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El pasado sábado, 11 de mayo, el Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica (MINAE) anunció a través de un comunicado el cierre definitivo de sus dos últimos zoológicos públicos: el Zoológico Simón Bolívar y el Centro de Conservación Santa Ana. La decisión se dio más de una década después de aprobarse una ley que prohíbe mantener animales salvajes en cautiverio.
Tras el anuncio, las autoridades estatales comenzaron a trasladar a los 287 animales que habitaban en los zoológicos a un centro de rescate, donde se evaluará su estado salud para determinar qué entorno les conviene más. Algunos llevan en cautiverio más de 30 años, según el ministerio.
“A partir de este momento, en presencia de un grupo de más 100 personas profesionales en manejo de vida silvestre, biólogos, veterinarios, funcionarios de MINAE se inicia el traslado de los animales silvestres. Algunos han estado en cautiverio por más de 30 años, todos se trasladan al centro de rescate de Vida Silvestre Tropical (Zoo Ave) para su valoración y determinar cuál es el mejor destino para cada uno de estos 287 individuos”, dijo la entidad en un video publicado en sus redes sociales.
Sin embargo, las autoridades informaron este viernes sobre la muerte de siete animales, mientras que unos 180 permanecen en cuarentena, con seguimiento cercano de los especialistas y “bajo monitoreo constante y buena adaptación”. De acuerdo con el MINAE, los animales que fallecieron son dos venados, un tepezcuintle (guagua) y cuatro aves. A todos los individuos se les realizará una necropsia para determinar la causa de su muerte.
“El deceso se puede deber a las condiciones de los animales y su cautiverio, lo cual puede promover una mayor predisposición por las condiciones propias de dieta, edad y espacio limitado de un recinto y las propias de la especie”, indicó el MINAE.
El Ministerio explicó que “el cautiverio en los animales silvestres es antinatural” porque “no pueden expresar sus comportamientos naturales totalmente, por lo que eso les causa un estrés constante”.
“Años de cautiverio, con pocos estímulos y recintos pequeños con pocos elementos naturales pueden aumentar el estrés. Además, el no contar con la información completa del estado de salud y manejo de cada animal, ya que la fundación (que administraba los zoológicos) no entregó los expedientes clínicos y de manejo, aumenta los riesgos de cualquier procedimiento y seguimiento”, añadió la entidad.
