El próximo domingo los venezolanos acudirán a un nuevo proceso electoral, para escoger alcaldes y autoridades regionales. Más de 19 millones de ciudadanos están facultados para relevar a 335 burgomaestres, 2.435 concejos municipales y 2.366 concejales. Del abanico de candidatos, 16.880 según las autoridades comiciales, la mayoría está afiliada a dos opciones: la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y el oficialista partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En este contexto político tan polarizado es poco probable que algún candidato de una tercera vía pudiera tener un triunfo significativo.
La campaña opositora ha sido liderada por el excandidato presidencial, Henrique Capriles. La oficialista tiene la imagen del fallecido mandatario, Hugo Chávez Frías, quien ha sido el ícono de la propaganda política. De hecho, el logotipo oficial del Psuv es una figura con los ojos del exmandatario. El presidente, Nicolás Maduro encendió la polémica con la firma de un decreto que proclama al ocho de diciembre como el día de la lealtad y el amor a Hugo Chávez.
Esta acción fue denunciada como ventajismo abierto y flagrante por dirigentes de la coalición opositora ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). Su presidenta, Tibisay Lucena, desestimó la denuncia al afirmar que el presidente de la República está facultado para emitir cualquier decreto. “Nosotros no tenemos ninguna razón para adelantarnos y pensar que ese día se van a hacer cosas que están en contra de la ley”, dijo Lucena a la prensa.
La presencia de Maduro en la campaña ha sido casi imperceptible, “porque en el partido de Gobierno saben que no suma adeptos de manera automática como lo hacía Chávez. Maduro llegó a la presidencia con votos prestados al ser elegido por el líder como su sucesor. En el último mes, ha impulsado acciones que van dirigidas al chavismo: quiere decir que sí tiene capacidad para gobernar y que está tomando las riendas del país con energía. No habla de las elecciones municipales sino de cómo vencer la guerra económica que adelanta lo que él define como derecha apátrida. Sus actos quieren reforzar ante sus seguidores que tiene el control absoluto de Venezuela y que puede hacer lo quiera. No creo que a Maduro le interesen estas elecciones”.
Así lo opinó la consultora electoral Iria Puyosa, PDH de la Universidad de Michigan, en conversación con El Espectador. La analista advierte que estos comicios se desarrollan en un clima de zozobra y miedo, algo totalmente atípico. “El tema de los recurrentes cortes de electricidad en el país, la alta criminalidad, el desgaste de tantas elecciones sin alcanzar la victoria y la poca confianza en las instituciones como el CNE son factores que se mezclan entre los votantes opositores. Si los antagonistas a Maduro no salen a votar, el partido de Gobierno podría afianzar su poder y hegemonía en la sociedad”.
Puyosa señala que “los resultados de las elecciones presidenciales del 14 de abril evidenciaron que el país está dividido en dos mitades, 50% chavistas y 50% antichavistas. Si se impone el miedo, el Gobierno podría ganar abrumadoramente y cambiar esta correlación de fuerzas. El Psuv tiene una poderosa maquinaria electoral y recursos ilimitados para financiar la campaña. El Gobierno apuesta por proyecciones de 60% - 40% o más, con lo cual aspira aplastar a la disidencia”.
Otro analista, el politólogo Ángel Álvarez, sostiene que “en estos comicios habría que analizar los resultados del voto nacional como elemento principal y después el número de alcaldías que ganarían ambos sectores. Es indudable que el PSUV va a ganar la mayoría de las alcaldías, pero estudios de opinión señalan que la oposición se alzará en las grandes ciudades como Maracaibo, Barquisimeto, Valencia y en casi todo el Distrito Metropolitano de Caracas”.
Explicó que en las elecciones de 2008 había 355 cargos en disputa y la oposición sólo obtuvo 42 alcaldes. “Para 2013 los escenarios más optimistas dan la victoria en 100 localidades, en sitios en donde se concentra la mayor parte de la población. Otras proyecciones señalan que la MUD ganaría en 80 alcaldías. La oposición debe seguir trabajando con miras a construir una mayoría en las elecciones de diputados en 2015”.
Este PDH de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EEUU) coincide con Puyosa en que la abstención podría perjudicar a la coalición opositora. “En cambio, Maduro busca motivar a las bases chavistas con actos como el de la toma de la tienda Daka (electrodomésticos) otras acciones radicales. Él tiene que demostrar fuerza con actos de Gobierno que traen efectos temporales como la orden de bajar los precios en ciertos artículos pero que traerán graves consecuencias para la economía en el mediano plazo”.
De lado opositor, Álvarez asegura que “tienen pocos recursos y ya no aparecen en medios audiovisuales. Con la venta de Globovisión, que era la ventana de Henrique Capriles, la situación cambió; ya no existe en los medios audiovisuales y es una enorme desventaja”.
Sostiene que los antagonistas de Maduro no tienen un partido fuerte en donde haya trabajo de base y militancia comprometida. “La MUD vuelve núcleo a organizaciones de todo tipo y su gran logro es haber articulado el trabajo de grupos contrapuestos. Hay que rescatar la noción de los partidos políticos porque el poder no se obtiene por apariciones en televisión sino por trabajo de base. En este momento, Henrique Capriles está haciendo esto con buenos resultados, es su principal fortaleza. Encuestas de opinión señalan que tiene mucha aceptación entre sectores populares y por eso el Gobierno lo ataca e intenta neutralizarlo”.
Álvarez explica que “algunos sectores de la clase media han caído en la trampa de la abstención como forma de pasarle factura a Capriles, quien a mi juicio actuó acertadamente luego de perder las presidenciales frente a Maduro por pocos votos al no llamar a la gente a la calle”. Pero Iria Puyosa es lapidaria: “El Gobierno ha sido eficaz en su labor de paralizar a los opositores. Hay quien no ve salida a esto y se alinea con el poder pues piensa que los chavistas son los únicos que le pueden dar algo de comida y de beneficios de la renta petrolera. La forma de gobernar de los oficialistas es avasallante y no importa nada: Asamblea Nacional (Congreso), poder judicial y electoral, Fiscalía. Las instituciones no son relevantes sino la imposición del socialismo”.