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¿Cómo reacciona un perro cuando llega un bebé a casa?

Aunque el tiempo escasee, hay que buscar momentos para el juego, los paseos y las caricias.

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La Red Zoocial
09 de julio de 2025 - 09:06 p. m.
Un perro bien guiado no solo aceptará al bebé, sino que puede convertirse en su primer amigo.
Un perro bien guiado no solo aceptará al bebé, sino que puede convertirse en su primer amigo.
Foto: Pexels
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La llegada de un bebé a casa es uno de los momentos más importantes en la vida de una familia. Cambia rutinas, prioridades y dinámicas. Pero mientras los humanos se preparan con entusiasmo, listas de compras y nombres en discusión, hay un miembro del hogar que también percibe esa transformación, aunque de otra manera: el perro. Y sí, él también siente.

Para los perros, cualquier cambio en el ambiente familiar es significativo. Son animales sensibles, muy conectados emocionalmente con sus tutores, y profundamente observadores. Por eso, cuando un bebé entra en escena, no es raro que experimenten una mezcla de emociones que van desde la confusión hasta los celos, pasando por la curiosidad, la ansiedad o incluso el miedo.

Desde el embarazo, los perros empiezan a notar alteraciones. Cambian horarios, llegan objetos nuevos a la casa, los olores son diferentes. Algunos estudios han demostrado que los perros pueden detectar los cambios hormonales en la madre incluso antes de que ella sepa que está embarazada. A partir de ahí, comienzan a interpretar que algo se aproxima.

Cuando finalmente el bebé llega, los cambios se hacen aún más evidentes. El llanto, los nuevos sonidos, el ir y venir de visitas, los objetos que no pueden tocar, la atención que ahora se reparte de otra manera. Todo eso puede ser abrumador para un perro, sobre todo si antes era el “hijo único” del hogar.

¿Qué siente, entonces?

La respuesta depende de muchos factores: la personalidad del perro, su edad, si fue socializado adecuadamente, el tipo de vínculo que tiene con sus tutores, y por supuesto, cómo se manejó su adaptación al nuevo integrante.

En algunos casos, el perro puede sentirse desplazado. Si antes era el centro de atención y de un momento a otro los abrazos, los paseos y el tiempo de juego se reducen, es normal que reaccione con ansiedad o tristeza. Otros perros pueden mostrar signos de celos: ladran más, demandan atención, presentan conductas regresivas como hacer sus necesidades dentro de la casa o destruir objetos. Incluso hay quienes se retraen por completo, como si no supieran cómo actuar frente a este nuevo ser frágil y ruidoso que ha tomado el control de todo.

Pero no todo es negativo. Muchos perros desarrollan vínculos profundos con los bebés desde el principio. Algunos se convierten en protectores naturales, otros en compañeros silenciosos. Hay perros que se tumban junto a la cuna, que alertan si el bebé llora o que simplemente se mantienen cerca como una forma de cuidado. Con el tiempo, ese vínculo puede transformarse en una relación inseparable, siempre y cuando se construya con paciencia, respeto y guía.

Preparar al perro también es preparar a la familia

Una de las claves para lograr una buena convivencia entre el perro y el nuevo bebé es la preparación. No basta con esperar a ver cómo reacciona el animal. Desde antes del nacimiento, es recomendable ayudarlo a adaptarse a los cambios que se vienen. Pueden hacerlo con acciones simples como:

  • Establecer nuevas rutinas con anticipación.
  • Reforzar su entrenamiento y autocontrol.
  • Familiarizarlo con los objetos y sonidos del bebé (como grabaciones de llanto o pasear el coche vacío).
  • Reforzar su espacio propio, donde pueda descansar sin interrupciones.
  • Premiar su buen comportamiento ante cada nuevo estímulo.

Una vez el bebé esté en casa, es importante no dejar de lado al perro. Aunque el tiempo escasee, hay que buscar momentos para el juego, los paseos y las caricias. Incluirlo en las nuevas dinámicas, siempre con supervisión, lo hará sentir parte del hogar, no una pieza olvidada.

Un perro bien guiado no solo aceptará al bebé, sino que puede convertirse en su primer amigo. Crecer junto a un animal fomenta la empatía, el respeto por otros seres vivos y ofrece una compañía constante. Para el perro, también es una oportunidad de adaptarse y enriquecer su entorno afectivo.

Lo que un perro siente cuando llega un bebé a casa es tan complejo como lo que sienten los demás integrantes: alegría, confusión, curiosidad, celos, amor. Pero con tiempo, cuidado y responsabilidad, puede convertirse en una experiencia positiva para todos. Después de todo, los lazos más fuertes no siempre se dan entre quienes hablan el mismo idioma, sino entre quienes aprenden a convivir con amor.

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