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La deshidratación en los perros es una condición médica seria, que ocurre cuando pierden más líquidos de los que consumen, afectando el equilibrio de agua y electrolitos en su organismo. Aunque puede parecer un problema exclusivo de los días calurosos, también puede desarrollarse por enfermedades, falta de acceso a agua limpia o tras episodios prolongados de vómito y diarrea. Detectarla a tiempo es clave para evitar complicaciones graves.
Uno de los métodos más sencillos para detectar deshidratación en un perro es la prueba del pliegue cutáneo. Consiste en tomar con suavidad la piel de la parte posterior del cuello del animal y soltarla. En un perro bien hidratado, la piel vuelve rápidamente a su posición original. Si tarda en regresar o queda plegada, es señal de que el cuerpo ha perdido elasticidad por falta de agua.
Otra señal clara es la condición de las encías. Las de un perro sano deben ser rosadas y húmedas. Si están secas, pegajosas o pálidas, puede tratarse de deshidratación. También es importante observar si el animal presenta ojos hundidos, letargo, jadeo excesivo, pérdida de apetito o disminución en la producción de orina. Estos síntomas pueden aparecer de forma progresiva o repentina, dependiendo de la causa.
¿Qué puede causar deshidratación en perros?
Las razones por las que un perro se deshidrata pueden variar, pero las más frecuentes incluyen:
- Altas temperaturas y exposición al sol: durante los días calurosos, los perros pueden perder líquidos a través del jadeo, especialmente si no tienen sombra o agua a su disposición.
- Enfermedades gastrointestinales: el vómito y la diarrea provocan una pérdida rápida de líquidos y electrolitos.
- Fiebre o infecciones: al igual que en los humanos, un aumento en la temperatura corporal genera mayor pérdida de agua.
- Problemas renales o diabetes: algunas enfermedades crónicas alteran la capacidad del organismo para retener líquidos.
- Negligencia o descuido: la falta de acceso constante a agua limpia es una causa común, especialmente en animales que pasan mucho tiempo solos.
¿Qué hacer si cree que su perro está deshidratado?
Ante la sospecha de deshidratación leve, el primer paso es ofrecer agua fresca en pequeñas cantidades. No se recomienda que beban grandes volúmenes de golpe, ya que podrían vomitar. Si el perro no quiere beber, se le puede animar con agua saborizada, sin sal ni azúcar, como un poco de caldo de pollo natural, o mojando su hocico y encías con una gasa humedecida.
Sin embargo, si los síntomas son moderados o severos, como debilidad extrema, encías muy secas o falta de coordinación, es indispensable acudir al veterinario. Allí podrán realizar una rehidratación intravenosa o subcutánea y revisar si hay una condición médica de fondo.
El diagnóstico se complementa con exámenes como análisis de sangre, orina y pruebas específicas dependiendo del caso. Además del tratamiento con líquidos, en algunos casos se requiere medicación para controlar vómitos, infecciones u otras causas asociadas.
La prevención es el camino más seguro para evitar emergencias. Asegúrese de que su perro tenga acceso permanente a agua fresca, especialmente durante paseos largos o en climas calurosos. Cambiar el agua al menos dos veces al día y limpiar el recipiente con frecuencia ayuda a mantenerla libre de bacterias.
Durante el ejercicio o salidas prolongadas, llevar un bebedero portátil puede marcar la diferencia. En razas braquicéfalas, como el bulldog o el pug, que tienen dificultad para regular su temperatura corporal, es aún más importante extremar los cuidados.
También es fundamental prestar atención a cambios de comportamiento o apetito, ya que muchas veces los animales enfermos dejan de beber sin que el tutor lo note.
La deshidratación en perros puede pasar desapercibida en sus primeras fases, pero avanza con rapidez si no se actúa. Conocer los síntomas, reaccionar a tiempo y mantener una buena rutina de hidratación no solo previene enfermedades, sino que puede salvar la vida del animal. Como responsables de su bienestar, los tutores deben estar atentos a cada señal del cuerpo del perro, por más pequeña que parezca.
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