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¿A quién le importan los Altos del Golán?

Esta zona estratégica, que le da una ventaja militar regional a quien la controle, ha sido durante años la pieza “olvidada” de los territorios ocupados.

Ben Hubbard/ Especial del New York Times

26 de marzo de 2019 - 10:00 p. m.
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En 2010, el presidente sirio Bashar al-Asad le pidió al presidente Barack Obama, en una carta privada, que patrocinara nuevas charlas de paz entre Siria e Israel, una quimera diplomática para una serie de presidentes estadounidenses.

El principal objetivo era el control de los Altos del Golán, un estratégico altiplano rocoso en el punto de tensión donde se unen los Estados modernos de Siria, Israel, Jordania y Líbano, del que Israel se había apoderado en la Guerra de los Seis Días, en 1967.

Las charlas nunca se organizaron y en 2011 estalló en Siria una guerra civil que destruiría el país y daría una nueva forma al orden regional a tal grado que cuando el presidente Donald Trump hizo un llamado, el jueves, a favor de que Estados Unidos reconociera la soberanía israelí respecto del Golán, el cambio fue recibido con indiferencia en el mundo árabe.

Ver más: ¿Qué son los Altos del Golán y por qué la polémica? 

Actualmente, los países del Golfo están más interesados en asociarse con Israel en contra de Irán que en defender ideas abstractas de dignidad árabe, y el malestar y los problemas económicos han dejado a otros países árabes más preocupados con sus propios asuntos.

En cuanto a Siria, su propia guerra ha dejado al país tan débil y repudiado que a pocos les importa qué quiere.

“El Golán siempre se consideró el tesoro que Israel cedería para obtener la paz con Siria, y ahora la paz no importa, Siria no importa y quizá Siria no existe en la mesa como el propietario legítimo de esas tierras”, dijo Kareem Sakka, editor en jefe de Raseef22, un sitio árabe de noticias.

Los Altos del Golán son una zona sorprendentemente hermosa y estratégica que le da a quien la controle una ventaja militar evidente respecto de la región circundante. Las fuerzas militares sirias solían bombardear Galilea, e Israel la tomó como un activo estratégico que consideraba necesario para su propia seguridad, por lo que desplazó a decenas de miles de habitantes árabes de la zona durante el proceso.

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Ver más: El decreto que firmó Trump sobre los Altos del Golán

Fue un golpe doloroso para los árabes, que consideraban la ocupación israelí como otro ejemplo de un orden internacional que no pudo imponer sus propias reglas. Siria lanzó un intento fallido para recuperar la zona en la guerra de 1973, que terminó con un armisticio que trajo a observadores internacionales, pero dejó la mayor parte del territorio bajo control israelí.

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En 1981, Israel anexó de manera efectiva el territorio, una decisión rechazada en una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU con base en el principio de que “la adquisición de territorios mediante la fuerza es inadmisible”.

“La decisión israelí de imponer sus leyes, jurisdicción y administración en los Altos sitios del Golán, ocupados, es nula y no tiene efecto legal internacional”, decía la resolución.

No obstante, había poco que hacer para aplicarla, y denunciar la ocupación se convirtió en punto de conversación esencial para el presidente Hafez al-Asad, el padre del presidente actual. En un país donde la actividad política no sancionada fue prohibida, los mítines para el Golán eran comunes y a los niños de edad escolar les enseñaron consignas a favor de su liberación.

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A pesar de esto, a menudo siguió siendo la pieza olvidada de los “territorios ocupados”. Sinaí fue devuelto a Egipto como parte de un acuerdo de paz, y el destino del Cisjordania y Gaza se volvió el enfoque de las charlas de paz entre Israel y los palestinos.

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Ver más: A Arabia Saudita no le gustó la decisión de Trump sobre los Altos del Golán

Varios presidentes estadounidenses intentaron revivir las charlas de paz entre Siria e Israel, lo cual culminó con el esfuerzo de Obama y John Kerry, su secretario de Estado. Pero la guerra civil siria cambió todo. Con todos sus recursos dedicados a vencer a los rebeldes y a los grupos yihadistas, el gobierno sirio dejó que el Golán cayera en su lista de prioridades. Conforme la guerra erosionaba el Estado sirio, Israel estableció relaciones discretas con los rebeldes cerca del Golán, y trajo a algunos a Israel para que recibieran atención médica.

La brutalidad de Al-Asad lo ha dejado con pocos miembros de la región que estén dispuestos a ponerse de su lado en un asunto de ley internacional, dijo Hussein Ibish, académico residente sénior en el Arab Gulf States Institute en Washington.

“Cuando la sociedad piense en Siria estará más preocupada por la muerte y el sufrimiento que con la pérdida oficial de algo que ya habían perdido hace mucho tiempo”, comentó.

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Sin embargo, el reconocimiento de Trump de la toma de las tierras de un Estado por parte de otro podría hacer más difícil que Estados Unidos ejerza presión cuando los líderes autoritarios lleven a cabo apropiaciones de tierras. “Las ideas del orden internacional y la ley internacional reciben un gran golpe”, dijo Ibish. “Ahora mismo, ¿qué le diríamos a Sadam Hussein en Kuwait? ‘No queremos que estés aquí’. ‘¿Basados en qué?’”.

Por Ben Hubbard/ Especial del New York Times

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