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En un hogar de paso vive Milly, una perrita samoyedo de mirada dulce y pelaje blanco como la nieve. Su historia es una de esas que se repite con demasiada frecuencia: pasó de ser la consentida del hogar a un ser invisible tras la llegada de un bebé a la familia.
Durante meses, fue desplazada poco a poco de su lugar. Los tiempos de juego se hicieron escasos, los paseos se redujeron y, con el tiempo, simplemente dejaron de tener espacio emocional para ella. Un día, sus dueños decidieron que “ya no tenían tiempo para Milly”, y así, sin mayor drama, cerraron un capítulo en su vida que para ella apenas comenzaba.
La Fundación Adopta un Buen Amigo Chan, que opera en Chía, Colombia, intervino para evitar que Milly terminara en la calle. Hoy, esta samoyedo se encuentra en un hogar de paso seguro y lleno de cariño, donde la cuidan, la entienden y le permiten recuperar su confianza. Pero ese espacio, aunque es muy bueno, no es permanente. Milly necesita y merece una segunda oportunidad, esta vez definitiva.
Desde la fundación, el llamado es claro: Milly no puede ir a cualquier hogar. Ya ha probado lo que es vivir bien, correr libre, recibir afecto constante. Por eso, no se trata solo de encontrarle un techo, sino una familia que entienda lo que ella necesita.
“Hemos recibido muy pocas postulaciones, y ninguna se ajusta a lo que Milly realmente requiere. En espacios pequeños se pone ansiosa, necesita libertad para moverse, para jugar, para sentirse parte de algo otra vez”, explican desde la Fundación.
El hogar ideal para Milly debe ser amplio, preferiblemente con jardín o zonas donde pueda correr y explorar con seguridad. También debe contar con personas activas, responsables y amorosas, que tengan tiempo para integrarla a su rutina diaria: paseos, juegos, compañía. No se trata de tener un perro en casa, sino de hacerla parte real de la vida familiar.
Aunque no es una regla estricta, desde la fundación recomiendan que el nuevo hogar tenga experiencia con razas activas como los samoyedos, conocidos por su energía, inteligencia y necesidad de estimulación constante.
“No es por nosotros, es por ella. Milly ya vivió el abandono una vez. Si vamos a cambiarle la vida, tiene que ser para mejorarla, no para que se conforme con menos de lo que merece”, insisten sus cuidadores actuales.
Una historia que merece otro final
Historias como la de Milly son reflejo de una problemática más amplia: el abandono emocional, una forma de maltrato menos visible pero igual de dolorosa. No siempre se trata de perros maltratados físicamente. A veces, el daño ocurre cuando dejan de ser prioridad, cuando el amor se vuelve ausencia y la presencia ya no importa.
La Fundación Adopta un Buen Amigo Chan trabaja todos los días para revertir estos casos. No solo rescatan animales, sino que se aseguran de que quienes los adopten estén preparados para hacerlo con conciencia, con recursos, y sobre todo, con tiempo y entrega.
Si cumple con el perfil, o conoce a alguien que pueda ofrecerle a Milly el hogar que necesita, puedes contactar a la Fundación a través de sus redes sociales o llenar el formulario de adopción, indicando en el asunto: “Adopción Milly.”
*Este artículo es informativo y se basa en datos proporcionados por las fuentes. El medio de comunicación no participa en procesos de adopción ni se responsabiliza por acuerdos entre particulares.
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