Perros facilitan los procesos de terapia de salud mental en niños, según estudio

Los perros facilitan los procesos de terapia de salud mental en niños. Estos animales son capaces de actuar de enlace emocional entre el terapeuta y los menores, así lo concluyeron investigadores del Hospital Clínic-IDIBAPS de Barcelona.

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La introducción de los perros en la terapia es un facilitador, un enlace emocional entre el terapeuta y el menor, y actúan como catalizadores de la terapia. Es decir, ayudan a que el ambiente terapéutico sea más fácil y manejable.

Según la jefa de servicio de Psiquiatría y psicología infantil y adolescente, Astrid Morer, el paciente está más colaborador, el vínculo con el animal lo calma y, por lo tanto, facilita la realización de la terapia, así como el trabajo de los profesionales.

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Los niños que participaron, todos menores de 13 años, presentan trastornos mentales graves como trastorno del espectro autista, trastornos de conducta, trastornos de estrés postraumático, ansiedad, y síndrome de Tourette, entre otras patologías psiquiátricas.

Ellos tienen dificultades sociales y cierta resistencia a la hora de realizar ejercicios de vinculo, pero cuando el perro está presente todo cambia: se observa una mejoría de asistencia, el niño está más tranquilo, es más fácil realizar las actividades y hay menos crisis de descontrol emocional.

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Según el enfermero especialista de salud mental e investigador principal del estudio, Elías Guillén, el número de crisis emocionales y agitaciones observado en el estudio fue significativamente inferior los días en que había terapia con perros, aproximadamente tres veces menos, comparado con los días con terapia sin perros.

Los investigadores anunciaron que ampliarán y estudiarán sus beneficios en pacientes de 13 a 17 años. El estudio fue realizado junto a profesionales de CTAC, especialistas en realizar este tipo de terapias con animales, y con la colaboración de Purina y la Fundación Caixa.

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La trabajadora de CTAC, Eva Domènech, explicó que estos perros realizan un entrenamiento, socializan y pasan un examen para determinar que sus aptitudes y actitudes se ajustan al perfil para desarrollar este trabajo y, una vez superadas estas pruebas, se convierten en perros de intervención asistida con animales.

Estos animales aportan “beneficios preventivos inestimables” que trasladan al entrono terapéutico como la responsabilidad, la motivación y la sensación de ser competente y capaz, según Domènech.

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Según la jefa de servicio de Psiquiatría y psicología infantil y adolescente, Astrid Morer, el paciente está más colaborador, el vínculo con el animal lo calma y, por lo tanto, facilita la realización de la terapia, así como el trabajo de los profesionales.

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Ellos tienen dificultades sociales y cierta resistencia a la hora de realizar ejercicios de vinculo, pero cuando el perro está presente todo cambia: se observa una mejoría de asistencia, el niño está más tranquilo, es más fácil realizar las actividades y hay menos crisis de descontrol emocional.

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Los investigadores anunciaron que ampliarán y estudiarán sus beneficios en pacientes de 13 a 17 años. El estudio fue realizado junto a profesionales de CTAC, especialistas en realizar este tipo de terapias con animales, y con la colaboración de Purina y la Fundación Caixa.

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La trabajadora de CTAC, Eva Domènech, explicó que estos perros realizan un entrenamiento, socializan y pasan un examen para determinar que sus aptitudes y actitudes se ajustan al perfil para desarrollar este trabajo y, una vez superadas estas pruebas, se convierten en perros de intervención asistida con animales.

Estos animales aportan “beneficios preventivos inestimables” que trasladan al entrono terapéutico como la responsabilidad, la motivación y la sensación de ser competente y capaz, según Domènech.

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