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En zonas rurales, no es raro que los sonidos del campo rompan el silencio de la noche. Entre ellos, el bramido de una vaca puede destacar y levantar preguntas en quienes lo escuchan. ¿Por qué una vaca brama de noche? ¿Es normal este comportamiento? La respuesta, según expertos en etología y veterinaria, depende de diversos factores físicos, ambientales y sociales.
El bramido, también conocido como mugido o balido en algunas regiones, es una forma de comunicación vocal en el ganado bovino. A través de este sonido, las vacas expresan necesidades, emociones o alertan sobre su entorno. Aunque se asocia comúnmente con las horas del día, su aparición nocturna no es inusual y puede tener múltiples causas, todas documentadas y respaldadas por investigaciones en comportamiento animal.
Comunicación dentro del rebaño
Una de las razones principales por las que una vaca brama durante la noche es para mantener contacto con otras vacas del hato. El ganado bovino es altamente social, y la separación, incluso temporal o parcial, puede generar ansiedad. Cuando una vaca se encuentra alejada, desorientada o simplemente no ve a sus compañeras debido a la oscuridad, puede emitir sonidos para ubicarlas o reconectarse con el grupo.
Según el Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), las vacas pueden desarrollar vínculos fuertes con ciertos individuos del rebaño. En esos casos, el bramido puede ser una señal de llamada específica. Este tipo de vocalización también se observa cuando una madre se comunica con su cría, sobre todo si están separadas. Si una ternera ha sido destetada o retirada, es común que la vaca la busque vocalizando con insistencia durante la noche.
Otra causa importante del bramido nocturno es el malestar físico. Dolencias como cólicos, lesiones, partos inminentes o infecciones pueden provocar que una vaca brame con frecuencia, independientemente de la hora. El dolor, al igual que en los seres humanos, puede alterar los patrones de descanso y activar comportamientos expresivos.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina indica que los cambios en la rutina, el encierro prolongado, la escasez de alimento o agua, así como las altas temperaturas, también pueden ser fuentes de estrés que se manifiestan con vocalizaciones inusuales, especialmente cuando el entorno está en silencio y la vaca se encuentra en mayor estado de alerta.
Factores ambientales y depredadores
Durante la noche, el entorno se transforma. El silencio y la oscuridad hacen que las vacas estén más atentas a estímulos sonoros o visuales inesperados. La presencia de depredadores, ruidos inusuales o incluso luces artificiales pueden activar el instinto de defensa y provocar vocalizaciones de advertencia o alarma.
En áreas rurales de América Latina, por ejemplo, los ladridos de perros, el movimiento de animales silvestres o el paso de vehículos por caminos cercanos pueden alterar la conducta del ganado. Las vacas, al percibir peligro, alertan a sus compañeras mediante bramidos, generando así una respuesta colectiva.
En el caso de las vacas no preñadas, el bramido nocturno puede coincidir con el periodo de celo. Durante esta etapa, que ocurre cada 18 a 24 días, las hembras presentan un comportamiento más activo y vocal. El bramido, en este contexto, cumple una función reproductiva: atraer la atención de los toros o avisar a otros miembros del hato que se encuentran en un estado fisiológico receptivo.
Investigaciones publicadas por la Universidad Estatal de Iowa han documentado que las vacas en celo braman con más frecuencia tanto de día como de noche. Este patrón suele durar entre 12 y 18 horas, y desaparece cuando finaliza el ciclo.
Un factor básico, pero común en zonas rurales, es la escasez de recursos. Cuando no se proporciona suficiente alimento o agua, las vacas pueden vocalizar durante la noche como manifestación de incomodidad o demanda. En climas cálidos, es habitual que las vacas se acerquen a los bebederos en horas frescas del día o durante la noche, y si encuentran dificultades para acceder, lo expresan bramando.
El bramido nocturno de una vaca no debe entenderse automáticamente como una señal de alarma, pero sí es un comportamiento que merece atención. Puede indicar necesidades insatisfechas, situaciones de estrés, cambios fisiológicos o simplemente una forma de comunicación natural dentro del grupo.
Observar la frecuencia, el tono y el contexto en que ocurre este sonido permite a los cuidadores o productores identificar posibles causas y tomar decisiones informadas sobre el bienestar del animal. En últimas, una vaca que brama en la noche está diciendo algo. Escucharla y entenderla, es parte esencial del manejo responsable del ganado.
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