
La playa de Grand Isle, Luisiana, el 15 de febrero de 2025. Cuando el presidente Donald Trump emitió una orden ejecutiva el mes pasado rebautizándola como Golfo de América, las comunidades a lo largo de la costa se encontraron pensando en la cuenca de una manera que muchas nunca antes habían hecho.
Foto: NYT - EMILY KASK
En la zona más al sur de Luisiana, donde la tierra en el mapa parece granos de arroz y quimbombó en un plato de gumbo, la masa de agua que la bordea siempre ha tenido un papel importante. Ha transportado a los antepasados de la zona, ha permitido que se desarrollen las industrias que se convirtieron en la columna vertebral de la región, ha sido el escenario de tormentas devastadoras y, últimamente, ha erosionado la costa a un ritmo agresivo.
Vivir cerca del agua ha exigido comprender sus ritmos y sus consecuencias. Pero, durante generaciones,...
Por Rick Rojas, Kalyn Wolfe y Jennifer Reed | The New York Times
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