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Diosdado Cabello Rondón es un inamovible de la Revolución Bolivariana. Desde que se gestaba el proyecto chavista en los años 90, este ingeniero militar estuvo al lado de Chávez. Siempre al pie del cañón: lo acompañó en la intentona golpista contra Carlos Andrés Pérez en 1992, y en 2002, cuando una rebelión sacó a Hugo Chávez Frías del poder por dos días, fue Diosdado Cabello, entonces vicepresidente, quien organizó la misión especial que le permitió al presidente volver a Miraflores. (Vea aquí un especial con todo lo que debe saber sobre la jornada electoral en Venezuela)
Un incondicional de Chávez que se ha paseado por todos los puestos posibles, de paso, amasando una inmensa fortuna y un importante poder político. Maneja el Poder Legislativo desde 2012, cuando fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional.
La periodista Olga Wormat lo califica como el más fiel representante de la “boliburguesía”, esa nueva clase rica de Venezuela, que surgió al lado de Chávez y que se recicla a lo largo de los años en varios cargos. Decía que no creía en la revolución sin Chávez, pero desde que Chávez en su lecho de enfermo designó a Nicolás Maduro como su heredero político, Cabello se ha mantenido firme a su lado, aunque muchos insistan en que en cualquier momento lo traicionará. Diosdado Cabello siempre ha tenido mala fama dentro de la oposición y un sector del chavismo. Conocido como “ojitos lindos”, desde que Chávez lo llamó así en una emisión de su programa Aló Presidente, es acusado de tener una ambición sin límites, de ser vengativo y arrogante. Según los cables de Wikileaks, los chavistas se refieren a él en voz baja como El Padrino, pues antes de llegar al despacho de Nicolás Maduro es necesario hablar con él. También señalan que es multimillonario, con jugosas cuentas en el extranjero, y ha sido acusado en varias oportunidades de liderar el cartel de los soles, que permite el paso de droga por territorio venezolano hacia EE. UU. Uno de los informantes de la embajada señalaba que Cabello trataba de expandir su influencia a varios sectores claves del país, entre ellos el financiero y el Consejo Nacional Electoral. Algo que, al parecer, consiguió.
De acuerdo con el director y propietario del diario El Nacional, Miguel Henrique Otero, “Diosdado es el que más grita, pero hay tres clanes con poder. El clan Cabello se maneja así: sus militares amigos están en cargos públicos; su esposa, Marleny Contreras, es ministra de Turismo; su hermano, José David, superintendente nacional tributario, y otros tantos cargos que maneja estratégicamente, con un poder económico grande”.
Cabello aspiraba a la reelección en la Asamblea como diputado por el estado Monagas, pero no seguiría siendo el presidente de la AN. La junta directiva se elegirá el próximo 5 de enero y el bando con mayoría simple la escoge. “Desde hace varios meses los chavistas, ante la posibilidad de una derrota, reorganizaba su organigrama, en el que Diosdado pasaría a la Vicepresidencia”. Una movida que cobra importancia en caso de ausencia del presidente.
El investigador del Observatorio Venezolano de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez, lo explica así: “El chavismo reorganiza sus fichas cuando debe hacerlo y ahora le apuesta a otra dura de la Revolución en la Asamblea: Cilia Flores”. La esposa de Maduro y “primera comandante de la Revolución” retornaría al ente legislativo, donde ya ha sido diputada y presidenta durante tres legislaturas hasta 2010. Flores se postuló a diputada por el estado Cojedes, de donde es originaria y en donde tenía el triunfo asegurado.
Según revela una investigación periodística en Venezuela, la familia más poderosa de la Revolución, por encima incluso de los Chávez, se apellida Maduro-Flores, que incluso le ha arrebatado poder a Cabello. Hermanos, sobrinos, hijos y hasta un exmarido dominan la nómina chavista: su sobrino es tesorero nacional y vicepresidente de Finanzas de Pdvsa. Wálter Gavidia, antiguo diputado del Parlatino, preside la Fundación Negra Hipólita; su hijo preside la fundación Propatria 2000. El politólogo Nicmer Evans le explicó a la Agencia Francesa de Prensa (AFP), que “Cilia Flores ha sido la pieza clave en el desarrollo organizacional del chavismo, hoy es la mujer más poderosa del gobierno”.
Y hay algo que diferencia a los dos clanes de poder. La pareja presidencial no tiene delitos sobre sus espaldas. Cabello tiene un historial de denuncias largo: El diario El Universal publicó un documento titulado “El expediente negro de Miranda”, en donde se reseñan 17 denuncias en su contra por compras sin soportes, licitaciones adjudicadas a dedo, transferencia de recursos para compras no justificadas, gastos excesivos y compras dobles de vehículos. En la Fiscalía archivaron las denuncias desde 2009.
El próximo 5 de enero, cuando se posesione la nueva cúpula de la Asamblea Nacional, y acabe la era de Diosdado Cabello, al menos en este organismo, Cilia dará la batalla frente a la oposición, en cabeza de Julio Borges, coordinador de Primero Justicia (el partido de Henrique Capriles) y Henry Ramos Allup, de Acción Democrática, quienes se disputan los cargos directivos del ente legislativo. Sin embargo, voces en el interior de la oposición señalan que este cargo genera disputas. Lo advertía María Luisa Chiappe, exembajadora de Colombia en Venezuela (2010) y expresidenta de la Cámara Colombo-Venezolana en un chat con lectores de El Espectador: “Lo peor que puede hacer la oposición es dividirse, deben estar unidos”.
¿Y los independientes?
En un país tan polarizado como Venezuela, varios candidatos que no se alinean ni con el chavismo ni con la oposición se presentaron como candidatos a diputados. Algunos pertenecientes al partido Marea Socialista -una escisión del Partido Socialista Unido de Venezuela- tenían posibilidades de salir elegidos e influir en el resultado final. Ellos aspiran a rescatar el “verdadero” legado de Hugo Chávez para las próximas décadas y consideran a Maduro como un traidor de su historia. El partido Avanzada Progresista, independiente, se movía con comodidad en el estado Falcón.