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En plena jornada laboral, trabajadores de servicios públicos se percataron de que un perro había sido abandonado cerca de su zona de trabajo – un desierto ubicado en Washington, Estados Unidos –. El animal estaba justamente en una zanja, a un costado de la carretera. Los hombres se acercaron de manera cautelosa, pues no sabían si podía atacar.
Al acercarse, se dieron de que el animal tenía su hocico atado con cinta pegante. Al notar el estado del canino, Dylan Shulda, uno de los trabajadores, intentó ir en búsqueda de unas tijeras para cortar lo que amarraba la cara del perro. Sin embargo, la mascota, que ahora se llama Trooper, hizo gestos para que no lo dejaran solo.
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“Intentando apoyar su cabeza en mis brazos, la expresión (de su rostro) era ‘Simplemente no me dejes’”, dijo Shulda para el Washington Post.
Así que intentó aflojar la cinta con su dedo, pero no pudo quitarla completamente. No tuvo más opción que apartarse del canino por un momento, para tomar las tijeras que estaban en su botiquín de primeros auxilios. A pesar de contar con la herramienta que liberaría al perro, la cinta estaba tan apretada que le causó dificultad separar el hocico del perro. Por ello, finalmente el grupo optó por usar una navaja. Al lograr su objetivo, consiguieron un poco de agua para el perro, cuyo ánimo ya se había levantado al tener gente cerca, según Shulda. “Parecía bastante débil, como si hubiera estado allí por un tiempo”, añadió.
Mientras los trabajadores de servicios públicos inspeccionaban al perro, encontraron una quemadura en la parte superior de su cabeza y lo que parecía un agujero de bala.
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“Le dispararon a muy corta distancia”, dijo Shulda. Decidieron llevar al animal con el supervisor, lo pusieron en su camioneta y este se dirigió a Humane Society, un refugio ubicado a 96 kilómetros de distancia.
Darren Ullmann, director ejecutivo de Humane Society, recibió al canino cerca de las 4 de la tarde del 2 de noviembre. Los miembros de la institución lograron retirar por completo el adhesivo que llevaba el perro, lo bañaron y revisaron la herida de su frente. Procedieron a hacer radiografías y determinaron que efectivamente le habían disparado.
“Cuando la bala atravesó la piel del perro, se rompió al golpear su cráneo, se fragmentó y luego cayó hacia su mandíbula”, dijo Ullmann. Aparte de la herida de bala y una pequeña herida en la nariz, el perro “parecía perfectamente sano”, agregó.
No estaba deshidratado, por lo que los expertos que lo atendieron supusieron que Trooper no había pasado más de dos días a la deriva en la naturaleza. Además de este análisis, encontraron que el perro tenía dos años y que es un golden retriever rubio.
Un día después de que se encontró al perro, Humane Society les dio a sus seguidores una actualización en Facebook sobre “el perro más gentil y dulce”, que a pesar de haber soportado una experiencia horrible, estaba saliendo adelante como “un súper soldado”. Trooper fue adaptado por la persona que lo rescató en el desierto.
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