Publicidad

Así es el ciclo de vida de un perro cuando crece con un humano: cambia totalmente

Esta relación afecta no solo su crecimiento físico y emocional, sino también su comportamiento y la manera en que se relacionan con su entorno.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
La Red Zoocial
14 de marzo de 2025 - 04:11 p. m.
Cuando un perro crece junto a un humano, la adolescencia se convierte en una etapa fundamental en su relación.
Cuando un perro crece junto a un humano, la adolescencia se convierte en una etapa fundamental en su relación.
Foto: Freepik
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Los perros que crecen junto a una persona, experimentan un ciclo de vida muy diferente al de aquellos que nacen y viven en la calle. Esta diferencia no solo se refleja en el comportamiento, sino también en la salud física y emocional del animal, lo que demuestra cómo la compañía humana influye profundamente en su desarrollo.

Infancia: el primer contacto

El ciclo de vida de un perro comienza en su nacimiento, y en el caso de los perros que crecen con humanos, los primeros meses son cruciales para su desarrollo. Un cachorro que crece en un hogar suele estar rodeado de atención, cuidados y cariño. Desde su llegada, es alimentado y protegido, lo que favorece su crecimiento saludable. Además, los humanos tienden a proporcionarle un entorno seguro, lo que le permite explorar su mundo sin el peligro inmediato que enfrentan los perros que crecen en las calles.

En cambio, los cachorros que nacen en la calle enfrentan una realidad mucho más dura. Desde el momento en que nacen, deben aprender a sobrevivir. A menudo, son separados de su madre muy pronto, y el acceso a la comida es limitado, lo que impacta su desarrollo físico y mental. En su entorno, no hay contacto constante con personas, y su socialización se limita a lo que pueden aprender de otros perros o seres humanos ocasionales, lo que aumenta las probabilidades de que desarrollen comportamientos de desconfianza o agresividad.

Adolescencia: la socialización con los humanos

Cuando un perro crece junto a un humano, la adolescencia se convierte en una etapa fundamental en su relación. Durante esta fase, los perros que viven en hogares reciben la guía y el entrenamiento necesarios para adaptarse a las normas sociales de la convivencia humana. Los dueños suelen enseñarles comandos básicos como “sentado”, “quieto” o “aquí”, y también les enseñan a comportarse en sociedad, lo que facilita su integración en diferentes entornos, como parques o reuniones.

Los perros que crecen en las calles, sin embargo, experimentan una adolescencia solitaria, donde la supervivencia se convierte en su prioridad. La falta de contacto humano en su vida diaria les impide desarrollar un sentido de confianza y afecto hacia las personas. Estos perros a menudo se sienten amenazados por los humanos, lo que puede generar conductas defensivas y agresivas.

Madurez: el impacto de la compañía humana

La madurez de un perro que ha crecido con un humano es una de las etapas más gratificantes tanto para el animal como para su dueño. Estos perros suelen ser más tranquilos, equilibrados y fáciles de manejar, ya que han recibido una educación constante desde su adolescencia. A medida que el perro se adapta a su hogar, se establece una rutina diaria que lo ayuda a sentirse seguro y amado.

Por el contrario, los perros que pasan su vida en las calles tienen una esperanza de vida significativamente más corta. La falta de acceso a una atención médica adecuada, junto con las condiciones extremas de su entorno, hace que su salud se vea gravemente afectada. Las heridas, las enfermedades y la malnutrición son comunes en estos perros, lo que acelera su proceso de envejecimiento. Además, los perros callejeros suelen vivir bajo un constante estado de estrés, lo que afecta su bienestar emocional y les impide disfrutar de una vida tranquila.

Envejecimiento: la diferencia en el bienestar

A medida que los perros envejecen, aquellos que han crecido con humanos suelen ser tratados con aún más cuidado. Los dueños de mascotas mayores son conscientes de las necesidades especiales de un perro envejecido, que puede sufrir de artritis, pérdida de visión o audición, y otros problemas relacionados con la edad. Los perros que viven con humanos pueden recibir tratamientos para aliviar el dolor y mejorar su calidad de vida en la vejez, como terapias físicas, suplementos dietéticos y revisiones veterinarias regulares.

El ciclo de vida de un perro que crece con un humano es radicalmente distinto al de aquellos que crecen en la calle. Mientras que los perros domésticos disfrutan de un entorno seguro, amoroso y saludable, los perros callejeros viven una existencia llena de dificultades, donde la supervivencia es su único enfoque.

La interacción constante con los humanos no solo mejora la calidad de vida de los perros, sino que también les proporciona una oportunidad de desarrollarse plenamente, tanto física como emocionalmente. Los perros que crecen con humanos no solo se benefician de un ambiente de cuidado, sino que también son más felices y equilibrados, lo que les permite disfrutar de una vida más larga y plena

🐾 ¿Quiere estar al día y conocer las últimas noticias sobre el mundo animal? Lo invitamos a verlas en La Red Zoocial. 🐶🐱

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.