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El amor y la generosidad del sacerdote João Paulo Araujo se ven reflejados en los animales, pues se dedica a recoger a perros abandonados en Caruaru, un pequeño municipio ubicado al noreste de Brasil. Sus actos han sido reconocidos por la comunidad, ya que aprovecha las misas para encontrar a quienes les puedan dar un hogar.
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El clérigo muestra algunos de los ejemplares que están disponibles –a través de redes sociales– después de ser bañados, cuidados y desparasitados, para que las personas sepan de esta iniciativa y decidan acoger a un peludito.
Lo complejo de la situación ha sido el espacio, ya que el padre no cuenta con un refugio apto para los perros. “¡Solo puedo rescatarte si adoptas! No tengo refugio y dependo de algunos espacios temporales que están superpoblados. ¡Por favor ayúdenos! ¡No compres, adopta! La carrera más bonita es la que tiene la historia más triste”, afirma Araujo en una publicación de Facebook.
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Sin embargo, su vocación por ayudar a mascotas no es reciente. Antes, cuando estaba en la iglesia de Sant’Ana Gravatá, se encontraba a perros con heridas en sus patas o con problemas en la piel, así que los ayudaba con la recoleta de donaciones y la colaboración de la comunidad.
Motivo por el que trae a la Capilla del Hospital São Sebastião, en Caruaru, su ardua labor que a veces carece de recursos, acompañado de especialistas en medicina veterinaria que le ayudan a ejecutar una de las partes más difíciles del trabajo: velar por la salud de los rescatados.
Por otro lado, también apoya la tenencia de mascotas, dejando que los creyentes asistan a misas con sus animales. ”La presencia en masa hace que nuestro espacio sea más que especial. Siempre son bienvenidos porque fue entre los animales que Jesús eligió nacer. Ella es Amora, quien amenizó nuestra misa de las 11:00 a.m. ”, expresa el cura en redes sociales.
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Para mantener a los animales desprotegidos que llegan a él, el Padre recibe alimento y medicamentos de quienes deseen aportar a la causa y lo pueden contactar a su Instagram o resto de redes sociales, en las que quienes se enteran de su iniciativa, agradecen e invitan a continuar con esta razón social que cambia vidas perrunas.
”El padre ya se ganó el cielo cuidando y dando tanto amor a todos los peluditos”; “es muy genuina su actitud, que sea un ejemplo para otros curas”, dicen algunos de los comentarios que le dejan las personas que siguen de cerca su gran trabajo.
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