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Albania Sagarra nunca imaginó que volvería a ver a Sugar, la perrita que adoptó en 2017 y que desapareció cuatro años después mientras estaba al cuidado de un familiar en Miami. Tras una intensa búsqueda y una falsa versión de su muerte, la joven vivió en duelo durante años. Pero a mediados de 2025, una llamada inesperada cambió su vida: Sugar estaba viva.
El emotivo reencuentro, registrado en un breve video de TikTok, muestra a Albania llorando mientras abraza a la perrita en un refugio de Florida. La publicación, con la frase “Los milagros existen”, rápidamente se viralizó y conmovió a millones de usuarios.
Sugar desapareció en 2021, luego de escapar de casa. La familia empapeló la ciudad con volantes, pidió ayuda en redes y recibió decenas de pistas. La más determinante vino de un hombre que aseguró haberla visto morir atropellada. Incluso llevó a Albania y a su familia al lugar del supuesto accidente. La historia era tan detallada que decidieron creerle, pese a no haber encontrado el cuerpo. “Nos dio un cierre que no pedimos”, dice hoy Albania, “y ella seguía allá afuera, sufriendo”.
La incertidumbre dio paso al duelo. “Era difícil aceptarlo sin haberla visto, pero no sabíamos qué más hacer”, recuerda. Durante cuatro años, la ausencia de Sugar fue una herida abierta.
Todo cambió cuando Albania recibió un mensaje en Instagram de Marianne, directora del refugio de donde adoptó a Sugar en Los Ángeles. La perrita había sido encontrada abandonada en Florida. Un refugio la recogió, y gracias al microchip que Albania había implantado años atrás, lograron identificarla. “No tuve que pensarlo. Sabía que era ella con solo ver la foto”, dice.
El reencuentro fue tan emotivo como devastador. Sugar, que antes pesaba entre 13 y 14 libras, apenas alcanzaba las 8. Estaba demacrada, con los huesos marcados y la mirada perdida. “No parecía ella. Ni siquiera me reconocía”, recuerda Albania con dolor.
Las secuelas físicas y emocionales de Sugar son profundas. Sufre de enfermedad renal, cardíaca, desnutrición severa y deterioro dental. También muestra signos de trauma psicológico: se asusta con facilidad, entra en pánico al quedarse sola y parece desorientada. “A veces siento que tiene demencia. O que ya no sabe quién soy”, admite Albania.
La familia ha comenzado un tratamiento médico intensivo y organiza turnos para que Sugar nunca esté sola. “Mi mamá, mi hermana y yo nos turnamos. Hacemos todo lo posible para que se sienta segura”.
Algunos internautas criticaron al refugio por no haber reconocido antes a la perrita, pero Albania los defiende: “La encontraron tirada, como si fuera basura. Hicieron lo que pudieron. Gracias a ellos, volvió a casa”.
El microchip fue clave. “La gente cree que es un GPS, pero no lo es. Es una identificación. Ese pequeño chip le salvó la vida”, explica.
Aunque la recuperación de Sugar es incierta, la familia no baja los brazos. Albania abrió una campaña en GoFundMe para costear los tratamientos y recibió una oleada de apoyo de personas anónimas.
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