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¿Por qué las vacas no tienen dientes arriba?

Esto no es un defecto ni una condición particular de algunos ejemplares: se trata de una característica anatómica común.

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La Red Zoocial
16 de julio de 2025 - 04:36 p. m.
Las vacas nacen con una dentadura especializada para procesar pasto, heno y otros vegetales fibrosos. Imagen de referencia.
Las vacas nacen con una dentadura especializada para procesar pasto, heno y otros vegetales fibrosos. Imagen de referencia.
Foto: Freepik
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Quienes alguna vez han alimentado una vaca de cerca o han observado su hocico con atención habrán notado algo curioso: estos animales no tienen dientes superiores frontales. A diferencia de los humanos u otros mamíferos, como los perros y los gatos, la parte superior de la boca de una vaca carece de incisivos. Pero esto no es un defecto ni una condición particular de algunos ejemplares: se trata de una característica anatómica común y perfectamente adaptada a su dieta y forma de alimentación.

Las vacas nacen con una dentadura especializada para procesar pasto, heno y otros vegetales fibrosos. En total, tienen 32 dientes, pero su distribución es particular. En la parte inferior de la mandíbula, las vacas tienen ocho incisivos y 12 molares (tres a cada lado, en ambas mandíbulas). Sin embargo, en la parte superior, no tienen incisivos frontales. En su lugar, poseen una estructura llamada almohadilla dental o placa dental, que cumple una función clave en el proceso de alimentación.

Esta almohadilla es una superficie dura y fibrosa ubicada donde normalmente estarían los dientes frontales superiores. Al morder el pasto, las vacas usan sus incisivos inferiores para presionar contra esta placa, lo que les permite cortar la hierba de manera eficiente sin necesidad de dientes superiores.

La razón detrás de esta particular estructura dental está en la evolución de los rumiantes, el grupo de mamíferos al que pertenecen las vacas, junto con otros animales como ovejas, cabras, búfalos y ciervos. Todos ellos comparten un sistema digestivo altamente especializado para descomponer vegetación fibrosa y dura, especialmente gramíneas.

En este contexto, los dientes superiores frontales no resultaban necesarios. En lugar de desgarrar la comida, como lo haría un depredador con colmillos, las vacas utilizan una técnica de corte y trituración: arrancan el pasto con un movimiento de mordida y luego lo mastican lateralmente con sus molares. La ausencia de incisivos superiores reduce el desgaste innecesario y hace que el proceso de alimentación sea más eficiente.

Además, el movimiento de masticación de las vacas es predominantemente lateral, no vertical como en los humanos. Esto favorece una trituración prolongada de los alimentos, lo cual es fundamental porque el pasto debe ser suficientemente descompuesto antes de pasar al sistema digestivo complejo de estos animales.

La digestión en varios pasos

Las vacas son animales rumiantes, lo que significa que su proceso digestivo ocurre en varias etapas. Después de ingerir el alimento, este pasa al rumen, el primero de los cuatro compartimentos estomacales, donde comienza la fermentación gracias a la acción de microorganismos.

Luego, el bolo alimenticio regresa a la boca, donde es remasticado (lo que comúnmente se conoce como “rumiar” o “masticar el bolo”) y tragado nuevamente. En esta fase, los molares desempeñan un papel central: la trituración intensa permite que los microorganismos actúen más eficazmente en las siguientes fases del sistema digestivo.

Dado que el alimento se regurgita y se mastica varias veces, los incisivos superiores resultarían innecesarios e incluso podrían dificultar el proceso.

Por su parte, los terneros, como los humanos, nacen con dientes temporales, conocidos como “dientes de leche”. Alrededor de los dos años, los dientes definitivos ya han reemplazado a los temporales. Sin embargo, al igual que los adultos, nunca desarrollan incisivos superiores. Esta es una característica presente desde la etapa temprana de vida y que se mantiene en toda su vida adulta.

Lejos de ser una rareza, la ausencia de dientes frontales superiores en las vacas es un ejemplo de cómo la evolución moldea a los animales para maximizar su supervivencia y eficiencia en su entorno. Esta característica, junto con su estómago dividido en cuatro compartimentos y su capacidad para fermentar celulosa, las convierte en máquinas perfectamente diseñadas para transformar pasto en energía y nutrientes.

Así que la próxima vez que una vaca saque la lengua para recibir una manotada de pasto, deténgase un momento a observar su sonrisa particular: detrás de esa boca sin dientes de arriba, hay millones de años de adaptación natural.

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usucapion1000 .(15667)16 de julio de 2025 - 04:53 p. m.
Muy buena la explicación.
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