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Bolivia: La crisis que desató un nuevo aplazamiento de las elecciones

El gobierno interino de Jeanine Áñez aplazó de nuevo la fecha de los comicios generales y provocó un revolcón social en el país. Mientras las autoridades aseguran que lo hacen por salud, los seguidores del expresidente Evo Morales insisten en que es una estrategia para mantenerse más tiempo en el poder.

14 de agosto de 2020 - 03:57 p. m.
Los bloqueos se mantienen en las principales rutas del país que comunican a las regiones más pobladas como Santa Cruz y La Paz.
Los bloqueos se mantienen en las principales rutas del país que comunican a las regiones más pobladas como Santa Cruz y La Paz.
Foto: AFP - LUIS GANDARILLAS

Bolivia completó este viernes trece días continuos de protestas en contra del aplazamiento de las elecciones presidenciales, impulsadas por simpatizantes del expresidente Evo Morales que rechazan una nueva postergación.

Los bloqueadores creen que las prórrogas, a raíz de la pandemia del coronavirus, afectan al candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) Luis Arce, quien lidera la intención de voto, frente al expresidente de centro Carlos Mesa y la presidente interina Jeanine Áñez.

Desde que el Tribunal Supremo Electoral decretara un nuevo aplazamiento de la fecha, con fecha límite el 18 de octubre, en Bolivia se han presentado 142 bloqueos, en diferentes puntos del país. Los cortes en las carreteras han afectado el suministro de alimentos y medicinas en las principales ciudades del país, donde se registra escasez.

Mientras el gobierno interino asegura que el 18 de octubre es el día ideal para las elecciones, pues según ellos es la fecha en la que tienen “las mejores garantías de salud después de haber pasado el pico de la pandemia”, los opositores al gobierno de Áñez aseguran que estas prórrogas buscan otra cosa.

Las movilizaciones han sido convocadas por la Central Obrera Boliviana y sindicatos de campesinos, entre otros, a las que se han sumado también colectivos como mineros y ahora también profesores. Además del descontento por un tercer aplazamiento electoral, ahora también piden la renuncia de la presidenta Áñez, a quien acusan con cada prórroga de buscar quedarse en el poder.

El Gobierno interino, por su parte, acusa de estar detrás de las protestas y de la “desestabilización” al Movimiento al Socialismo (MAS), formación del expresidente Evo Morales, exiliado en Argentina.

Para resolver la difícil situación que se está viviendo en las principales ciudades del país, el gobierno boliviano ha dicho que está dispuesto a un diálogo, pero las opciones de que los campesinos se sienten en la mesa con Áñez parecen remotas.

Pues a pesar de que el mayor motivo de las repetidas suspensiones fue la pandemia y el temor a que se multipliquen los contagios, los manifestantes creen que es una estrategia del gobierno para quedarse en el poder “todo lo posible”.

Por ello, las protestas se han mantenido al son de exigencias de que las elecciones sean el 6 de septiembre y no el 18 de octubre como determinó el organismo electoral boliviano.

Preocupación por medicinas

La preocupación por la situación de orden público en Bolivia ha escalado ya al plano de las Naciones Unidas. El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió que pese a las protestas, se garantice el paso de ambulancias y materiales médicos para evitar un colapso por cuenta del COVID-19.

Por los bloqueos, por ejemplo, no está llegando de manera fluida oxígeno medicinal a los hospitales para los enfermos de coronavirus, que a la fecha causó 3.761 muertos y más de 93.300 contagiados, en una población de 11 millones.

Los hospitales de varias de ciudades como La Paz, Cochabamba y Sucre cada vez tienen menos reservas de oxígeno clínico. Un problema que también ha tocado a decenas de bebés recién nacidos que, por diferentes motivos, dependen de ventilación artificial para sobrevivir.

De acuerdo con el gobierno interino liderado por Jeanine Áñez, 31 personas han muertos en estas semanas por la escadez de oxígeno. Las autoridades señalan dos causas: El aumento acelerado de contagios por coronavirus y los bloqueos de las principales carreteras del país.

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Estas acusaciones han sido rechazadas por los marchantes pues, aseguran, que la escasez de oxígeno “no está relacionada con las protestas”. También dicen que el gobierno interino está buscando a quién echarle la culpa por su “mala gestión” de la crisis del coronavirus.

"Antes tampoco había oxígeno. Ahora nos acusan de que no llega por los bloqueos, pero la verdad es que el gobierno golpista no nos hacía llegar ni una aspirina", afirma Juana Quispe, diputada del partido que todavía lidera Evo Morales, a BBC Mundo. "Es por el gobierno que no tiene capacidad", insiste la legisladora del MAS.

La situación es tan crítica que la Unión Europea y la Iglesia Católica se han ofrecido como mediadores y así buscar acercamientos con los movimientos sociales que están detrás de los cortes de caminos y los partidos políticos. Se ha planteado una fecha tentativa para una primera conversación el próximo miércoles 19 de agosto, pero aún no hay nada concreto.

Lo cierto es que el debate sobre el aplazamiento de las elecciones por cuenta de la pandemia del coronavirus ha pasado del plano médico al político. Se espera que este año Bolivia pueda por fin elegir presidente, vicepresidente, diputados y senadores, en unos comicios pendientes desde la anulación de los de octubre del año pasado entre denuncias de fraude.

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