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Durante un viaje en bicicleta atravesando el desierto del Sahara, Emily Lawson y un grupo de compañeros ciclistas se toparon con una perrita sucia y delgada mientras descansaban. Le ofrecieron algunas caricias, sin saber que ese simple gesto cambiaría sus vidas.
Cuando retomaron el camino, la perrita comenzó a seguirlos. Corrió junto a ellos durante más de 50 kilómetros bajo el sol abrasador del desierto. Al ver que apenas podía caminar y que las almohadillas de sus patas estaban completamente desgastadas, los ciclistas decidieron que no podían dejarla atrás.
Lawson, veterinaria y viajera, compartió la historia en un video publicado en su cuenta de Instagram (@thenomadvet.nz), donde mostró cómo protegieron las patas de la perrita envolviéndolas con calcetines para continuar el viaje con ella. Rápidamente, la bautizaron como Hara, y se convirtió en su sombra.
“Nos siguió sin saber si recibiría comida, agua, refugio o atención. Es la definición del mejor amigo del hombre. O tal vez, simplemente le gustan las bicicletas”, escribió Lawson en la publicación.
La historia de Hara, que acumuló más de un millón de vistas en Instagram, conmovió a usuarios de todo el mundo. “Ser elegido por un perro es lo más gratificante del mundo”, comentó una seguidora. “Felicidades, humana, ahora ella te adoptó a ti”, dijo otra.
Después de pasar solo una semana con Hara, los ciclistas la llevaron a un refugio en la ciudad de Agadir para terminar su ruta. Inicialmente, esperaban encontrarle un hogar en Marruecos, pero las probabilidades eran mínimas: el país cuenta con cerca de tres millones de perros callejeros, y tener mascotas no es común en los hogares.
Ante la dificultad de encontrarle un adoptante local, Lawson decidió que Hara debía irse a casa con ella. Sin embargo, el proceso no fue inmediato. Durante cuatro meses, la perrita tuvo que permanecer en Marruecos para cumplir con los protocolos de vacunación contra la rabia y otras pruebas sanitarias.
Finalmente, en abril, Lawson regresó al país para buscarla y llevarla al Reino Unido. “Está muy bien. Nos sorprende cada día con lo feliz que se está adaptando”, comentó emocionada.
Lo que comenzó como un simple encuentro en medio del desierto terminó convirtiéndose en una historia de rescate, amor y un nuevo comienzo. Hara, la perrita que no se rindió, ya tiene su hogar para siempre.
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