del año. En consecuencia, numerosas especies se han visto afectadas. Tal es el caso que ocurrió en Piedecuesta, pues se vieron perjudicadas al menos 150 hectáreas de vegetación, en las que se encontraban reptiles, lagartijas y erizos. En total se hallaron 70 especímenes incinerados y se rescataron con vida 17 animales de fauna silvestre y domésticos.
Al respecto, la organización WWF explicó que el fuego provoca la pérdida de una gran cantidad de flora y fauna en Colombia. Lo que significa un problema crítico, en especial para el país que es catalogado como el más biodiverso del mundo por kilómetro cuadrado. Ya que de una u otra forma, las repercusiones son nocivas para el resto del mundo: “De incendiarse un solo km² de bosque andino, amazónico, páramo o de cualquier ecosistema, representará una catástrofe enorme para el planeta”, dijo la organización.
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Por ahora, entre los afectados por el cambio climático está el Páramo de Berlín, que alberga diversas especies de frailejones. A su vez, esta planta resulta ser indispensable para la vida de una rana, una lagartija, un colibrí y más de 120 especies. “Y esto es lo que vemos. La enorme biodiversidad de los suelos, en términos de invertebrados, hongos y demás microorganismos, se ve gravemente afectada por los incendios. Al final, es el suelo, con sus organismos, quienes hacen posible la vida”, indicó Silvia Bejarano, especialista en Conservación en WWF Colombia.
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