El Magazín Cultural

Las heroínas olvidadas de la Independencia

El Archivo de Bogotá expone desde el pasado 2 de agosto hasta el 30 de septiembre la historia de 17 mujeres que hicieron parte de la lucha independentista y no han sido recordadas lo suficiente. La exposición se realizó con apoyo de la Alcaldía de Bogotá.

Juliana Jaimes Vargas
04 de agosto de 2019 - 02:00 a. m.
La exposición en el Archivo de Bogotá estará desde este mes hasta el 30 de septiembre. / Cortesía
La exposición en el Archivo de Bogotá estará desde este mes hasta el 30 de septiembre. / Cortesía

La primera exclamación que dio inicio al proceso independentista en Colombia provino de una mujer. En medio de la multitud en una plaza de mercado, su grito desgarrador rompió la tensión que desde días atrás venían soportando los comerciantes de la Nueva Granada. “Viva el rey, abajo el mal gobierno”, fueron las palabras de Manuela Beltrán, el 16 de marzo de 1781, cuando rompió el edicto de los impuestos que se fijó en la pared del cabildo. La historia cuenta que fue una cigarrera la que sembró en el pueblo la semilla de rebeldía que años después, el 20 de julio de 1810, se materializaría en el primer momento de independencia.

Sin embargo, la historia no termina allí y fue justamente otra mujer la que apareció nuevamente en los relatos independentistas. Hacia 1812, en plena adolescencia, Policarpa Salavarrieta ya fungía como activista de la causa libertaria como activa partidaria de Antonio Nariño. Y luego, cuando estalló la primera guerra civil en la Nueva Granada, se movilizó sin miedo frente a los españoles, que desde entonces la ficharon como una pieza que debía desaparecer. La Pola, como fue conocida, dio su vida por la libertad, y minutos antes de morir fusilada, en 1817, dejó una idea clara: gracias a nosotras también se ganó la guerra.

Lo cierto es que como Manuela Beltrán y Policarpa Salavarrieta hubo muchas más mujeres, con nombres desconocidos que deben ser rescatados en las antologías heroicas que, tras 200 años de independencia, las generaciones futuras deben conocer. “Nosotros tenemos un imaginario de la mujer en la historia de Colombia que no es cierto. La mujer sí participó en política, fue querellante, fue incitadora del desorden público, activista, y tuvo una cantidad de facetas que hoy desconocemos”, describe Sara Franco, museóloga del Archivo de Bogotá, la exposición que resalta el papel de 17 mujeres en 1819.

Josefa Canelones, quien estuvo en las filas del ejército patriota, tuvo un hijo en el páramo de Pisba en julio de 1819. Juana Bejar fue una de las mejores jinetes y acompañó como soldado al ejército de la campaña libertadora cuando atravesó la cordillera de los Andes. María Clemencia Caicedo y Vélez fundó el colegio de La Enseñanza, para la educación de las mujeres, en 1783. Águeda Gallardo le arrebató el bastón de mando al corregidor Juan Bastús y lo lanzó al piso en el parque de Pamplona, el 4 de julio de 1810. Rosa Zárate fue perseguida, robada y ejecutada en Tumaco en 1813 por apoyar la causa patriota. Estas son solo algunas de las 17 mujeres recordadas en la exposición Heroínas de la Independencia, la historia no contada, del Archivo de Bogotá.

La exposición, que se estrenó el pasado 2 de agosto y que estará abierta al público hasta el 30 de septiembre, dividió la historia de estas mujeres en tres grupos. Las llamadas heroínas precursoras, es decir, aquellas mujeres que inspiraron y contribuyeron con sus acciones al levantamiento del 20 de julio de 1810; las heroínas libertadoras, que entregaron su vida por la causa independentista de 1819, casi todas ellas en el ejército patriota, y finalmente, las heroínas visionarias, que corresponde al grupo de aquellas que, teniendo acceso a la educación, generaron proyectos sociales en pro de los derechos de la mujer.

En síntesis, ahora que se conmemoran los 200 años de la Independencia, hay un capítulo de la historia que no ha sido contado lo suficiente, y son los miles de nombres de mujeres que no fueron debidamente registradas como partícipes del proceso. No obstante, dos siglos de vida republicana son suficientes para desmitificar el rol de la mujer, que, contrario a lo que nos han enseñado, nunca fue pasivo y además representó una lucha doble: como súbditas del yugo español y como esclavas de los estereotipos que cargaron por el simple hecho de nacer mujeres. Ellas dieron su vida y lucharon por la libertad de un país al que aún le cuesta recordarlas.

 

Por Juliana Jaimes Vargas

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