Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El lunes 3 de marzo parecía ser el día en que Coco, un tierno perrito negro, encontraría su hogar definitivo. Todo estaba listo para que, después de pasar un tiempo en un refugio, pudiera disfrutar del amor de una familia. Pero las cosas no salieron como se esperaba. Apenas 48 horas después de su adopción, Coco fue devuelto.
La familia que lo adoptó en Salamanca parecía encantada al principio. La mujer encargada no tardó en escribir al refugio para contar que Coco era “un perro buenísimo”: se llevaba bien con sus gatos, era obediente, limpio y muy tranquilo. Sin embargo, con el paso de las horas, su discurso cambió por completo.
Primero dijo que Coco era más grande de lo que imaginaba. Luego, que se asustaba al salir a la calle y que solo podía pasear con calma en las primeras horas del día, cuando había menos gente. Finalmente, admitió que no estaba dispuesta a ajustar su rutina por él. La frase definitiva llegó poco después: “Mañana a las 12 dejo a Coco en el refugio”. Y así lo hizo.
Con el corazón roto, el equipo del refugio volvió a recibir a Coco. Explicaron que todos los perros necesitan un proceso de adaptación y que, con paciencia y cariño, pueden convertirse en compañeros ideales.
Casos como el de Coco dejan en evidencia la importancia de adoptar con responsabilidad. Un animal no es un objeto que pueda devolverse cuando deja de encajar en la vida de quien lo adopta. Requiere tiempo, paciencia y compromiso, porque el amor que un perro entrega no es temporal ni condicionado.
🐾 ¿Quiere estar al día y conocer las últimas noticias sobre el mundo animal? Lo invitamos a verlas en La Red Zoocial. 🐶🐱