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Cuando Lene Ackermann regresó a su casa cerca de la medianoche, tras una jornada agotadora de competencias deportivas, lo último que imaginó fue encontrarse con una escena que cambiaría su vida. Al subir las escaleras, alertada por unos chillidos inusuales, encontró en la cama de su madre a un cachorro recién nacido. La sorpresa fue total: su perrita chihuahua de tres años, Lola, había dado a luz sin que nadie en la familia supiera que estaba embarazada.
“Estaba alimentando a los animales y me preguntaba dónde estaba Lola, porque no venía a buscar su comida. Luego la vi subir y bajar corriendo las escaleras”, contó Lene al medio PEOPLE. Al seguir el sonido de los chillidos, encontró al pequeño cachorro acurrucado entre el edredón y la almohada. Lola había elegido ese rincón íntimo para dar a luz, sin dar señales evidentes durante las semanas previas.
La familia convive con varios animales, cuatro gatos, dos chihuahuas adicionales y un perro grande, todos esterilizados, por lo que un nacimiento era lo último que esperaban. Aunque el papá del cachorro, un joven chihuahua llamado Pablo, de apenas ocho meses, no está castrado, nadie sospechó de un posible embarazo. “Mi papá tuvo una ligera sospecha porque dos de sus tetillas se inflamaron, pero solo dos, lo cual nos pareció raro. No subió de peso ni mostró cambios”, explicó Lene.
Tras la sorpresa inicial y una búsqueda minuciosa por toda la casa para asegurarse de que no hubiera más cachorros, la familia llevó a Lola y a su cría al veterinario. Allí confirmaron que todo había salido bien y que era completamente normal que una chihuahua primeriza tuviera solo un cachorro, especialmente si el padre también es joven.
El video del descubrimiento, publicado por Lene en TikTok, se viralizó rápidamente. Con millones de reproducciones, los comentarios oscilaron entre el asombro, el cariño y las preguntas sobre cómo un parto puede pasar desapercibido. Aun así, la historia conmovió a miles.
Lola, que siempre había mostrado un fuerte instinto maternal, llevando sus juguetes por la casa y protegiéndolos con celo, asumió su nuevo rol con total entrega. “No dejaba que ninguno de los otros animales se acercara al cachorro, ni siquiera a Pablo. Gruñía si alguien entraba a la habitación”, relató Lene. Sin embargo, con el paso de los días, la perrita fue bajando la guardia y ahora ambos, Lola y Pablo, cuidan a la pequeña.
La familia, encantada con la sorpresa, ya decidió que la cachorra se quedará con ellos. “Está sana, es adorable y hoy abrió los ojos. Todavía no tiene nombre, pero no hay duda de que es parte de la familia”, dijo Lene. “Ahora mismo está tomando el sol en mi cama. Es perfecta”.
Para los Ackermann, lo que comenzó como una noche cualquiera terminó siendo un recuerdo imborrable. Y aunque fue inesperado, todos coinciden en que la maternidad era algo que Lola llevaba dentro desde siempre.
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