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La displasia de cadera, una enfermedad que afecta a los perros de diferentes razas, puede llegar a generar incapacidad permanente para mover algunas articulaciones, pérdida de masa muscular y una gran disminución en la calidad de vida.
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Según el American College of Veterinary Surgeons (ACVS), la displasia es “un problema que los perros comienzan a tener cuando crecen y causa inestabilidad o falta de ajuste (laxitud) en la articulación de la cadera”.
Dentro de las causas, destaca la herencia genética en razas particulares, como el pastor alemán. También, se encuentran las subidas repentinas de peso, exceso de alimentación durante la etapa de crecimiento, entre otros.
Si bien es algo que suele afectar a los perros en la vejez, también pueden darse casos en la juventud. Los síntomas aparecen progresivamente: dolor en la cadera, falta de disposición para hacer actividad física y cambios notables en la postura corporal.
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Cuando la enfermedad llega a una etapa grave, suele causar dificultades en la movilidad, pérdida de masa muscular en la cadera y las patas traseras, e incluso la pérdida de movilidad por artrosis.
Cuando se identifica alguno de los síntomas relacionados con la displasia, el animal debe recibir atención médica lo más pronto posible. “Se diagnostica con una combinación de dos métodos: las radiografías de cadera en una posición especial y unos métodos de palpación específicos que determinan la laxitud anómala de la articulación de la cadera; ambos requieren una sedación ligera”, afirma el ACVS.
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Dependiendo la edad del perro y la etapa en la que se encuentre la enfermedad, puede llegar a tratarse por medio de diferentes tipos de cirugía. Sin embargo, cuando se trata de perros con sobrepeso o de edad avanzada, las posibilidades de operar se reducen.
También es posible hacer terapias físicas que ayuden a aliviar el dolor y a mejorar la movilidad, acompañado de cambios en la alimentación y los hábitos del canino, pues es fundamental mantener un peso y salud adecuados para evitar la sobrecarga de la cadera.
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