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¿Se imagina perder a su gato, creer que se lo comieron los coyotes y que después de 12 años lo llamen para decirle que está vivo? Esta historia le pasó a una familia en Estados Unidos.
Butters, un gato negro atigrado, desapareció en 2011 en San Diego, Estados Unidos. En ese momento, su familia lo reportó como desaparecido y empezaron con su búsqueda, una que, lamentablemente, no tuvo resultados positivos.
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“Pensé que estaba muerto. Butters es un gato bastante aventurero, por lo que salía mucho. Aprendió a usar la puerta para perros y un día nunca regresó. Fuimos a buscarlo y supusimos que los coyotes lo atraparon porque hay un cañón cerca”, dijo Angelo Castellino, al medio de comunicación ABC 6.
Sin embargo, Butters logró sobrevivir por 12 años y su vida volvió a cambiar cuando decidió ingresar al patio de Dalton Churchwell, un oficial del Control de Animales del Condado de Riverside –RCDAS–, en California.
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Churchwell notó un gato deambulando por su patio trasero el 1 de octubre en Blythe, California. Logró atrapar al gato, lo entró a su casa y verificó que estuviera bien de salud. Luego, lo escaneó para saber si tenía un microchip y se llevó una grata sorpresa al saber que sí. El escaneo mostró que el gato se llamaba Butters y que había desaparecido en 2011 de su casa en San Diego.
El oficial Churchwell se arriesgó y llamó a los propietarios, quienes pensaron que era una llamada fraudulenta, porque no creían que el gato estuviera vivo. “Al principio, no contestamos porque pensamos que era una de esas llamadas fraudulentas, pero cuando volvieron a llamar, mi esposa contestó. Él le dijo que tenían Butters”, añadió Angelo a ABC 6.
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“Fue simplemente increíble. Estoy muy agradecido al oficial Churchwell por haber identificado a Butters”, aseguró el hombre. Ni la familia ni los mismos oficiales pueden explicarse cómo terminó Butters en Blythe, pues el gato tuvo que recorrer más de 320 kilómetros.
Angelo y su esposa Shelley estaban felices y ansiosos por encontrarse de nuevo con su querido gato, pero la distancia era un problema, pues se habían mudado a Stanwood, en Washington. La Fundación ASK –una organización sin fines de lucro comprometida con el apoyo, la educación y la comunicación de programas que apoyan al Departamento de Servicios para Animales– al enterarse de la historia se comunicó con la familia y se hizo cargo del vuelo.
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“Estábamos encantados de trabajar con el Departamento de Servicios para Animales para hacer posible esta reunión. Fue una historia maravillosa y estamos muy felices de saber que Butters está en casa y a salvo con su familia”, dijo Carolyn Badger, presidenta de la Fundación ASK, en un comunicado de prensa.
Y así fue como el 7 de octubre se volvieron a reunir. “Hola Butters”, dijo Shelley al ver a su hermoso gato de nuevo. La familia aseguró que el microchip fue fundamental para el reencuentro.
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